Beausejour, el campeón ilustrado

Jean deambula en distintos mundos: el deporte, la cultura y las letras y los prejuicios. Pero está acostumbrado. Hoy triunfa en una cancha de fútbol, después quiere hacerlo en una sala de clases, como profesor de historia. Así se formó el intelecto de un futbolista histórico de la Selección.




Jean Beausejour Coliqueo tiene un sueño que seguramente no comparte con ningún otro futbolista de Chile y, quizás, del mundo. Un anhelo que se refuerza cuando observa el rostro de un niño y se ve a sí mismo, 26 años atrás. Cuando en su mundo se mezclaban carencias, fútbol, risas y sacrificio.

Bose se cruza con un pequeño en la calle, en las prácticas o en los actos que se organizan en su honor, y sueña. O más bien, comienza a pensar en el largo camino que hará después del retiro futbolístico. No quiere fotos ni autógrafos; y pide que "por favor" no le hagan más reconocimientos. Su verdadera aspiración, secreta para muchos, es que le digan 'profe', pero no en una cancha de fútbol: Jean quiere ser maestro de historia y enseñar todo lo que él alguna vez quiso aprender. Una paradoja, como tantas que ha sobrellevado a lo largo de su vida.

Porque le encanta leer. Casi más que el fútbol. Y se enoja, porque no entiende cómo se le puede cuestionar por dar su opinión respecto a las distintas problemáticas que afectan a la sociedad chilena. "¿Cómo alguien puede ser tan estrecho de mente que imagina que un futbolista, o cualquiera, sólo puede opinar sobre el ámbito en que se desenvuelve, y no pueda tener otros intereses?", se preguntaba en una entrevista publicada el mes pasado en The Clinic.

Es que este zurdo es especial. Todos quienes lo conocen lo consideran un ser distinto, completo, integral. Es amigo de intelectuales, artistas y académicos, con quienes comparte y debate ideas sin ningún problema. Como con el periodista Pedro Cayuqueo, autor y activista mapuche, con quien comenzó a forjar una relación desde 2014. Fue después del Mundial de Brasil, cuando se le vio cargando Sólo Por Ser Indios (2012), una colección de crónicas relacionadas a la temática indígena. Al enterarse, Cayuqueo buscó la forma de contactarse con Palmatoria. Lo consiguió. Y lo que vino después dejó perplejo al autor mapuche:

-¿Aló, Jean? Sí, supe que compraste un libro mío, muchas gracias- le dijo el cronista.

-Sí, me gustó mucho, pero faltó algo: Hay muy poco de nuestra lengua en él- criticó Bose.

"Quedé impresionado por el comentario que me hizo. Uno lo espera de alguien especializado, pero no de un deportista. Tengo la sensación de que Jean es la excepción al futbolista chileno", reconoce Cayuqueo.

En la casa de Beausejour, en Vitacura, hay un imponente librero que se nutre regularmente de nuevas obras. Las temáticas que predominan en su colección son textos relacionados con historia, política, economía y problemática indígena. "¡Uff! Lee todas las noches antes de dormir, en la habitación o cuando se concentra", dice una familiar muy cercana, que prefiere omitir su parentesco. "Siempre fue así, diferente. No es que sea distinto a los demás, es que a él no le interesan las cosas superficiales", agrega. Las últimas lecturas de Jean fueron La Casa de Todos, de Patricio Zapata, y el best seller chileno Historia Secreta de Chile, de Jorge Baradit.

La última obra que llegó a sus manos fue A Puerta Cerrada: La Historia Oculta de la Segunda Guerra Mundial, del historiador británico Laurence Rees, un libro que muestra la Segunda Guerra Mundial en fotografías. Se lo obsequió para su cumpleaños Manuel Puelma Coliqueo, su primo. "Él siempre ha manifestado mucho interés por conocer y estudiar la historia y la política. Conversa con intelectuales y hace poco criticó al historiador Sergio Villalobos, quien siempre ha menospreciado la historia de nuestro pueblo", dice Puelma.

Para Jean, el deambular entre las letras, la cultura y el deporte resulta un hecho natural. De hecho, ya tuvo intervención directa en la creación literaria, al escribir el prólogo del libro Revolución en la Granja, del periodista Leonardo Salazar.

