
“Quiero que este saludo de paz llegue a toda la Tierra”: la primera bendición Urbi et Orbi del Papa León XIV
Robert Prevost es el nuevo líder de la Iglesia Católica, quien se convierte en el primer Santo Pontífice estadounidense, además de tener una segunda nacionalidad.

Tras el anuncio de su nombre, el nuevo Papa León XIV realizó su primera bendición Urbi et Orbi a los fieles desde el balcón de la Basílica de San Pedro, donde hizo un llamado a “construir puentes de paz”.
Robert Prevost es el nuevo líder de la Iglesia Católica, quien se convierte en el primer Santo Pontífice estadounidense -y que mantiene una segunda nacionalidad- entregó sus primeras palabras iniciando con un “la Paz sea con todos vosotros”.
Añadiendo que: “También quiero que este saludo de paz entre en vuestro corazón, llegara a vuestras familias, a todas las personas, en todos los lugares, a todos los pueblos, a toda la Tierra”.
Recordó a su predecesor, el papa Francisco, quien lo ordenó cardenal hace dos años. “Aún conservamos en nuestras orejas esa voz frágil, pero siempre valiente, del Papa Francisco, que bendijo a Roma. El Papa, que bendijo a Roma, daba su bendición al mundo, al mundo entero, aquella mañana del día de Pascua”, expresó en Italiano.
Prevost, cercano al papa argentino y considerado un reformador y progresista como él, pidió ayuda a la gente para “construir puentes de paz” con el objetivo también de buscar la Justicia e invitó a hacerlo sin miedo y dirigió un saludo de paz en sus primeras palabras desde el balcón de la Plaza de San Pedro.
“Y si me permiten también una palabra, un saludo… a todos aquellos, en modo particular, a mi querida diócesis de Chiclayo en el Perú“, mencionó el recién elegido pontífice desde el balcón de la basílica de San Pedro del Vaticano, recordando sus cuatro décadas en el país latinoamericano.
Tras esto, también agradeció a los cardenales que lo eligieron y los invitó a “caminar juntos con ustedes como una Iglesia unida, siempre buscando la paz, la justicia, siempre tratando de trabajar como hombres y mujeres fideles a Jesucristo, sin miedo, para proclamar el Evangelio, para ser misioneros”.
El Santo Padre concluyó con un Ave María, pidiendo a la Virgen “por toda la Iglesia por la paz en el mundo”.
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