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Arresto domiciliario de Bolsonaro amenaza con sacar a su familia de la carrera presidencial de 2026

Según la prensa brasileña, los representantes de la derecha “dejaron de creer en la moderación y el pragmatismo de la familia”.

El expresidente Jair Bolsonaro llega para declarar ante la primera sala del Supremo Tribunal Federal, el 10 de junio de 2025. Foto: Agencia Brasil Valter Campanato/Agência Brasil

“Bolsonaro se ganó el penal en el último minuto y Moraes le mostró la tarjeta roja”. En clave futbolística, el columnista del diario O Estado de Sao Paulo Ricardo Corrêa abordó así este lunes la decisión del juez del Supremo Tribunal Federal (STF) de Brasil, Alexandre de Moraes, de ordenar la prisión domiciliaria del expresidente Jair Bolsonaro, por incumplir algunas de las restricciones cautelares que se le habían impuesto ante un supuesto riesgo de una fuga y en el marco del juicio que enfrenta por un presunto complot para anular los resultados de las elecciones presidenciales de 2022.

“El arresto domiciliario es una medida grave, pero podría haber sido peor. Bolsonaro violó claramente una medida cautelar al usar las redes sociales de su hijo, Flávio Bolsonaro, para continuar su afán de inflamar a sus aliados contra el poder judicial”, escribió Corrêa.

Para el columnista, la jugada del líder opositor era clara. “Desde que el juicio contra Jair Bolsonaro por liderar un intento de golpe de Estado llegó a la recta final, el expresidente ha buscado, de diversas maneras, poner a prueba los límites de la justicia. Calculando que necesitaba posicionar cada vez más al juez como un autoritario que lo persigue, Bolsonaro actuó como un futbolista que lanza un penalti en los últimos minutos para intentar salvar al equipo -que, en este caso, siempre ha sido él mismo- o al menos poner a la afición en contra del árbitro. Como resultado, se ganó la obvia tarjeta roja”.

Acto del expresidente Jair Bolsonaro en la Avenida Paulista, de Sao Paulo, el 29 de junio de 2025. Foto: Agencia Brasil Rovena Rosa/Agência Brasil

El periódico de Corrêa apunta en la misma dirección. En su editorial, O Estado de Sao Paulo sostiene que “al ordenar la detención del expresidente en su domicilio por presuntamente violar órdenes mal redactadas y abusivas, el magistrado le está dando a Bolsonaro lo que más busca: oportunidades de hacerse pasar por un mártir”. “Al final y al cabo, Moraes le hizo un favor a Bolsonaro. Con el caos que él mismo creó, el juez ayudó al expresidente a difundir la narrativa de que era ‘perseguido’ por la justicia. Esto no contribuye en nada, sino todo lo contrario, al monumental esfuerzo que debe realizar el Supremo Tribunal Federal para revertir la percepción, entre una parte significativa de la sociedad brasileña, de que el juicio del expresidente no es ni técnico ni imparcial”, opinó el periódico.

En declaraciones al portal G1 de Globo, Rafael Mafei, profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad de Sao Paulo (USP), justificó la decisión de Moraes. “(Bolsonaro) está demostrando cierta intención al desafiar esas decisiones judiciales, al siempre fingir incomprensión y luego hacer un escándalo y decir: ‘Vaya, no entendí que no podía hacer eso’”, opinó el académico.

Mafei analiza que el expresidente desafió una decisión del STF al divulgar mensajes con “claro contenido de estímulo e instigación a ataques al Supremo Tribunal Federal y descarado apoyo a la intervención extranjera en el Poder Judicial brasileño”.

Para el profesor de la USP, las acciones de Bolsonaro y sus hijos son una estrategia para intensificar el conflicto. “Apuestan a que esto obligará al Tribunal Supremo a actuar con mayor agresividad, lo que mejorará su capacidad de reacción ante la inminente sentencia contra Bolsonaro, tanto revitalizando su base interna como buscando coerción externa para intentar acorralar a los magistrados y al Tribunal Supremo”, afirma.

Respecto a la “coerción externa”, este mismo lunes la Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental, una agencia estadounidense afiliada al Departamento de Estado, criticó la decisión de Moraes de imponer arresto domiciliario a Jair Bolsonaro. La publicación se publicó en portugués e inglés, destacó el diario O Globo.

Simpatizantes del expresidente Jair Bolsonaro realizaron manifestaciones en la Avenida Paulista y en varias ciudades del país, el 3 de agosto de 2025. Foto: Agencia Brasil Cadu Pinotti/Agência Brasil

El texto compartido en redes sociales se refiere a la decisión anunciada el miércoles pasado de aplicar sanciones bajo la Ley Magnitsky contra Moraes. Según la Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental, el gobierno estadounidense exigirá responsabilidades a quienes “instiguen o colaboren con la conducta sancionada”.

“El ministro Alexandre de Moraes, ya sancionado por Estados Unidos por violaciones de derechos humanos, sigue utilizando las instituciones brasileñas para silenciar a la oposición y amenazar la democracia. Imponer aun más restricciones a la capacidad de Jair Bolsonaro para defenderse públicamente no es un servicio público. ¡Dejen que Bolsonaro hable!, afirma el perfil del Departamento de Estado, dirigido por el republicano Marco Rubio.

Según reveló la columnista de O Globo Malu Gaspar, la orden de arresto domiciliario para Bolsonaro probablemente precipitará nuevas sanciones contra las autoridades judiciales brasileñas, según afirman partidarios de Bolsonaro con contactos en la Casa Blanca de Donald Trump.

