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Su nombre es Fredes...Andrés Fredes

Es chileno, está radicado en Austria y es pieza fundamental del renacimiento del diseño austríaco contemporáneo. Invitado a la Bienal de Diseño, Chile se Diseña, conversó con nosotros de su irrupción en Europa y sus múltiples proyectos.

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Pure Austrian Design tiene la firma de Andrés Fredes. Pero de qué se trata. En palabras simples, es el proyecto con el que Austria promueve y presenta su diseño al mundo. Una acción que no tendría nada del otro mundo si el que estuviera a la cabeza no fuese un chileno. Así es. Uno que partió hace 20 años a probar suerte, crecer y conocer. En el camino, su ímpetu, creatividad y pasión fueron llenando su currículum de aplausos, como la exhibición en 100% Design Tokyo que realizó en 2009 y una serie de publicaciones que no tienen otro foco más que el de evidenciar la relevancia del diseño austríaco para el desarrollo país a través de una visión simple, mezcla de valor cultural y de negocio.

¿Cómo llegas a Barcelona primero y a Viena después?

A Barcelona llegué por un amigo de mi padre que me habló de ella y me dijo: "¿París? ¡Mejor Barcelona!". Estando allí me di cuenta de que la ciudad me gustaba; aprendí catalán, me adapté e integré a su cultura. Mis grandes amigos están allí, clientes, gentes que aprecio. Es mi segundo hogar. Además la mentalidad catalana me gusta.

A Viena llegué por mi novia austríaca que es arquitecta y preguntándole: "¿Qué pasa en el diseño austríaco?" Antes de irnos a Austria fundamos el estudio JULAND.

¿Qué características crees que te dieron las herramientas para abrirte paso?

Muchas cosas. Primero, lo que aprendí en casa junto a mis padres. Esto ha forjado mi personalidad y mis hábitos, como la responsabilidad, el ser respetuoso con todos sin importar su condición, no ser prejuicioso, ser curioso, estar con la mente abierta, ser agradecido y mantener la alegría, todo lo cual me ha ayudado mucho. Planifico, y sobre todo no me doy por vencido, no acepto un 'no' por respuesta. Si me equivoco, enmiendo y vuelvo a empezar; pienso positivo y transformo los problemas en desafíos.

Un chileno haciéndose cargo de la imagen del diseño austríaco… ¿algo extraño, no?

¡Qué va, nada de extraño! En el mundo en  que vivimos no hay nada de extravagante en representar a otro país. Mira el deporte en general, o mira ciudades como Nueva York... ¿Es americana? O a la venezolana Marva Griffin que dirige el Salone Satellite en Italia, o a Arnold Schwarzenegger, austríaco, gobernador de California. Es posible que viniendo del sur de América podría ser un poco más difícil; pero en mi caso no lo ha sido. Creo que es una cuestión de actitud.

¿Y cuánto tiempo te tomó incorporar la idiosincrasia de ese país?

Fue justo lo contrario. Lo que gusta y ha gustado es este feeling distinto al germánico o noreuropeo. Tanto mi mente abierta a la experimentación y a la fusión como el saber unir cosas y formas diferentes que a simple vista no encajan son el sello personal que junto al de mis colegas, Julia Taubinger y Stefan Lechner, forman parte del éxito. Esto ha sido bien acogido en la Cámara de Comercio y el Ministerio de Relaciones Exteriores, la Industria del Mueble y la Ciudad de Viena. El 'easy going' es parte de la clave.

Lo que haces es algo así como diseño/publicidad/experiencia/imagen/comunicación... Esos son los ingredientes, más creatividad, sostenibilidad, responsabilidad, respeto, lealtad, espíritu abierto, emprendedor, global y holístico.

¿Crees que en Chile el mundo del diseño carece de una imagen?

Creo que en Chile no se percibe. Cuando hablamos de diseño, hablo de hacer las cosas bien y que sea bueno para todo y todos.

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