Es una más dentro de la ruta de las iglesias andinas ubicadas en la Región de Arica y Parinacota y el centro neurálgico de su comunidad desde los inicios. Testimonio real entre el sincretismo de la cultura del pueblo aymara y la española, la iglesia de Guañacagua acaba de ser entregada tras 10 meses de trabajos. "Es el centro del conjunto ceremonial católico andino y de la preservación de la cultura tradicional de la comunidad que la custodia", cuenta el subsecretario de Desarrollo Regional y Administrativo Miguel Flores, agregando que haber restaurado la iglesia de Guañacagua significa haber recuperado el corazón de su comunidad.

El templo muestra del estilo arequipeño, fue construido en las últimas décadas del siglo XIX y reconstruido en la primera década del siglo XX dentro del contexto de fin de la Guerra del Pacífico. Está levantado con materiales del lugar, como piedra y tierra, mientras que el sistema constructivo es de sillería, es decir, piedra labrada. "La sacristía y el ábside son de albañilería de adobe, y su techumbre presenta estructura de par y nudillo, sistema de origen árabe que ingresó a América con la conquista española. La fachada esta hecha de piedra labrada con diseño barroco simple y emblemas de San Pedro. El retablo del altar mayor es de piedra labrada y policromada, su estructura mezcla piedra, barro, madera y adobes", destaca Miguel Flores.

El proceso de restauración se inició en septiembre de 2010. Además contó con la participación activa de gran parte de la comunidad de Guañacagua, la que se ha comprometido con la mantención de su patrimonio.

Tras el terremoto que afectó a la zona el 2005, la iglesia de Guañacagua quedó con daños estructurales que incidían en la dinámica general de su estabilidad, igualmente los niveles superiores del campanario y elementos ornamentales, que se encontraban en riesgo de un colapso. Producto de esta catástrofe se suscribió un convenio entre la Dirección Regional de Arquitectura del MOP y el Gobierno Regional de la entonces Región de Tarapacá (hoy dividida en las regiones de Arica, Parinacota y de Tarapacá) para restaurar esta iglesia -y al menos otras 10-. "Una vez aprobado el diseño por el Consejo de Monumentos Nacionales, en junio de 2009, la iniciativa ingresó a la cartera del Programa Puesta en Valor del Patrimonio que pertenece a la Subsecretaría de Desarrollo Regional y Administrativo (Subdere) para la ejecución de la obra. El proyecto fue llevado a cabo por la Fundación Altiplano Monseñor Salas Valdés, unidad técnica del obispado de Arica y Parinacota", cuenta el subsecretario. Aunque ya desde el 2004 que esta iglesia, junto a otras 29, forma parte de un sistema territorial denominado Iglesias Andinas de Arica Parinacota, que la misma  Fundación Altiplano había organizado junto a un plan de restauración con el objeto de consolidar las iglesias andinas de la región como uno de los conjuntos patrimoniales más valiosos de América y como recurso de desarrollo sostenible para la región.

Y es que el valor patrimonial que tienen es único e irrepetible, es un relato vivo del encuentro de tradiciones y fusión cultural. "El vestigio físico y tangible de la mezcla cultural que dio origen a tan notable patrimonio: la riqueza de América prehispánica y de Europa, se estampa en el estilo barroco andino", destaca Miguel Flores. Además, si lo tomamos desde el punto de vista del patrimonio intangible, la recuperación de este templo fue importante, ya que la Fundación Altiplano realizó un taller de capacitación en cantería y restauración patrimonial donde invitó a los habitantes interesados en participar del pueblo de Guañacagua y del valle de Codpa, logrando, además de salvar la iglesia, poner en valor la tradición del oficio de cantero, que siempre tuvieron Guañacagua y el valle de Codpa, ubicado a 113 kilómetros de Arica.

Así, bajo las invocaciones a los santos patronos y la celebración de la pawa, tradición andina, se dio el vamos al rezo dentro de la iglesia San Pedro de Guañacagua.