Al menos 26 civiles murieron y 46 resultaron heridos en los ataques de la India contra Pakistán, en un contexto de máxima tensión desde el atentado cometido en la Cachemira india el 22 de abril.

El ataque, bautizado como “Operación Sindoor”, fue dirigido contra nueve zonas, tanto en la Cachemira bajo control pakistaní como en zonas fronterizas de Pakistán.

De cuerdo a India, los bombardeos aéreos fueron “acciones focalizadas, mesuradas y de naturaleza no escalatoria” contra “infraestructura terrorista”.

El Ejército indio acusó a Islamabad de “violar una vez más el alto al fuego, al efectuar tiros de artillería en los sectores de Bhimber Gali y Poonch-Rajauri”, en la Cachemira india.

El portavoz de las fuerzas armadas de Islamabad, Ahmed Chaudhry, precisó que el ataque más mortal mató a 13 civiles, “incluidos dos niños de tres años”, en una mezquita de Bahawalpur.

“Hasta ahora 26 civiles inocentes fueron martirizados en los ataques”, agregó.

Tras los ataques, Chaudry había dicho que “responderemos en el momento que elijamos”, y que “esta atroz provocación no quedará sin respuesta”.

El ejército de Pakistán informó que tras la ofensiva había derribado cinco aviones indios: tres Rafale, un MiG 29 y un avión Su.