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Travestismo

La mayoría de los estudios fotográficos de alto nivel se concentran en Ñuñoa. Paula Ziegler y Juan Pablo Montalva han logrado desviar figuras, revistas y catálogos hasta el barrio Yungay, gracias a un trabajo de remodelación profundo, bien pensado en cuanto al uso y el acceso. Bienvenidos a ESTUDIO-DOS, una casa productora fotográfica y un lugar donde sus dos socios dan vida a sus proyectos. Hoy pueden ser fotografía y dirección, pero mañana podría ser cocina o cualquier cosa. El lugar da el ancho.

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Sin necesidad de tener tan claro lo que es Chile, el fotógrafo Juan Pablo Montalva sabe bien que no es París, Nueva York, ni Buenos Aires; que si se le puede atribuir un aspecto propio no es el de zonas ‘travestidas’, que pretenden ser algo que no son. Por eso, cuando las similitudes en visión -tanto estéticas como en la relación con la industria- lo llevaron a unirse a Paula Ziegler en un proyecto, juntos buscaron un lugar que tuviera coherencia e hiciera eco con esa sensación. “Era algo que encontrábamos en ciertas partes de Providencia, de Ñuñoa, de Matta y aquí, en el barrio Yungay. Paula es de Ñuñoa, yo, de Viña del Mar. Esto nos evocaba la infancia, lo que termina por perfilar lo que somos en el tiempo, la verdadera patria, según Rainer Maria Rilke”, dice Montalva.

La casa que hoy es Estudio-Dos no era exactamente lo que buscaban hace un año y medio, cuando dieron con ella, pero les pareció que tenía potencial. “Tratamos de conservar todo lo que a nuestro juicio era importante. Luego hicimos las operaciones para que fuera viable como estudio fotográfico: le dimos 4 m de altura y 8 m de tiro, pusimos una sala de producción, maquillaje y una cocina por separado, un baño. No queríamos trabajar encima del catering. Si bien es un lugar bastante cozy, al mismo tiempo tiene este aspecto industrial que da el ancho para hacer fotografía de primera línea. Trabajamos con algunos de los clientes más importantes del país, no podíamos traerlos a un garaje. Este espacio les ofrece una experiencia, así, medio derruido pero cuidado”, dice Montalva.

Uno de esos elementos que se conservaron fue la fachada. Cruzando la puerta se derribó prácticamente todo y se transformó en una bóveda. Una cercha metálica aportó la impronta que buscaban y un cielo a cuatro metros. Montalva, que había construido antes, tenía nociones, especialmente sobre materialidad. “Fuimos conversando todo con los maestros. En esa intención de conservar lo más posible pensamos en usar todas las latas que salieron del techo para cubrir un muro, pero no se veía bien. Dejamos tal cual una de las paredes viejas, no quisimos pintar las vigas y así una serie de gestos quedaron como testimonio de lo que fue el lugar”, agrega Paula.

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La vida de barrio era otro atractivo potente según Montalva: “No es que llegamos a colonizar Yungay, somos parte de él. Todo lo que ves lo compramos acá. Trabajamos con maestros de acá. El que hizo toda la estructura es un caballero que vive a la vuelta. Hizo los muebles también. Los vidrios los hicimos a una cuadra. No queríamos trasplantarnos. Queríamos utilizar un lugar pero no desde fuera sino ser parte de él y su convivencia. Conocemos a todo el mundo, funcionamos acá”. “No vinimos de pasada, invertimos para quedarnos”, agrega Paula.

A Cecilia Bolocco, a Fernanda Urrejola, a Carola de Moras, a Paz Bascuñán o a Benjamín Vicuña no se les puede fotografiar en cualquier lugar. La gente de las grandes revistas y catálogos tampoco accedería a trabajar en un espacio que no proyecta lo que ellos buscan. ESTUDIO-DOS ha conseguido ofrecer un alternativa a la altura, pero no tendría tan buenos resultados sin la buena conexión que existe desde prácticamente todas las comunas con la zona de Yungay en la que se encuentran.

“Me recuerda también a Lisboa, que se parece un poco a Valparaíso. Las casas son antiguas pero dentro puedes encontrar algo impensable. Es lo que pasa acá, la gente se encuentra con algo muy lindo, se encanta y vuelve”, comenta Paula. “Hay una revalorización de las zonas patrimoniales en el mundo. En París es impensable que una casa -guardando las proporciones- como las que hay sobre el portal Fernández Concha cueste 30 palos. Hay una plusvalía de estos sitos en Buenos Aires, Nueva York, acá y en Brasil”, concluye Juan Pablo.d

WPAULAZIEGLER.COM

WJUANPABLOMONTALVA.COM

WESTUDIO-DOS.COM

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