Los superdeportivos sin parabrisas que elevan al máximo la adrenalina

A pesar de los inconvenientes que genera manejar si la lámina protectora, distintos fabricantes has desarrollado alucinantes modelos.




Una tendencia en aumento en los últimos años. El diseño de los automóviles puede variar según el lenguaje de diseño de cada marca, pero generalmente se mantiene una base estructural que no varía, entre lo que se encuentran los neumáticos (casi siempre cuatro) una plataforma, carrocería que va desde un citycar a un familiar, techo -que se puede esconder en un descapotable-.Y un elemento que también ha sido tradicional desde los primeros vehículos es el parabrisas, aunque en los últimos años se han presentado diversos modelos que no lo tienen.

Según Carglass, empresa española líder en el rubro, es una moda muy insegura e incómoda, que supone un paso atrás en seguridad, puesto que el parabrisas “protege de elementos que pueden entrar al habitáculo, protege en caso de vuelco, actúa como apoyo del airbag del acompañante cuando éste se despliega y sirve de soporte a las cámaras y sensores de los sistemas de seguridad”.

La explicación de esta moda va por las sensaciones que entrega al manejar, por la supuesta pureza que entrega al volante. Sentir el aire en la cara puede parecer divertido, pero la verdad es que para conducir estos vehículos se requiere de un casco, ya que a partir de cierta velocidad el aire en los ojos impide ver bien, disminuyendo así la seguridad al volante.

Ahora, aunque tengamos casco, a velocidades altas el roce del viento empieza a hacer presión sobre el cuello y se debe hacer un esfuerzo extra para soportar el empuje del aire sobre el casco. Pese a estas complicaciones, los fabricantes se han dado el espacio y la libertad para crear llamativos deportivos, como los que veremos a continuación:

Renault Sport Spider (1995)

El pionero de esta tendencia de autos. Nació como un conceptual en 1990 que se llamaba Laguna. Era un biplaza con look futurista, hasta que se presentó en el Salón de Ginebra de 1995.

Construido en Dieppe, sede de Alpine, estuvo en producción hasta 1999, sacando de la línea de montaje poco más de 1,700 unidades.

El Renault Sport Spider tenía un chasis de aluminio ultra ligero que se complementaba con carrocería fabricada en plástico. La idea era que contara con poco peso, de hecho, tenía 930 kg sin parabrisas. En lugar de este elemento de protección había un par de difusores que enviaban el viento hacía arriba tratando de evitar que el flujo de aire llegara directo a la cabeza de los ocupantes.

De puertas estilo alas de gaviota, sin parabrisas obligaba a los conductores a usar casco, debido a lo que podía caer en la cara del conductor (hojas, piedras, insectos). En el interior sólo tenía dos asientos Recaro, velocímetro digital y otros dos relojes análogos simples para temperatura. La única comodidad era un ajuste de posición de pedales.

El Renault Sport Spider usaba el motor de cuatro cilindros aspirado de 2.0 litros y 16 válvulas que producía 150 Hp, montado de forma transversal al centro del vehículo y enviando la fuerza al eje trasero a través de una caja manual de cinco velocidades. Llegaba a 215 km/h.

Lamborghini SC20 (2020)

Un deportivo único, fue diseñado y desarrollado siguiendo los deseos de un cliente, tomando como base un Aventador SVJ. El objetivo era crear un modelo extremo en su diseño y en sus prestaciones, con líneas inéditas y detalles exclusivos. Su precio se estima en 600.000 dólares.

Según la marca, “la carrocería de fibra de carbono dirige los flujos de aire con gran eficiencia, lo que permite una conducción cómoda incluso a altas velocidades”. Monta un motor V12 de 6.5 litros que le permite entregar 760 Hp.

El cliente anónimo escogió una combinación de colores únicos llamados “Bianco Fu” y “Blu Cepheus”.

Para Lamborghini no era la primera vez que se atrevía con un modelo de este tipo, de hecho, en 2012 presentó una versión del Aventador sin parabrisas, superdeportivo que tenía de dos pequeños deflectores para el viento, uno para el conductor y otro para el acompañante.

McLaren Elva (2020)

El McLaren más ligero jamás construido es capaz de alcanzar 200 km/h en 6,7 segundos. Eso sí, para alcanzar esas velocidades en circuito es imprescindible el uso de un casco. O encargar el vehículo con parabrisas, lo que no tiene costo adicional.

Según la marca, el sistema ‘Active Air Management’ permite circular hasta 120 km/h sin casco de forma confortable. Este sistema succiona el aire, lo reconduce por el interior y lo expulsa a alta velocidad por las salidas situada en el capó. Esto crea una “cúpula” de aire virtual que evita que el viento entre en el habitáculo y moleste al conductor o al pasajero. Fernando Alonso encargó uno cuando era piloto de la firma británica.

Ferrari Monza SP1 y SP2 (2019)

La firma del Cavallino se sumó a esta moda con dos modelos de serie limitada para coleccionistas los Monza SP1 (monoplaza) y SP2 (biplaza).

Son superdeportivos que persiguen el concepto que la marca conoce como ‘Icona’, el que “conecta con el pasado a través del hilo conductor de los vehículos más evocadores de la historia de la marca”.

“La visibilidad sin parabrisas ni montantes permite disfrutar de una entrada y salida de curva solo equiparable a la conseguida en un F1. El piloto así goza de una integración con un vehículo deportivo, y una sensación muy gratificante”, precisó en su minuto la marca. Estos modelos disponen de lo que la marca denomina “parabrisas virtual”, unos elementos aerodinámicos diseñados para desviar el flujo de aire de la cabeza del conductor. Parte del aire que fluye sobre el capó entra por una toma de aire, que lo acelera y dirige verticalmente por delante del cuadro de instrumentos. Se genera así un flujo de aire empujado hacia arriba que genera una bolsa de baja velocidad en torno a la cabina.

