MasDeco

Recuerdos de un pionero

Fue uno de los primeros importadores de piezas de decoración y artesanías chinas a nuestro país en los 70 y en tiempos de la famosa Revolución Cultural. Gracias a sus innumerables viajes y contactos con el Lejano Oriente fundó el Arte Chino, que hoy se reinventa.

482353

Abelardo Mella, más conocido como don Abelardo, nos recibe sentado en el escritorio de su casa. Rodeado de decenas de objetos chinos y asiáticos rememora aquellos tiempos en que solía viajar hasta tres meses por países del Lejano Oriente, en una época en que los extranjeros que llegaban hasta esos lugares eran una rareza.

Eran los tiempos de la Guerra Fría y conocer naciones como China y Birmania -bajo estrictos regímenes totalitarios- era un verdadero privilegio, sobre todo porque al haber tan poca influencia externa, se podía palpar la verdadera vida de las grandes ciudades, pero también la de los pequeños pueblos.

-¿Cómo entró en contacto con las autoridades chinas en plena Revolución Cultural?

-Bueno, claramente se trataba de una época en que las barreras para entrar a ese país eran enormes. Hablamos de los años en que Mao Tse Tung era el gobernante absoluto de ese país. Tuve la suerte de que fueran los mismos delegados de la embajada en Chile los que se acercaron a mí para pedirme que fuera el representante de ellos en nuestro país y Latinoamérica. Fue así como comencé con la importación de productos de arte y artesanía chinos a Chile.

Sin embargo, este arquitecto de la Universidad de Chile cuenta que su afición por el mundo oriental comenzó mucho antes de sus 28 viajes en los 70. Cuando aún era un escolar conoció a un gran coleccionista de arte chino y japonés que lo introdujo en la estética asiática. Años después entró a estudiar arquitectura y le tocó acercarse al estilo de construcción oriental, un camino que más tarde lo llevaría a coleccionar objetos chinos en una época en que aquella artesanía era poco valorada en nuestro país.

Fue así entonces como se convirtió en un asiduo visitante de remates de elegantes casas de varias de las familias más influyentes de Santiago. “A fines del siglo XIX y comienzos del XX, las personas adineradas solían tener en sus mansiones piezas chinas y árabes. Por lo general, estas familias adquirían los objetos en Europa, donde residían varios meses. Luego las embarcaban y las traían a Chile para decorar sus casonas, ubicadas generalmente en el centro de Santiago. Yo, por ejemplo, compré varios objetos en el remate del Palacio Elguín en una época en que los descendientes de esas familias no se interesaban demasiado en el arte oriental”, recuerda Mella.

-¿Qué es lo que más añora de aquellos viajes?

-La simpleza de vida de sus habitantes y la suerte de haber conocido China en una época en que no había influencia extranjera. Si bien vivían con lo justo, jamás vi a alguien pidiendo limosna. ¡Si hasta cultivaban vegetales en las plazas públicas de los pueblos! Tuve la suerte de adquirir piezas de artesanía en una época en que aún podían sacarse de China. Algunas de ellas están ahora en el Hotel Valdivia, de propiedad de nuestra familia, decorado con habitaciones temáticas y que está por celebrar sus cincuenta años a raíz de lo cual se publicará un libro. Ha sido justamente ahí donde he podido combinar mi gusto por la decoración de ambientes, con las experiencias de los viajes que tuve en esa época,muchos de ellosmuy aventureros y sin ningún tipo de guía para turistas. Fue así también como conmi señora ymis hijos recorrimos lugares en los que tratábamos de mimetizarnos para palpar el ambiente. Eso es lo que he querido lograr con cada una de las habitaciones del hotel.

Y mientras esa empresa familiar semantiene con éxito, Arte Chino -otro de sus emprendimientos dedicado a la venta demenaje- se ha visto afectado debido a la globalización. Su creador cuenta que, a pesar de haber sido una de las primeras empresas de objetos de decoración mandarines en la década de los 70 y 80, en los últimos años la proliferación de tiendas que importan productos chinos ha provocado una gran competencia entre los comerciantes. Es así como hoy Arte Chino se está reconvirtiendo en una empresa de trading al aprovechar sus 32 años de experiencia con el mundo asiático. Mientras, don Abelardo continúa pensando en cómo traspasar su legado, lleno de recuerdos del Lejano Oriente.

COMENTARIOS

Para comentar este artículo debes ser suscriptor.

⚡OFERTA ESPECIAL CYBER⚡

PLAN DIGITAL desde $990/mesAccede a todo el contenido SUSCRÍBETE