Cuando el dúo de M-Interiorismo, se reúne con sus clientes, lo primero que hace es enseñarles unas 9 tarjetas de estilos diferentes. “¿Te gusta el estilo nórdico? ¿O tal vez el rústico?”, les preguntan a los interesados en medio de una rica conversación. En las tarjetas aparecen imágenes que ejemplifican de forma explícita cada estilo; el cliente elige una y otra, y así se forma la elección de estilos, los mezclan y ya está, se arma el estilo final con el que se armará la casa. “En este caso ellos juntaron el estilo minimalista con el nórdico, los dos están superfusionados. En términos generales es un espacio calmo, con colores neutros, claros, por eso el papel mural del living es bastante claro, por ejemplo. Los cuadros son de Bernardita Igualt, una fotógrafa chilena, que iluminan mucho, junto con las mesas de mármol blanco, todo siguiendo la misma línea”, señala esta dupla de profesionales.

Lo suficiente

En el living hay muy pocos objetos, solo los necesarios; la idea es que se vieran lindos y que aportaran en la creación de una vida práctica. Está compuesto por un sofá en L, que es lo primordial; las sillas Butterfly y las mesas de centro. “El mueble largo que abarca todo el muro, al fondo, también lo diseñamos nosotras pensando en un espacio donde se pudieran guardar un montón de cosas, como álbumes de fotos o cachureos, y se pudiera ocupar para poder sentarse sobre él. Tiene puertas, es superpráctico y sutil. La mesa del comedor es larga y es un objeto primordial dentro del espacio. La lámpara es de Interlight. El muro de madera de atrás lo trabajamos con una madera de origen tinto, que es teñida con vino tinto. Con este tratamiento se arman muchas diferencias de tonalidades”. d

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