A 20 años de la Guerra del Golfo Kuwait festeja mientras Irak quiere olvidar
Hasta hoy nadie sabe exactamente cuántas personas murieron en Irak entre enero y abril de 1991 a manos de los soldados aliados o del Ejército iraquí.

Pozos petroleros en llamas, restos de tanques destruidos, cadáveres en la arena del desierto: estas imágenes de la breve pero intensa Guerra del Golfo dieron la vuelta al mundo en 1991. Veinte años después, Kuwait celebra su liberación. Los iraquíes, en cambio, preferirían borrar la derrota de su memoria.
Los habitantes del pequeño emirato de Kuwait festejarán a principios de la próxima semana a lo grande el vigésimo aniversario del inicio de la operación "Tormenta del Desierto", que culminó el 28 de febrero de 1991 con la liberación de su país y la derrota de los invasores iraquíes.
Para la población del emirato petrolero sigue vivo el recuerdo de la ocupación de su país por parte de tropas iraquíes en agosto de 1990 y los muchos actos de barbarie cometidos durante siete meses por el ejército vecino.
Hasta el día de hoy, sin embargo, también existe una latente animadversión entre aquellos kuwaitíes que huyeron durante la guerra y los que aguantaron dentro de su país. Los refugiados siguieron el desarrollo de la guerra cómodamente por televisión en hoteles de lujo europeos.
Tampoco han sido olvidadas las imágenes de mujeres kuwaitíes vestidas con elegantes abrigos de piel manifestándose frente a la oficina de las Naciones Unidas en Ginebra para reclamar el fin de la ocupación. Por el contrario, aquellos kuwaitíes que no pudieron o no quisieron abandonar su país fueron vejados durante largos meses por los iraquíes.
Las heridas emocionales abiertas por el conflicto hasta el día de no hoy no han cicatrizado. Apenas el pasado mes de diciembre una delegación de Kuwait viajó a Irak para buscar en una fosa común, en la sureña provincia de Dhi Kar, los restos mortales de kuwaitíes desaparecidos durante la guerra.
Aunque resultó ser una mentira propagandística lo que decía la hija de un embajador kuwaití de los soldados iraquíes tirando a bebés de las incubadoras, ni siquiera los soldados iraquíes que participaron en la campaña militar niegan que durante esos siete meses hubo casos de violación y tortura, ejecuciones arbitrarias y saqueos.
Sin embargo, esos actos de barbarie son solo uno de los muchos motivos por los que hoy los iraquíes no quieren pensar en esa guerra, que forma parte de los capítulos más negros de la era Saddam Hussein. Otro motivo es que la alianza internacional liderada por Estados Unidos e integrada por 34 países para liberar Kuwait expulsó de forma fulminante a los soldados iraquíes del emirato del Golfo. Después de la aplastante derrota, el término "madre de todas las batallas", con el que Saddam se refería a esta guerra, sonaba para los iraquíes casi como un escarnio.
En agosto de 1990, el Ejército iraquí había invadido de la noche a la mañana el pequeño país vecino. Después de cinco meses de infructuosas gestiones diplomáticas de las Naciones Unidas, los aliados comenzaron en la madrugada del 17 de enero con los masivos bombardeos contra Irak. Saddam respondió lanzando misiles Scud contra Israel y Arabia Saudita, que solo causaron escasos daños. El Ejército iraquí -y eso también lo sabía la mayoría de sus generales- no tenía ninguna posibilidad de hacer frente a la supremacía militar de sus enemigos. Cuando las tropas estadounidenes iniciaron el 24 de febrero su ofensiva terrestre, muchos de los soldados iraquíes ya estaban tan desmoralizados que depusieron las armas. Pocos días después, Kuwait había sido liberado.
Las fuerzas aliadas penetraron en territorio iraquí, pero en aquel entonces, el Presidente de Estados Unidos, George Bush padre, no se atrevió a utilizar los medios militares para expulsar a Saddam del poder. Es cierto que Bush llamó a los iraquíes a derrocar al dictador, pero cuando estalló, en marzo, una rebelión espontánea de los chiitas en el sur y más tarde también de los kurdos en el norte, las fuerzas de Estados Unidos y los demás aliados permanecieron prácticamente pasivas. Los seguidores, mayoritariamente sunitas, de Saddam en el servicio secreto, el partido en el poder y el ejército masacraron a los sublevados.
Hasta hoy nadie sabe exactamente cuántas personas murieron en Irak entre enero y abril de 1991 a manos de los soldados aliados o del Ejército iraquí. Lo que sí se sabe es que la mayoría de las fosas comunes en Irak datan del año 1991. Despúes de la invasión estadounidense en 2003, durante el gobierno del presidente George W. Bush hijo, los cadáveres fueron desenterrados y sepultados en cementerios.
Hoy, las relaciones entre Irak y Kuwait están más o menos normalizadas, pero no son muy cordiales. El primer ministro de Kuwait, jeque Nasser al Mohammad al Sabah, se convirtió el pasado miércoles en el primer funcionario kuwaití de alto rango en visitar Bagdad en 20 años. Un día antes, se había producido un grave incidente cuando, según la versión kuwaití, pescadores iraquíes incursionaron en aguas territoriales de Kuwait y mataron a un soldado de la guardia costera kuwaití.
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