Más multilateralismo y una región más unida: Las apuestas en política exterior de Boric

Gabriel Boric durante el acto de clausura de su campaña en Santiago. Foto: AFP

Según el programa presidencial de Boric, uno de los principales ejes de la política exterior de su gobierno es “recuperar la vocación multilateralista para promover agendas de futuro, con una vocación latinoamericanista, respetuosa de los DD.HH., del Derecho Internacional, de la cooperación, de los tratados internacionales y la sustentabilidad”. “Como primera tarea, vamos a recuperar el prestigio internacional de nuestro país”, dice a La Tercera el senador Juan Ignacio Latorre, quien encabeza el equipo de RR.EE. del comando del ahora mandatario electo.


Aún cuando las relaciones exteriores no fueron un aspecto protagónico en la recta final de la campaña por el balotaje presidencial entre Gabriel Boric y José Antonio Kast, la crisis migratoria vigente en América Latina terminó por colarse en los programas políticos ante el incremento del flujo de ingresos ilegales a Chile en los últimos años. El manejo de la problemática migrante no solo es crucial para los chilenos, sino para toda la región que observaba con atención el resultado del domingo.

El programa presidencial de Boric apunta a que la política exterior debe “transitar hacia un nuevo ciclo político”, para fortalecer el estatus internacional de Chile por medio de una cooperación flexible, concertada y sustentable, marcado por cuatro ejes principales. El principal es “recuperar la vocación multilateralista para promover agendas de futuro, con una vocación latinoamericanista, respetuosa de los Derechos Humanos, del Derecho Internacional, de la cooperación, de los tratados internacionales y la sustentabilidad”.

Gabriel Boric se toma una selfie durante el acto de clausura de su campaña antes de la segunda vuelta en Santiago. Foto: AP

“Si algo ha dejado en claro la pandemia es la importancia de contar con mecanismos de cooperación robustos. Nuestros mayores desafíos regionales son enfrentar de manera colectiva las migraciones, la crisis climática, el crimen organizado y narcotráfico, la crisis político-humanitaria venezolana y la cooperación sanitaria en el contexto de la pandemia global”, señala en conversación con La Tercera el senador Juan Ignacio Latorre, quien encabeza el equipo de Relaciones Exteriores del comando de Boric.

Para el político de Revolución Democrática, “la política exterior debe responder a las demandas de la ciudadanía y a los desafíos actuales. Chile transita hoy hacia un cambio de época, que en su dimensión internacional motivan un nuevo ciclo de política exterior, que debe hacerse cargo tanto de la tensión entre la interdependencia global y la necesidad del Estado de responder a demandas ciudadanas locales”.

“Como primera tarea, vamos a recuperar el prestigio internacional de nuestro país. Como sabemos, el prestigio de nuestra diplomacia ha sido mermado por la gestión del gobierno saliente. Ejemplo de ello ha sido la visita de (Sebastián) Piñera a Cúcuta, lo que se ha transformado en una lamentable cicatriz para nuestra política exterior. En consecuencia, nuestro desafío será reposicionar a Chile como un actor predecible y confiable en la sociedad internacional”, sostiene Latorre.

Estos dos últimos años marcados por la pandemia del Covid-19, Latinoamérica vivió una serie de cambios en los liderazgos. A nivel regional, Argentina, Perú, Bolivia y Venezuela tienen líderes izquierdistas, mientras que Brasil, Ecuador, Uruguay, Paraguay y Colombia cuentan con gobiernos conservadores. Sin embargo, el próximo año, los brasileños y los colombianos -ambos socios clave para La Moneda- vivirán elecciones presidenciales en las que, de acuerdo con los sondeos, los candidatos de izquierda llevan la ventaja.

Gabriel Boric sostiene un muñeco con su imagen durante el acto de clausura de su campaña en Santiago. Foto: Reuters

Para el académico de la Universidad Nacional Estadual Paulista (Unesp)y autor de libros como Democracia y Socialismo: La experiencia chilena (1993), Alberto Aggio, “Boric debe rechazar la idea antigua de la izquierda chilena allendista. El problema de Boric no es Cuba o la patria grande latinoamericana, porque él pasó del autonomismo, al progresismo, al reformismo, a la socialdemocracia. Lo más importante es que Chile mantenga una política internacional pragmática y puedan tener un rol de intermediario en la región. Los gobiernos de la Concertación fueron muy inteligentes anteriormente en que lo esencial sería China y Estados Unidos”.

Los socios más importantes para Chile siguen siendo Estados Unidos y China. En ese sentido, Aggio sostiene que “para los chinos no hay mucho problema con quién salga electo, porque más pragmáticos en términos económicos no existen, pero creo que el primer viaje al exterior de Boric debería ser la Casa Blanca. Por proximidad, los lazos entre las economía, la cultura, la ciencia y la mirada mundial. Ahí podríamos hablar de una América democrática, en el sur con Boric y en el norte con Joe Biden, como referencias de libertad, democracia, progreso, innovación y solidaridad”.