Pero Folha de Sao Paulo sostiene que la decisión de Moraes no fue inesperada. “El juez pulió la estrella del sheriff y restringió permanentemente la libertad del político. Esto era previsible y forzado por el bolsonarismo desde el momento en que consiguió a Donald Trump como garante de su campaña para sobrevivir políticamente”. El periódico agrega: “El Presidente estadounidense ha estado actuando con una estrategia de ‘golpear, recibir’. Anunció el aumento de aranceles contra Brasil, justificando su acción con lo que denominó una cacería de brujas contra Bolsonaro”.

Según el diario paulista, Bolsonaro se inspira en el ejemplo de Trump, “quien fue condenado antes de volver a postularse y ganar la Casa Blanca el año pasado”. “Es una esperanza vana: las leyes estadounidenses son mucho más flexibles y, en rigor, el Presidente puede gobernar encadenado en un calabozo. Para colmo, Bolsonaro ya no es elegible hasta 2030”, aclara Folha.

Amenaza al clan

Así, la detención anticipada del expresidente Jair Bolsonaro a manos de sus hijos ha aumentado el malestar de la centroderecha con la imprevisibilidad del clan y amenaza con socavar las posibilidades de la familia de liderar la candidatura de la oposición en la carrera presidencial de 2026, sostiene O Estado de Sao Paulo.

El juez Alexandre de Moraes, del Supremo Tribunal Federal, comienza a escuchar a los acusados de la primera sala en el caso de la trama golpista. Foto: Agencia Brasil Valter Campanato/Agência Brasil

El diputado Eduardo Bolsonaro ya se había vuelto “tóxico” al desencadenar, con sus acciones en EE.UU., las primeras medidas cautelares impuestas a su padre. Ahora, figuras políticas creen que quien cometió el error fue el senador Flávio Bolsonaro, cuyo nombre había ascendido en la carrera presidencial, pero había perdido fuerza. Una de las razones citadas por Moraes para el arresto domiciliario del expresidente fue un discurso que Bolsonaro publicó en sus redes sociales.

Al ordenar el arresto del exmandatario, el juez del STF apuntó a la “acción coordinada” de tres de los hijos del expresidente -Eduardo, Flávio y el concejal Carlos Bolsonaro- que provocó el incumplimiento de las medidas cautelares. Moraes citó a Flávio 17 veces, indicó el periódico.

Los políticos que hablaron con O Estado de Sao Paulo recordaron que la presidencia de Bolsonaro estuvo marcada por acciones precipitadas y que sus hijos fueron duramente criticados. “Tras concederle al clan el beneficio de la duda por un tiempo, los representantes de la derecha dejaron de creer en la moderación y el pragmatismo de la familia”, apuntó.

En medio de este escenario, la oposición al presidente Luiz Inácio Lula da Silva en el Congreso anunció este martes un “paquete de paz” para “suavizar” las relaciones entre los tres poderes del gobierno. El plan incluye una amnistía “amplia, general e irrestricta” para los bolsonaristas involucrados en el asalto a la Plaza de los Tres Poderes de Brasilia de 2023, el impeachment del juez Moraes y la propuesta de enmienda constitucional (PEC) para eliminar la jurisdicción privilegiada.

La iniciativa fue anunciada por el senador Flávio Bolsonaro, hijo del expresidente Jair Bolsonaro. Las tres medidas figuraban en el plan del Partido Liberal para el Congreso desde que Bolsonaro fue obligado a usar una tobillera electrónica.

Los legisladores de la oposición afirman que Moraes está “persiguiendo” a Bolsonaro. “Vivimos tiempos excepcionales en el país”, declaró Rogério Marinho, líder de la oposición en el Senado. El senador también anunció una maniobra obstruccionista si las propuestas del “paquete de paz” no avanzan en el Congreso.

Y mientras la oposición busca una salida en el Legislativo, la exprimera dama Michelle Bolsonaro se refugia en la religión tras la decisión de Moraes contra su esposo. Así, respondió al arresto domiciliario del expresidente citando un pasaje bíblico. “Y los cielos declararán su justicia; porque Dios mismo es el Juez”, escribió en una publicación temporal en Instagram.

Otros presidentes arrestados

Bolsonaro es el cuarto expresidente brasileño arrestado desde el fin de la dictadura militar en 1985. También figuran en la lista Fernando Collor de Mello, detenido tras el rechazo de Moraes a sus apelaciones contra su condena en la Operación Lava Jato, y actualmente bajo arresto domiciliario. Michel Temer fue el segundo en una investigación relacionada con la construcción de la central nuclear Angra 3. El primero fue Luiz Inácio Lula da Silva, arrestado el 7 de abril de 2018 por corrupción y blanqueo de capitales.

Antes de Collor, Temer y Lula, otros expresidentes fueron arrestados, pero por motivos políticos. A pesar de ello, estos dos no fueron los únicos en enfrentar problemas legales. Desde el regreso de la democracia, solo Itamar Franco y Fernando Henrique Cardoso no han sido objeto de investigaciones ni acusaciones, recuerda G1.

El expresidente José Sarney fue imputado dos veces por la Fiscalía General de la República en el marco de la Operación Lava Jato, acusado de recibir sobornos por contratos sobrevalorados de Petrobras y de subsidiarias de la estatal, como Transpetro, cargos que él niega.

Blancos de impeachment, Fernando Collor y Dilma Rousseff también fueron imputados por la Fiscalía General de la República. La imputación de Collor incluso fue aceptada bajo la acusación de recibir 20 millones de reales en sobornos por contratos sobrevalorados en BR Distribuidora. El expresidente y actual senador lo niega. En tanto, Rousseff fue arrestada mucho antes de asumir la presidencia, por la dictadura militar.

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