La denominación Testarossa está indiscutiblemente ligada a Ferrari. Así lleva por nombre uno de los deportivos más icónicos de los años 80 y 90, y del cual si bien su último ejemplar salió de producción en 1996, permanece en la retina de muchos.

Desde entonces Ferrari no ha vuelvo a usarse en ningún otro “cavallino”. De ahí, que hace unos años la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea (EUIPO) decidiera revocar la condición de marca protegida que poseía la denominación comercial Testarossa.

¿La razón?, según EUIPO, Ferrari, la legítima propietaria de la marca Testarossa,no hizo“uso efectivo”de la misma en un periodo de cinco años, concretamente entre 2010 y 2015.

Tras ello, la firma italiana decidió apelar ante el Tribunal General de la Unión Europea, argumentando que durante todo este tiempo sí continuó usando el nombre en disputa, a lo que dicha institución le dio la razón.

En su sentencia, la justicia europea reconoció que pasada la fecha del fin de la comercialización del Testarossa, varias unidades continuaron vendiéndose como vehículos de ocasión, a través de concesionarios oficiales y distribuidores autorizados, muchos de ellos con la intervención de la propia Ferrari en el proceso de venta a fin de certificar su originalidad y estado de conservación.