En 1960 Herman Miller creó un departamento de innovación e investigación. La tradición del fabricante estadounidense se complementaría con nuevas ideas, materiales y sistemas de producción. Bajo la dirección de Robert Propst, tuvo como principal función realizar estudios sobre los problemas relacionados con el trabajo de oficina. Según los resultados, Propst estableció una serie de parámetros que debían revitalizar los muebles y optimizar los espacios de trabajo. El diseño que aquí vemos tiene la firma de George Nelson, quien desarrolló un sistema basado en componentes modulares y que ofrecía configuraciones versátiles, que se podían adaptar a los requerimientos cambiantes de la gente y su trabajo. Básicamente, un sistema que consta de varias mesas, un atril con un apoyo para los pies, una silla, mesa con mamparas para equipo de telecomunicaciones, estanterías apilables y accesorios. En su mayoría todos los elementos compartían la misma base en forma de U, que si se duplicaba formaba una H para elementos más pesados y grandes como una mesa de reunión.

Una innovación fue la incorporación de atriles, que ampliaban la superficie utilizable de los escritorios y permitían libertad de movimiento. También una cubierta que al final del día podía deslizarse, cubriendo los materiales que quedaran sobre la mesa. Diversas indicaciones de Propst fueron desechadas ya que limitaba los rasgos estéticos buscados por George Nelson. El Action Office de Nelson resultó más caro y complicado que la idea inicial de Propst, por lo que el mismo director del área de innovación de Herman Miller diseñó y lanzó en 1968 Action Office II, más económica y que combinaba módulos con mamparas intercambiables e independientes, inaugurando el sistema de organización flexible de los espacios de oficina más popular de los 70.