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Cómplices

En el departamento del norteamericano Edward Shaw y la chilena Bernardita Zegers se respira arte. Cada rincón, muro o espacio sirve de soporte para algunas de sus colecciones, testigos siempre de una historia o anécdota en común.

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Sencillamente alucinante. Así es, no sólo el departamento del curador de arte Edward Shaw y la artista Bernardita Zegers, sino también su historia y, por qué no decirlo, nuestra visita. La entrevista comenzó con un desayuno mientras la pareja nos contaba cómo se conocieron. Uno traía las tazas y el otro servía el café.

“Hace 11 años y unmes en una fiesta de poetas en la casa de Tony y Cilia Cussen, al que fui invitado por Benjamín Lira cuando le hacía un libro. Esa noche me cambió la vida. Sólo estaba de paso, seguía viviendo en Buenos Aires, y aquí estoy”, dice Shaw.

Entre Tunquén y Santiago se reparten hoy. Prefirieron vivir fuera de la capital y dejar este piso, ubicado en plena calle Monjitas, en el corazón del barrio Bellas Artes, como segunda vivienda. “Este departamento es como un paradero entre viajes, familia, amigos y la vida misma”, señala la dueña de casa.

Sin embargo, no por eso tienemenos de ellos. Cada rincón los representa a ambos. Nada se ha hecho sin el otro. Cada objeto es el exacto para cada rincón. “Somos tanto armadores del espacio como coleccionistas”, cuenta Ed, como le dicen sus cercanos.

El departamento lo encontraron en un día, “como todas las cosas que nos pasan a nosotros”, agrega la artista.Mientras visitaban a un amigo, el escultor Vicente Fajardo, recorrieron las cuadras del Bellas Artes, querían tener un lugar aquí, en medio de la ciudad. Y así fue cómo lo descubrieron en un primer piso de un edificio de los años 40, al que abrieron los espacios, logrando lucir su increíble altura. “Era un total desastre: oscuro y laberíntico. Si el antiguo propietario, Juan José Romero, ex marido de la artista Carmen Aldunate lo viera, no podría creerlo”, cuenta el curador.

Al mostrarnos cada lugar del departamento, surgieron historias y anécdotas, una tras de otra. Ed empezaba a relatar alguna y Bernardita nos contaba más detalles, y viceversa. Todas concluían igual: con complicidad. Amantes del arte, de las antigüedades y de la buena lectura, dicen que les gusta lo mismo. Es más, constantemente, se hacen pequeñas pruebas o “bromas”, como les llaman ellos. Cuando van a las ferias de anticuarios, uno elige un objeto, el más feo de todos, y le pregunta al otro: “¿Te agrada? A mí me encanta. ¡Llevémoslo!”. Se miran y se largan a reír. “No hay nada que no nos guste en este departamento. Está hecho totalmente por los dos. Es tan rico llegar a una casa en la que todo te identifica”, recalca Bernardita, mientras Ed asiente con la cabeza.

Pero ya es hora del aperitivo, el vinito del mediodía con el cual se sientan a conversar, uno de sus momentos favoritos del día. Nos invitan una copa y a compartir algo más de su historia.

  • Diferentes colecciones: Mortero indígena, crisol de bronce del siglo XVII, recipiente para leche de los años 30 y tetera de peltre y metal plateado.
  • "Este departamento es como una capilla. Me gusta, porque no sabes en qué lugar del mundo está. Su silencio es impagable", señala la artista Bernardita Zegers.
  • Cuando Ed se vino a vivir a Chile decidió formar una nueva colección de arte en papel. Quería estar rodeado de amigos, así que le pidió a cada uno una obra para traérselas a Chile: Valerio Adami, Pat Andrea, Al Capp, Antonio Seguí, José Luis Cuevas, Jan Voss, Leornardo Cremonini, Luis Benedit, Octavio Blasi, Jorge Demirjian, Lourdes Castro, José De Monte, René Bertholo y Guillermo Kuitca. Además hay varias esculturas de Bernardita Zegers.

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