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La panadería del arte

Las aristas de este proyecto son tres: arte, urbanismo y patrimonio. Primero, porque se trata de un espacio que alberga talleres artísticos; segundo, por la idea de conservar el barrio en su escala; mientras que lo tercero se da al apostar por mantener vivo un antiguo inmueble capitalino. El proyecto La Panadería es el responsable.

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Hasta el año 2006, los vecinos de calle José Manuel Infante solían comprar las que para ellos eran las mejores marraquetas del barrio en la panadería de don Javier Elizalde. En el mismo sitio que tenía su negocio, este español vivía con su señora, doña Mafalda, ambos conocidos en el sector, por ejemplo, por arquitectos como Paul Birke -también director de la Galería Die Ecke-, quien no sólo compraba las marraquetas sino que también sus asiduas visitas le permitieron conocer más de cerca a su dueño. Fue en una de estas charlas cuando el profesional le planteó a don Javier convertir su panadería en talleres para artistas, algo así como los primeros indicios de un proyecto que hoy es realidad. La idea quedó dando vueltas en la mente del español, pero no fue sino hasta su muerte, a principios del año 2009, que su viuda decidió arrendar la casa para esos fines, eso sí, con un único requerimiento: Paul Birke debía ser quien estuviera a cargo de todo. Y eso sucedió. No fue una decisión fácil para él, pero su pasión por el arte, la arquitectura y el urbanismo fueron más fuertes. "Por un lado, distintos artistas que viven por acá hacía tiempo que andaban en busca de algo nuevo para establecer sus talleres y, por otro, el tomar esta casa sería también un aporte urbano y patrimonial, por el significado que esta construcción tiene para el barrio", dice Birke, gestor de La Panadería.

Se trata de un espacio donde cinco artistas -Paula de Solminihac, Francisca Aninat, Paula Dittborn, José Luis Villablanca y Alejandra Prieto- han acomodado sus talleres; además de Catalina Bauer, Tomás Rivas, Gerardo Pulido, Rodrigo Galecio y Rodrigo Canala, quienes en diciembre cumplen un año funcionando allí con Bloc, un programa de residencia y visita "pensado de artistas para artistas", cuentan.

El cómo se llevó a cabo la restauración de este inmuble, cuyos primeros papeles datan de 1930, es algo bien destacable. Este grupo de profesionales presentó la idea a Inmobiliaria Almagro, empresa que aceptó la invitación de dejar como nuevos los interiores bajo la única condición de que los artistas, por su parte, les donaran obras contemporáneas que les permitieran actualizar su colección permanente. Una especie de trueque que a Paul Birke le parece un buen modelo a seguir si de fomentar la cultura se trata.

Dirección: la panadería,  josé manuel infante 1428, Providencia.

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