Aston Martin V12 Speedster (2020)

Aston Martin algo había anunciado en 2013 con el CC100 Speedster Concept sin parabrisas, inspirado en el DBR1 ganador de las 24 Horas de Le Mans y con el que la firma celebró su centenario.

Pero lo que anunció Aston Martin el año pasado con el V12 Speedster ya es un modelo de producción, con una serie limitada de 88 unidades “que irán a parar a los garajes de coleccionistas de todo el mundo”.

Para los responsables de Aston Martin, el Speedster V12 “combina de manera elegante un deportivo auténtico y orientado al conductor, con el uso de la tecnología de vanguardia del automovilismo y la aviación, para ofrecer una impresionante máquina de conducción biplaza”.

El superdeportivo se basa en el DBS Superleggera y se mueve por un motor V12 de 5.2 litros sobrealimentado por dos turbos con los que desarrolla 700 Hp, asociado a una caja automática de ocho velocidades de origen ZF.

Acelera de 0-100 km/h en 3,5 segundos y alcanza una velocidad punta de 300 km/h. El precio de este modelo bordea los 950 mil

Lotus 3-Eleven 430 (2018)

El modelo más radical de la compañía hace dos años. Diseñado para celebra los 70 años aniversario de la marca, está construido sobre un chasis de aluminio y con una carrocería ligera hecha enteramente de resina compuesta de fibra de carbono. Fue tal su exclusividad que solo se fabricaron 20 unidades.

El deportivo británico, tal como es una constante en la marca, se caraterizaba por su relación peso/potencia, de hecho, en la balanza marca apenas 920 kilos, una cifra bajísima considerando que se mueve por un motor de 3.5 litros V6 sobrealimentado por compresor que desarrolla 430 Hp de potencia y 440 Nm de par.

Con ese nivel de potencia, alcanzaba 290 km/h de velocidad punta y podía pasar de 0 a 100 km/h en 3,2 segundos

El precio en Europa bordeaba los 130 mil euros.

Dallara Stradale (2017)

El primer automóvil de calle del fabricante que se hizo mundialmente famoso por sus tabajos de chasis para la Indycar y la Fórmula 1 tampoco tenía parabrisas de serie. Eso sí, para quien lo solicitara, ofrecía opcionalmente un parabrisas de policarbonato con un marco de fibra de carbono (16.600 euros), junto al techo (7.700 euros) y puertas (7.300 euros).

El proyecto de este depotivo demoró dos décadas en concretarse, principalmente por la dedicación del fabricante a las competencias. Según indicó la compañía, el plan es sacar de producción 600 unidades en cinco años, cada uno con un precio de 155.000 euros.

A nivel de configuración el Dallara Stradale es un biplaza sin techo que se mueve por un un motor 2.3 EcoBoost de cuatro cilindros de origen Ford, el cual desarrolla 400 Hp, los que pasa al eje mediante un cambio manual de seis marchas o una caja secuencial.

Ariel Atom (2014)

El único de la lista que vimos en Chile. Es un modelo de sensaciones extremas que se creó bajo el concepto “si no es imprescindible, no está”, de hecho, carece de parabrisas, techo, puertas, ventanas y carrocería. Construido sobre un chasis tubular, solo cuenta con una barra antivuelco de acero.

Desarrollado por los ingenieros de Ariel Motor Company, el Atom incorpora un motor Honda de cuatro cilindros de doble árbol de levas con tecnología iVTEC de 2.0 litros que desarrolla 245 Hp y un par máximo de 210 Nm, asociada a una caja de seis velocidade. Y gracias al bajísimo peso (612 kg) le permite alcanzar una velocidad máxima de 249 km/h y con un paso de 0 a 100 km/h en 2,7 segundos.

Caterham Seven 620R (2013)

Uno de los modelos más llamativos. Inspirado en el Lotus Seven de los años ’50, asomó como sustituto del Superlight R500 como tope de gama.

El modelo más radical que tuvo en su momento Caterham, pesa menos de 520 kilos y se mueve por un motor sobrealimentado Ford Duratect de 2.0 litros que entrega 310 Hp.

Es capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en sólo 2,8 segundos y llega a 250 km/h como velocidad punta.

Construido sobre un chasis tubular, la presencia de fibra de carbono en muchos de sus componentes es lo que le entrega el bajo peso.

KTM X-Bow (2008)

Un radical biplaza pensado para disfrutarlo en circuito, aunque también está homologado para su uso en la vía pública.

El único modelo fabricado por la compañía austríaca mide 3738 mm de largo, 1910 mm de ancho, y 1205 mm de alto. KTM recomienda el uso de casco para conducirlo, aunque no es obligatorio. También dispone de una versión GT con un parabrisas de gran tamaño y ventanillas laterales.

Al no tener parabrisas, el fabricante incluyó un pequeño deflector transparente para el aire, lo que le permite al conductor prescindir de la calefacción y del limpiaparabrisas. A pesar de eso, el vehículo dispone de un sistema de calefacción.

Con una carrocería de fibra de carbono desarrollada por Dallara que le permite pesar solo 847 kilogramos, se mueve por un motor de origen Volkswagen de cuatro cilindros y 2.0 litros que utiliza inyección directa e intercooler, con lo que permite un desarrollo de 240 Hp. Así, pasa de 0 a 100 km/h en 3,9 segundos, con una velocidad máxima de 220 km/h

Como detalle, los paneles de la carrocería se pueden desmontar del deportivo y cambiarse por otros que mejoran la aerodinámica del mismo. El volante también se puede sacar como elemento de seguridad.

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