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Enredaderas de estación

Disfrutar a la sombra de la flor de la pluma, una buganvilla, perfumados jazmines y otras tantas plantas trepadoras que aparecen grandiosas durante esta época primaveral, es lo que quisimos mostrar en estos cuatro sugerentes escenarios.

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Wisteria sinensis, glicinia

Flor de la pluma De larga vida y excelente capacidad de rejuvenecer con podas regulares. Pierde sus hojas en invierno. Sus flores son de color violeta o malva agrupadas en grandes racimos colgantes que aparecen en primavera y a veces en otoño. Riego regular, más frecuente cuando la planta es todavía joven. Sus frutos son muy vistosos, pero también muy venenosos si se comen. Se adapta a pleno sol como a semisombra y resiste las heladas fuertes. Se ajusta a diferentes tipos de suelos, pero prefiere los arcillosos, fértiles y con buena retención de humedad. Es importante plantarla en un suelo profundo, pues crece con vigor y sus raíces se ramifican y son muy agresivas.

Bougainvillea, buganvilla

Arbusto de floración abundante, pleno sol y riego escaso. En verano, basta con regarla cada tres días. Sirve para formar parrones decorativos, cubrir muros y rejas. Florece en primavera, verano y hasta principios del otoño. Se presenta en distintos colores. Se adapta a cualquier tipo de suelo, siempre que no sea arcilloso, aunque prefiere los fértiles y bien drenados. No soporta el encharcamiento.


Jasminum azoricum

Jazmín de las Canarias Con hojas permanentes formadas por tres folíolos; flores blancas, pequeñas, muy perfumadas, que aparecen a fines de la primavera. Ideal para adherirse y cubrir muros. La planta es muy sensible a las heladas y no resiste muy bien los climas demasiado fríos.


Jasminum officinale, Jazmín común

Sus flores blancas reunidas en pequeños ramilletes son muy perfumadas. Florece a mediados de primavera. Se da al sol, también en semisombra, y resistente al frío. Vive en una gran variedad de suelos. Al ser arbustos trepadores es conveniente cultivarlos apoyados sobre muros o en soportes. Riego regular, no abundante, cada semana o cada quince días según sea de aire libre o de maceta. Después de la floración, la planta debe ser podada para obtener una floración más rica al año siguiente sobre las ramas jóvenes.

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