Ante esto, el senador Latorre señala que “Chile debería consolidar sus relaciones con Estados Unidos y China, sustentado en criterios de autonomía política y, a la vez, converger con pragmatismo en áreas de interés mutuo con ambas grandes potencias. Debemos fortalecer y resaltar aquellos vínculos y áreas de convergencia como un camino de largo plazo, que se refuerce como parte de nuestra estrategia de inserción global focalizada en y desde la región”.

Entre las posibles alianzas y afinidades del diputado por Magallanes en el mundo, el experto brasileño apunta que la mayor “amistad” bilateral de Boric es con la “socialdemocracia de Europa”, que lo respaldó en bloque en los últimos días con la publicación de un manifiesto europeo en apoyo al candidato de Apruebo Dignidad, que contó con las firmas del exjefe de gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, y economistas como el francés Thomas Piketty.

Gabriel Boric estrecha la mano de simpatizantes durante un acto en Santiago. Foto: AFP

Un aspecto importante para Chile con los países vecinos es la histórica petición de Bolivia para lograr una salida soberana al mar. Una revisión de entrevistas y declaraciones realizada por el diario boliviano Página Siete, revela que tanto Boric como Kast tienen una postura dura sobre la demanda boliviana. Sobre el candidato de Apruebo Dignidad destacan que el 6 de octubre señaló que “la soberanía no se negocia y hay políticas de Estado, me parece que hay ciertos temas en los cuales uno tiene que tener una política de largo plazo. Yo espero mejorar sustantivamente las relaciones con Bolivia y me encantaría poder terminar con esta vergüenza de que todavía, hasta el día de hoy, no tengamos una embajada en Bolivia”.

Al respecto, Latorre sostiene que “la superación de la fragmentación política de América Latina y la redensificación de los vínculos regionales constituyen una prioridad estratégica para el nuevo ciclo de la política exterior chilena. Reconociendo la diversidad de nuestros países, un objetivo central será la promoción del reencuentro y reconstrucción de la región, avanzando hacia la articulación de un espacio de concertación política plural, con una perspectiva de integración regional que sea capaz de superar las diferencias de los gobiernos de turno. Es un desafío gigante, pero Gabriel Boric tiene como prioridad generar puentes y dialogar con todos los líderes que sea necesario para lograr este objetivo”.

“Aunque Chile y Argentina son socios históricos, la izquierda chilena nunca fue una adepta del peronismo argentino”, mientras que en la relación con Perú y Chile “la distinción entre Gabriel Boric y Pedro Castillo es clarísima, Boric no es de extrema izquierda”, asegura Aggio. Sobre Venezuela, Cuba y Nicaragua, el ahora presidente electo aseguró que es un defensor irrestricto de los DD.HH. y solicitó a la izquierda chilena no relativizar las restricciones de libertades.

En un llamado a la unidad regional, Boric podría transformarse en un impulsor de un rol de equilibrio en América Latina. “Tienen que volver al viejo Chile, donde la ONU instaló la Cepal, el Chile de los acuerdos internacionales. La política internacional latinomericana va a ganar mucho si Boric asume un papel como ese. Boric es el nuevo Chile, que viene tanto de la democratización como de la ampliación del mercado, de la democratización vía mercado como dice Eugenio Tironi”, explica Aggio.

Un partidario de Gabriel Boric sostiene un panfleto que lo representa durante un acto en Santiago. Foto: AFP

En los últimos meses, el equipo del diputado magallánico puso paños fríos al debate que se instaló ante la propuesta de una revisión de algunos tratados internacionales, señalando en una entrevista con Mega que “no es para hacer un borrón y cuenta nueva, sino que se verán aquellos que han impuesto condiciones a Chile, que desde nuestra perspectiva pueden ser desventajosas y será discutido en conjunto con las personas”.

Política exterior “turquesa”

Siguiendo con el programa de Apruebo Dignidad, Boric profundiza en una política exterior emprendedora, en la que “Chile no puede actuar aislado de su región, por lo que se requiere una diplomacia emprendedora para coordinar estrategias internacionales con las de desarrollo nacional, como el Acuerdo de Escazú y el Pacto Migratorio”. A su vez, se enfoca en la urgencia de reparar la falta de mujeres en la carrera diplomática y en posiciones de poder, lo que se traducirá en “transformaciones estructurales al interior de la Cancillería” para priorizar una igualdad de género en el ministerio de Relaciones Exteriores.

Justamente, en octubre, Boric participó en una reunión con la Asociación de Diplomáticos de Carrera (Adica), en la que defendió que “las embajadas no pueden ser un premio de consuelo” y pidió no “abusar” de la normativa que le da potestad únicamente al Presidente para designar embajadores prefiriendo a “políticos” y no a funcionarios “de carrera”.

En tanto, siguiendo los compromisos de los partidos verdes europeos, Boric aboga por la denominada política exterior “turquesa”, que buscará luchar contra la crisis climática -color verde- y promover la protección del océano -color azul- para instalarse como un referente internacional en la lucha contra la crisis climática y ser el primer gobierno ecologista en la historia.

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