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La mejor respuesta, Bienal de Venecia 2016

De España. "Reportando desde el frente" es el llamado que hizo el chileno Alejandro Aravena para llevar a cabo la 15 Bienal de Venecia -que se realiza hasta el 27 de noviembre en Italia-, y fue ese país quien supo sumar a cuestas todo lo que conlleva la frase. Que con garras y mucha disciplina los arquitectos inviertan en necesidades reales, en problemas sociales y urbanos. España se llevó el León de Oro al mejor pabellón nacional. Aquí un recuento, las observaciones del evento y el porqué de la importancia de este 'statement'.  

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Como un soldado a punto de salir al campo de batalla, como un atleta de alto rendimiento antes de meterse al agua. “Reportando desde el frente” fue el llamado que hizo el chileno ganador del Pritzker, Alejandro Aravena, para llevar a cabo la 15 Bienal de Arquitectura de Venecia, que se realiza en estos momentos hasta el 27 de noviembre próximo. Lo que ocurre es que debemos estar en el frente. La realidad tiene obstáculos, batallas inconclusas, incendios voraces, miedos e insuficiencias constantes. Faltas, desgastes, excesos. Y la arquitectura también puede solucionar problemas de índole social, de índole político incluso.

Conversamos con Emilio de la Cerda, director de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Católica, que partió a Venecia junto a una comitiva de 185 personas. Él vio, palpó, y ahora recuerda, junto a nosotros, su visión de la muestra: “El llamado de Aravena, que está condensado en el título que le pone a la Bienal, ‘Reportando desde el frente’, manifiesta una voluntad por incorporar dentro del debate arquitectónico ciertas prácticas que muchas veces pueden ser consideradas más periféricas al núcleo disciplinar, pero según la visión de Aravena los arquitectos serían capaces de informar, de enriquecer y de traer al seno de la arquitectura preguntas acerca de la transformación de las sociedades, de tópicos urbanos respecto a la sustentabilidad, a la seguridad, a la segregación, a la discriminación, que son problemas políticos frente a los cuales los arquitectos, en visión de Alejandro -y yo coincido también con esa visión-, tienen algo que decir. ¿Por qué llama la atención ese enfoque? Porque si bien todos estos temas sí son parte de la disciplina, quizás en la doble lógica de una sofisticación intelectual muy grande de la academia arquitectónica, y desde una espectacularidad de soluciones donde la arquitectura aparece como una especie de expresión máxima de una estructura de valor superligada a lógicas de mercado más que a la capacidad de la arquitectura de generar transformación de procesos sociales, el curador de la Bienal de Venecia ha propuesto romper un poco esa inercia y poner sobre la mesa otras entradas de la disciplina igualmente válidas que por ahí traen las claves posibles para el desarrollo futuro de la arquitectura e incluso para definir la relevancia que tienen la arquitectura y los arquitectos en la sociedad”.

¿Por qué la visión o el llamado -o en otras palabras la Bienal- ha hecho tanto eco en distintas áreas y profesionales, no solo en el mundo de la arquitectura? Es interesante la visión porque su propuesta no cae en la trampa de suponer que para poder hablar de temas políticos, económicos, de transporte, de ingeniería, de pobreza incluso, el arquitecto tiene que abandonar su disciplina, su capacidad de diseño, su conocimiento específico. Muchas veces la trampa es que se cree que para que el arquitecto se meta en estos temas tiene que dejar un poco de ser arquitecto para convertirse en otra cosa. Se cree entonces que el arquitecto prescinde del diseño porque lo empiezan a percibir como un bien suntuario frente a los grandes problemas de la sociedad, esa es la trampa. Y Alejandro lo que planteó, tácita y explícitamente, son respuestas a problemas de esta naturaleza, desde la arquitectura, que se hacen con arquitectura y no con menos arquitectura. La arquitectura es capaz de sintetizar un problema complejo con otro tipo de entradas. Es con arquitectura, por eso tiene sentido hacer una bienal de arquitectura.

En este sentido, Alejandro también ha sido inteligente, porque tampoco ha caído en la trampa de no invitar a ningún arquitecto consagrado. Equilibró una especie de aproximación donde hay arquitectos consagrados y otros no tan conocidos. La foto que uno le toma a la muestra es una gran diversidad de nombres; aparecen visiones arriesgadas en muchos casos, por supuesto algunas más arriesgadas que otras y algunas obviamente se ajustan mejor al llamado que él hace. Pero bajo mi punto de vista, en ese riesgo que se asume de trabajar en una aproximación polifónica, con todos los riesgos que eso supone, es una bienal fresca, una bienal que cumple con el cometido en términos generales de Alejandro, se habla profundamente de arquitectura, pero esa visión de arquitectura está tensionada por este llamado que hace Aravena.

El León de Oro

Bajo el título “Unfinished”, la exposición española curada por los arquitectos Iñaqui Carnicero y Carlos Quintáns, consta de cerca de 67 propuestas y 7 series fotográficas que presentan proyectos con respuestas a los problemas que surgen en España después del boom del rubro de la construcción poscrisis económica en ese país. La situación heredada ha dado lugar a que muchos estudios de arquitectura españoles reflexionen sobre el paso del tiempo en la arquitectura y puedan responder desde la serenidad y la sabiduría contra los excesos del pasado. Uno de los comisarios de la exposición, Carlos Quintáns, comenta en exclusiva con MásDeco: “Unfinished representa a la nueva arquitectura y a la que ha existido desde hace muchos años. Representa a los nuevos arquitectos, ya que son mayoría dentro de la selección realizada. Representa una arquitectura que tiene en el conocimiento de la técnica uno de sus pilares y otro en la consciencia de la realidad en la que se inserta. La arquitectura española no está pendiente de la forma sin referencias, sabe insertarse atendiendo al lugar, a la historia, el clima y las posibilidades técnicas que tiene disponibles. Está al servicio de la sociedad, una arquitectura humanizada, es una arquitectura para ser vivida, transformada, ocupada. Es una arquitectura que toma conciencia de los recursos posibles y no los malgasta”.

Conceptos tales como la reasignación, la adaptabilidad o reapropiación, entre otros, aparecen en los proyectos seleccionados por el Pabellón Español para la exposición. Se muestran en su mayoría intervenciones y construcciones nuevas de pequeña y mediana escala. “Es un caso bien interesante. Su nivel curatorial es muy cuidado y muy sencillo. Cada uno de los proyectos en esta exposición estaba representado con el mismo código gráfico, lo cual era bien bonito. Un pabellón que hablaba de arquitectura muy directamente bajo soportes muy sencillos.

Planteaba una densidad arquitectónica, el reportando desde el frente era frente a un periodo de crisis económica de España donde se desarrolló una arquitectura de mucha cavidad, encontrando vericuetos para que esa arquitectura pudiera operar, desde proyectos de puesta en valor o intervención en patrimonio, hasta proyectos de muy pequeña escala. Pese a esta crisis económica igual se hizo arquitectura de calidad, y fue una arquitectura que se hizo con mucha economía de medios; no eran grandes presupuestos ni grandes naves, eran pequeñas intervenciones y muy cuidadas”, opina De la Cerda.

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