Extravagante, coleccionista, viajera, gozadora y varios adjetivosmás podrían sumarse, pero el quemejor describe la personalidad de esta diseñadora industrial es simpática. Lamisma buena onda que se plasma por entero en el departamento donde vive hace ochos años, en Ismael Valdés Vergara.

“Voy de flâneur por la vida”, me comenta en medio de la conversación. Tal cual, Macarena es de esas personas que se deleita paseando, caminando y deambulando por la ciudad, algo que, según ella, “sólo aquí puedo hacer”.

Socia de la firma DAW junto al arquitecto Pablo Bronstein desde el año 2001,Macarena confiesa que eligió este barrio justamente, porque aquí se “generan relaciones cruzadas, se crea una red y todos están pendientes del otro”.

Por esto, no es raro verla caminando a paso acelerado de un lado para otro, tocando el timbre de algún vecino, saludando a sus amigos que viven cerca, incluso desde el balcón de su edificio, con la copa de las araucarias como testigo.

Su departamento es total, partiendo de la base que su construcción data del año 1961 y fue obra de los arquitectos Emilio Duhart y Sergio Larraín. En su interior nos encontramos con un espacio completamente “personal y saturado”, según describe esta profesional de 31 años. Es precisamente allí donde hay huellas de las historias y experiencias de viaje que ha tenido Macarena a lo largo de su vida, a través de colecciones de arte, cristales, zapatos, espejos y antigüedades, todo encontrado en los lugares más recónditos y diversos.

“La gracia es obsesionarse con una colección”, afirma esta diseñadoramientras nos ofrece un té y nos adelanta que su próximo viaje será a Shanghái, para empaparse de las tendencias en diseño y arquitectura.