Carlos Montes, senador del Partido Socialista:“Ojalá sea Paula Narváez la candidata socialista y llegue a ser Presidenta”

El legislador aborda el agitado escenario presidencial del PS tras el respaldo que Michelle Bachelet entregó a su exministra. Además, dice esperar que con su propio apoyo a la candidata de la exmandataria se cierre el debate instalado por quienes lo veían a él como opción a La Moneda. “Esto no ha estado nunca en mis planes y es una decisión que tiene fundamentos personales, pero también políticos”, sentencia.


A inicios de 2020 el senador Carlos Montes (PS) tuvo una conversación con Paula Narváez (PS). Pese a que varios en el Partido Socialista apostaban a que fuera él el abanderado presidencial de la colectividad, el parlamentario dialogó con la exvocera de gobierno -junto a otros militantes- con el objetivo de saber si ella estaría disponible para asumir una candidatura a La Moneda. Varios meses después, a pocos días de la irrupción de la exministra en el tablero y tras el respaldo que le dio la expresidenta Michelle Bachelet, insiste en que el liderazgo de la sicóloga “puede responder a los tiempos actuales” y que tiene todas las condiciones para representar a los socialistas en la primaria de la oposición.

A su vez, evita ahondar en la opción presidencial que impulsaron diputados y algunos senadores para que el presidente del partido, Álvaro Elizalde, liderara ese camino. “Me sorprendió”, dice sobre esa iniciativa, aunque subraya que la principal tarea en los próximos días es lograr una lista unitaria lo más amplia posible para obtener una mayoría contundente en la convención constitucional.

¿Qué le pareció el gesto de Michelle Bachelet a la opción presidencial de Paula Narváez?

Me parece que tiene todo el derecho a hacerlo, es propio de su forma de ser, una manera de expresar lo que ella cree: que es muy importante que hoy día haya una mujer, una mujer joven, a quien ella conoció en distintos roles al interior de su gobierno.

¿Cómo entiende usted ese apoyo? Hay gente que ha hablado por la exmandataria diciendo que estaba preocupada por el vacío de liderazgos del sector.

Creo que ella dice: esta es una muy buena candidata y, por lo tanto, debe haber primarias abiertas en el partido. Todos pensamos eso, que no podamos cometer el mismo error de 2017.

Como sea, su intervención tensionó la convivencia interna en el PS. ¿No fue contraproducente?

No he escuchado esa interpretación. Acá un grupo de diputados expresó su opinión, otros no han expresado opinión y un grupo de mujeres de base del Partido Socialista e independientes dicen “aquí hay un nombre”. A mí siempre me pareció que Paula Narváez era una alternativa, lo dije hace muchos meses. Es legítimo que Bachelet lo plantee. Que esto pueda tensionar la convivencia... a mi juicio se pone prematuramente sobre la mesa el tema presidencial. Porque lo lógico es que este debate se dé, por lo menos, después de inscritas las listas a la convención constitucional. Si es eso lo más importante.

Algunos han planteado que no están los tiempos para “dedazos”...

Como estuve exiliado en México y sé lo que son los dedazos, quien diga eso no sabe lo que son. Aquí, que una expresidenta exprese su preferencia o su valoración por una candidata no es ningún dedazo. Al contrario, no están las estructuras políticas para eso en Chile. A quienes dicen eso, deberían estudiar, mirar México, donde si el presidente decía “este es el candidato”, ese era el candidato.

Ha surgido inquietud en algunos sectores respecto del bajo nivel de conocimiento que tiene Narváez en la ciudadanía. Lo decía el senador José Miguel Insulza. ¿Lo comparte?

Si se plantea como un dato, es obvio. Ella no es parte de las personas más conocidas del país. Ahora, si se plantea como un obstáculo para que sea candidata, tengo una diferencia. Porque hay gente que puede ser muy conocida y, a veces, eso también se convierte en un tremendo problema. Ahora el desafío es construir un liderazgo entre todos y que no solo sea expresión de rasgos y atributos de la candidata, sino que también de contenidos.

¿No fue apresurado este gesto de la expresidenta Bachelet en el entendido de que aún no están dadas las condiciones para anticipar si el nombre de Narváez va a “prender”?

O sea, si dicen que Bachelet sólo debió haber opinado cuando jugara a ganador... no es lo más útil. No le daría más sobreinterpretaciones. Podría haberlo hecho antes, podría haberlo hecho después, lo importante es que también respaldaron a Narváez más de mil mujeres que consideran que podría ser una muy buena candidata.

