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Cifra récord de bebés de padres extranjeros en Japón alivia caída de la natalidad en medio de debate sobre la migración

El aumento de nacimientos de hijos de personas no japonesas se produce mientras los políticos siguen eludiendo la elección entre el declive económico y una población más diversa.

Una enfermera atiende a un recién nacido en el Centro Médico de Mujeres y Niños del Hospital Universitario Jikei de Tokio, el 13 de diciembre de 2001. Foto: Archivo Haruyoshi Yamaguchi

En 2024, nacieron en Japón más de 20.000 bebés de padres extranjeros, lo que representa más del 3% de todos los recién nacidos, y se cree que tanto el número como la proporción alcanzaron niveles récord.

Así lo destacó el medio Nikkei Asia, que indicó que las cifras entregadas por el Ministerio de Salud aliviaron la disminución de la natalidad en Japón, en un marcado contraste con otra fuerte caída en el número de nacidos de padres japoneses.

Un fenómeno que, además, subraya los rápidos cambios demográficos que han impulsado la migración al centro del debate político del país.

De hecho, Nikkei Asia destaca que ahora los bebés extranjeros están “comenzando a ayudar a frenar la disminución de los nacimientos entre los japoneses”.

Según los datos demográficos del Ministerio de Salud, Trabajo y Bienestar Social, se define como “nacimiento de un ciudadano extranjero en Japón” a un bebé nacido de padres extranjeros o de una madre extranjera soltera.

Las cifras finales de 2024 muestran 22.878 nacimientos de este tipo, lo que representa un aumento de más de 3.000 respecto al año anterior y un crecimiento del 50% con respecto a la década anterior.

Mientras tanto, los nacimientos entre padres japoneses descendieron a 686.173, una disminución de 41.115 respecto al año anterior. Esto significa que los recién nacidos extranjeros compensaron más de la mitad de la disminución de los nacimientos en Japón. También representaron el 3,2% del total de nacimientos.

Por nacionalidad, las mujeres chinas constituyeron el grupo más grande de madres extranjeras, seguidas por las mujeres de Filipinas y Brasil.

Los extranjeros con residencia en Japón alcanzaron un máximo histórico de aproximadamente 3,77 millones a finales de 2024, según la Agencia de Servicios de Inmigración, lo que representa alrededor del 3% de la población total. Las personas de entre 20 y 30 años representan el 56% de todos los residentes extranjeros que trabajan o estudian en Japón. A medida que estas generaciones permanecen más tiempo, tienen descendencia y aumentan las cifras de natalidad.

En las elecciones a la cámara alta de julio, el partido de derecha Sanseito logró avances con su mensaje “Japón Primero”. Ante el temor del gobernante Partido Liberal Democrático (PLD) de perder el apoyo de los votantes conservadores, los cinco candidatos en la reciente contienda por la presidencia del PLD pidieron normas de inmigración más estrictas. Entre ellos, la ganadora, Sanae Takaichi, probablemente la próxima primera ministra. La política hizo de la inmigración y de los turistas extranjeros “de mal comportamiento” una parte clave de su campaña electoral.

Pero para que el número de jóvenes extranjeros aumente, será fundamental contar con políticas que les ayuden a vivir y prosperar en la sociedad japonesa, incluyendo la educación del idioma.

Algunas localidades ya están actuando por su cuenta, apunta Nikkei Asia. Es el caso de la ciudad de Nishio, en la prefectura de Aichi, que alberga residentes extranjeros de más de 50 países, incluyendo Vietnam y Brasil. Los recién nacidos extranjeros representaron el 14% del total de nacimientos en 2024 en esta importante ciudad industrial.

El departamento del ayuntamiento de Nishio que se ocupa de asuntos de cuidado infantil ha contratado a tres intérpretes que hablan portugués y vietnamita para facilitar la comunicación entre los padres y el personal de la guardería.

En tanto, la ciudad de Narita, en la prefectura de Chiba, ofrece un folleto multilingüe para ayudar a los residentes de larga duración a aprender las costumbres y modales locales, como la forma correcta de sacar la basura doméstica. Narita, sede de un importante aeropuerto internacional, ha experimentado un aumento del 60% en los recién nacidos extranjeros desde 2020.

“Las políticas y la ayuda para los bebés extranjeros nacidos aquí y sus familias son deficientes en muchas localidades, y la mayoría depende de organizaciones sin fines de lucro”, afirmó Toshihiro Menju, profesor visitante de la Universidad de Estudios Internacionales de Kansai.

“Necesitamos políticas para crear una sociedad donde los hijos de extranjeros, al crecer, hablen japonés, ganen lo mismo que los ciudadanos japoneses y puedan mantener a sus familias”, dijo Menju, citado por Nikkei Asia. De lo contrario, “tendremos una sociedad dividida”.

Japón es uno de los países que más rápidamente envejece en el mundo y ha luchado por elevar su tasa de natalidad al nivel necesario para sostener su población, que actualmente asciende a unos 125 millones.

Su población no japonesa ha aumentado en los últimos años a medida que se contratan más trabajadores inmigrantes para llenar los vacíos en el mercado laboral, una tendencia que ha convertido la inmigración en un tema electoral por primera vez, apunta el diario The Guardian.

Justin McCurry, corresponsal del periódico británico en Tokio, destaca que el aumento de la migración no ha sido casual y no debería haber sido inesperado. Han pasado siete años desde que el entonces primer ministro japonés, Shinzo Abe, reconoció la necesidad de aceptar más trabajadores poco cualificados para abordar la escasez de mano de obra.

Los rostros no japoneses ya no son una novedad en pueblos y ciudades, y cada vez más, en zonas rurales despobladas. Los inmigrantes trabajan en tiendas de conveniencia, restaurantes y fábricas, en obras de construcción y en la agricultura y la pesca, detalla.

“Las descripciones anteriores de Japón como una nación sakoku moderna de aislamiento autoimpuesto, cuyos líderes se niegan a bajar el puente levadizo para todos, salvo unos pocos trabajadores extranjeros, están claramente obsoletas”, escribe McCurry.

Pero el debate nacional sobre la migración resulta demasiado familiar, empezando por la respuesta a las recientes elecciones en las que Sanseito, un partido minoritario de la derecha, reforzó drásticamente su presencia en la cámara alta tras prometer poner “a los japoneses primero”.

Sanseito cuenta ahora con 15 escaños en una cámara alta de 248, además de tres en la cámara baja, que tiene más poder. Su ascenso podría, como sugirieron algunos comentaristas, ser efímero, ya que los votantes, tras manifestar su desacuerdo, regresan a partidos más tradicionales, señala el corresponsal de The Guardian.

A pesar de las elecciones generales anticipadas, Sanseito y su líder, Sohei Kamiya, tendrán que esperar hasta 2028 para consolidar sus éxitos de este verano, pero ya ha logrado marcar la pauta en el debate sobre la inmigración.

Sin embargo, hay indicios de que la necesidad económica eclipsará la retórica política y que la migración seguirá acelerándose a un ritmo que podría llevar a que los extranjeros representen más del 10% de la población en 15 años, tres décadas antes de lo previsto.

Esto complacería a los líderes empresariales encuestados por el periódico económico Nikkei en septiembre, quienes, casi todos, afirmaron que los trabajadores migrantes son el eslabón vital de una cadena de suministro que, sin ellos, se vería totalmente desbordada.

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