La sopaipilla gringa es el foco de la nueva indignación virtual chilena

Una publicación del canal Tasty, sobre una variante existente en el sur de Estados Unidos, no pasó desapercibida.


Ninguna sopaipilla puede clamar ser la verdadera. Las grandes sopaipillas del norte grande de Chile son muy distintas de aquellas que provienen de la zona central, cargadas al zapallo y de preferencia bien voluminosas, mientras que en el sur le hacen la cruz a la idea de agregar calabaza.

Ni hablar de las masas generadas de forma industrial y que dominan el comercio callejero. A esas nadie osaría descalificar, ya que en el momento apropiado, especialmente con frío y al caer la noche, cualquier sopaipilla puede ser la mejor comida del mundo.

De hecho, esa misma variedad impulsa al corazón de esta comida típica todo terreno, ya que la que hacemos en mi casa siempre será distinta a la que hacen en tú hogar o el de tu vecino. En el fondo, tal y como existen variadas formas de acompañarlas, sopaipilla no hay una sola.

Más aún, si Chile no puede ponerse de acuerdo con una sola forma de hacer sopaipillas, imagínense lo que pasa cuando tienen conocimiento de que existen otras variantes en zonas de Argentina, Bolivia, Estados Unidos, México y España.

La propia palabra sopaipilla deriva del andalúz “sopaipa”, que define a “una masa que, bien batida, frita y enmelada, forma una especie de hojuela gruesa”.

Todos contra Tasty

Con todo lo anterior en cuenta, igual a nadie le debería sorprender la reacción de algunos usuarios chilenos de Twitter, quienes levantaron la bandera indignación virtual ante una publicación del popular canal Tasty.

A través de sus redes sociales, presentaron un tutorial de cocina para sopaipillas que incluía harina, azúcar, polvos de hornear, aceite vegetal, sal y un montón de otros ingredientes para acompañar, como chocolate e inclusive miel. Dicho ingles: OUTRAGE!

Esos son solo algunos ejemplos, pero el golpe de gracia para algunos santiaguinos fue la forma cuadrada de las sopaipillas, a pesar de que la forma no afecta al sabor. Más aún, en el sur de Chile también las hacen cuadradas y también las acompañan con miel. ¿Van a decir que no son sopaipilla? ¿Una coliza no califica de pan ahora?

Pero más allá de que la indignación virtual, lo claro es que hay tantas sopaipillas, que no tiene sentido empezar a discriminar por su origen, forma o modo de preparación.

En el fondo, si en Santiago pueden aceptar que exista gente que se las coma con ketchup o con manjar, la cancha está abierta inclusive para esta preparación “gringa” que no han probado.

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