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Regalo Bicentenario

"Confluencias, dos siglos de modernidad en la colección BBVA" se llama la exposición que da a conocer las mejores obras que el Grupo BBVA alberga en países como México, Colombia, Argentina, España, Venezuela, Perú y Chile. Un interesante recorrido artístico que comienza con la pureza del movimiento romántico para terminar con lo más original del arte postmodernista.

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Este conjunto de obras ha viajado en primera clase. Desde sus distintos lugares de origen las embarcaron en cajas de aluminio especialmente diseñadas con niveles de temperatura que no superaron los 22 °C, y una humedad relativa que en promedio bordeó el 55%. Sólo aquellas de gran formato fueron puestas en una caja demadera individual, hecha amedida y cuyo interior estuvo siempre forrado con aislantes especiales. Hasta la posición en que esta serie de contenedores se instaló dentro de la bodega del avión se pensó antes de que estas joyas artísticas emprendieran vuelo.

Increíble, pero cierto. Es parte del tras bambalinas previo a la llegada de una determinada muestra de arte a algún país. Esta vez fue el turno de la selección de pinturas, esculturas y grabados que conforman la colección permanente del Grupo BBVA y que desde noviembre del año pasado ha itinerado por México y Colombia, y que acaba de aterrizar en el Museo de Bellas Artes de Chile. “Confluencias, dos siglos de modernidad en la colección BBVA” es el nombre de la exposición que busca celebrar in situ el Bicentenario. Algo así como un regalo para que países como el nuestro puedan disfrutar de un recorrido de 200 años por el trabajo de artistas, tanto de América Latina como de Europa.

Su curador, y quien junto a un gran equipo se encuentra hacemás de un año ymedio en este proyecto, es Tomas Llorens, ex director del Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid. Comenzaron creando un concepto y luego desarrollaron el catálogo; él personalmente participó en la elección de las obras, su revisión, y también estuvo detrás de los tres montajes que se han llevado a cabo. Llorens relata con exactitud la historia de cada cuadro; habla de su contexto y de su autor como si hubiese estado presente cuando fueron concebidos. Siqueiros, Goya, Fernando de Szyszlo,Martín Tovar, Guayasamín, Matta, entre otros, son personajes que le son familiares, y mucho. Una de las claves almomento de implementar esta exhibición fue hacerlo a partir de una estructura cronológica histórica que se divide en cuatro capítulos: el romanticismo, fines del siglo XIX y comienzos del XX, el período de entre guerras y, finalmente, la segunda mitad del siglo XX hasta los años 80. Decidieron agrupar las obras de acuerdo al estilo predominante en cada época, “tratando de buscar ciertas confluencias entre los artistas presentes”, agrega Llorens.

Paisajes, imágenes costumbristas y retratos forman la puesta en escena romántica. En ella destacan retratos realizados por Francisco de Goya, como el de Pantaleón Pérez deNenin, un comerciante español que al comprar el título de oficial del ejército quiso hacerse retratar de inmediato. Por su parte, la Cordillera de los Andes es protagonista en las pinturas del chileno Antonio Smith, y los estanques de agua que nacen en el valle Central llevan la firma del también chileno Onofre Jarpa.

La siguiente sala fue dedicada ciento por ciento a parte de los grabados de la serie Los Caprichos, de Goya; para luego entrar de lleno en el período “que hace referencia a la etapa clásica del arte moderno”, cuenta Tomás Llorens. De ahí en adelante la era postmoderna, no exenta de críticas, llega para llenar demovimiento y color el arte del mundo en un recorrido artístico simplemente imperdible.

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