¿No arriesga en esto Bachelet su propio capital político?

Ella tomó una decisión. Quienes conocemos a Michelle Bachelet sabemos que no es una persona que ande haciendo cálculos; si pierde un centímetro o dos centímetros de su capital político. Ella frente al cuadro, opta.

¿Será Narváez su candidata?

Yo la respaldo a ella, sin duda, me parece una buena carta y ojalá sea Paula Narváez la candidata socialista y llegue a ser Presidenta. Pero reitero, no distraigamos las energías en cosas distintas a la convención, quien puso en el centro el tema presidencial ahora cometió un error. Es mucho lo que está en juego.

Usted fue una de las primeras cartas que sonaron en el PS y todos esperaban que asumiera el desafío. ¿Ya está descartada su opción?

Esto no ha estado nunca en mis planes y a quien me lo preguntó, desde el comienzo, le dije que no estaba en esa perspectiva. Lo doy completamente por cerrado y esa decisión tiene fundamentos personales, pero también políticos. Aquí debe asumir una nueva generación política. Como nunca se requiere de mucha generosidad y en eso Paula Narváez puede ser muy importante. Ella tiene un sentido de país y liderazgo que puede responder a los tiempos actuales.

Usted no firmó la carta para pedirle a Álvaro Elizalde ser candidato.

No he firmado ninguna carta, porque lo principal ahora es la convención constitucional.

¿Pero cómo ve su opción?

A mí me sorprendió cuando lo propuso este grupo de diputados. Me sorprendió el momento, me sorprendió que hubiera todas esas firmas. No estaba en la lista de los posibles precandidatos, pero bueno, está por verse qué es lo que va a ocurrir.

¿Podría ser una alternativa para el Partido Socialista?

No voy a seguir hablando del tema presidencial. No exacerbemos los debates sobre temas que hoy día no son los principales.

¿Cree que debería renunciar a la presidencia del partido, como planteó Ana Lya Uriarte, en caso de que asuma una candidatura?

Es lo normal, pero eso seguramente va a estar en las reglas de las primarias. Ahí se va a definir. Es razonable, no puede estar en el ejercicio pleno de su cargo.

¿El Partido Socialista está cumpliendo su rol de partido mayoritario en la oposición?

El PS tiene potencialidades y condiciones para jugar un rol mucho más decisivo en este momento. Le ha faltado energía, le ha faltado diversidad y podría haberlo hecho mejor. El partido tiene que hacer un gran esfuerzo de unirse, de movilizarse, de ponerse en función de una política de unidad y los desafíos que vienen.

Pese a los llamados que han hecho varios dirigentes, el escenario más probable es que la oposición llegue dividida en varias listas a la elección de la convención constitucional. ¿Cómo lo ve?

Este es un momento demasiado importante para Chile. Después de muchos años tenemos una oportunidad para, de manera democrática, paritaria, con escaños reservados incluidos, sentar las bases de una nueva democracia. Una nueva Constitución que termine con estos contenidos neoliberales y que asuma los grandes problemas del país: de desigualdades, de abusos, de la necesidad de fortalecer las instituciones, y que se haga cargo de los temas nuevos, los temas civilizatorios. Y esta oportunidad requiere de mucha voluntad para producir un marco común. No es fácil, lo sé, pero por lo mismo la pregunta que hay que hacerse es si cada uno va a ir a la convención a tratar de perfilar su identidad o vamos a ir a buscar los puntos comunes para construir una mayoría.

¿Qué riesgo corre ahí su sector?

Tenemos el riesgo de que la convención constitucional no resulte, que no produzca una base unitaria. Con el sistema de los 2/3 hay vetos por todos lados. Por eso, todo ese afán de perfilarse y poner en riesgo el proceso pone en juego cuán superior va a ser nuestra democracia.

¿Quiénes están poniendo en riesgo el proceso?

Esto es válido para todos. No es tiempo de la disputa por la hegemonía en la izquierda y no es esta la elección para eso. A estas alturas, tenemos que ser realistas. Si no hay lista única, hay que trabajar por una lista unitaria lo más amplia y consistente posible con todos los que estén disponibles. Y una lista que sea suprapartidaria, que no sea ni de la Unidad Constituyente, ni de los liberales, ni de los Independientes no Neutrales, ni solo de los dirigentes sociales, debe ser un conjunto. Hay que entender que mientras más listas, más débiles somos. Mientras más listas, más ventaja hay para la derecha.

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