Conoce desde cerca la importancia de la tradición y la educación. Su abuelo, Andrés Coliqueo, desde pequeño le explicó todo lo que ocurría en su entorno, en la población Las Rejas Sur, en Chile, en la dictadura, las barricadas y su etnia. Creció también admirando a su tío, Patricio Coliqueo, "el hermano Pato", como él le llama. Patricio es un destacado académico mapuche, y también uno de sus máximos referentes. Él pertenece a la primera generación Coliqueo en llegar a la universidad. Es profesor de Educación Básica con mención en Educación Intercultural Bilingüe, mezclando el español con el mapudungun. Reconocido por sus ideas. Con esa clase de ideólogos creció Beausejour.

El curioso Jean

Escuela Holanda, 1991. Es clase de religión y la profesora Doris Morales trajo material de estudio para el Primero Básico: Los 10 Mandamientos. Hay expectación entre los niños, están atentos a las instrucciones de la señorita. "¿Quién quiere leer el texto para todos?", pregunta ella. "¡Yo, yo, señorita!", exclama desde el fondo, en la fila del medio, un morenito delgado, pequeño y de pelo rizado; y comienza a entonar: "Uno: Amarás a Dios sobre todas las cosas. Dos: No dirás el nombre de Dios en vano. Tres…".

A Doris Morales, la más antigua de las profesora en ejercicio de la escuela, no le cuesta mucho recordar: "Él era muy opinante. Se enojaba mucho porque justo en esa época estaba la serie Carrusel de Niños y a él lo molestaban con Cirilo, el negrito. Era muy orgulloso de sus raíces y siempre pedía que se le llamara por sus dos apellidos".

Jean Beausejour se crió bajo un régimen estricto. Su abuela, Lorenza Collipay, según dice la profesora,"llegaba vestida a la usanza mapuche y con una varilla en las manos, por si se portó mal".

En la enseñanza media, Beausejour pasó por tres liceos distintos, pero del que más recuerdos tiene es del Liceo Polivalente Guillermo Feliú Cruz A-71, donde cursó 2º y 3º Medio. "Profesora, venga a enseñarme, por fa'. Si usted me explica yo entiendo", esa frase, recurrente en Jean, le quedó grabada a la profesora de matemáticas Elva Olivera. "A él le gustaba la historia, eso era lo suyo, pero no le gustaba quedar como tonto frente a los otros ramos", dice ella; "él no era tan buen alumno, era más bien del 5.0 al 5.5, pero tenía  otras cualidades: hablaba muy bien, era muy respetuoso y siempre estaba muy bien presentado. No era un cabeza de pelota. Pienso que, en el fondo, eso es ser un alumno integral y así lo ha demostrado hasta ahora", comenta.

Su profesora jefe durante esa época, María Luisa Pizarro, cree que Jean es así por todo lo que vivió desde pequeño. "Lo recuerdo muy pobre, que llegaba en invierno a clases con la pura camisa. Pero era un pobre muy asumido, lo llevaba muy dignamente porque sabía para donde iba, que saldría de ahí. No me extrañó todo el éxito que tuvo, si no hubiese sido futbolista habría sido universitario", comenta.

Su curiosidad y sus ganas de entender distintas realidades no tenían un lugar fijo en el que desarrollarse. En una entrevista para el sitio oficial de Colo Colo, Bose reveló cómo lo hacía para estar al tanto de las noticias. La micro 327 amarilla resultó ser su hemeroteca durante su formación en el club deportivo Universidad Católica:"Iba solo en la micro y después me iba juntando con los otros compañeros, que se iban subiendo en Escuela Militar o por ahí. Recién estaban saliendo los diarios de tiraje gratuito: el Publimetro y La Hora. Me acuerdo que llegaba a Las Rejas y trataba de conseguir un diario y me iba leyendo: primeroLa Hora y después las mismas noticias en Publimetro. Me leía todas las noticias, el diario completo". 

El Alí chileno 

El retiro del fútbol, el olvidarse de patear una pelota todos los días, representa para muchos futbolistas una etapa difícil. Dejar de hacer lo que mejor se sabe resulta una experiencia traumática en muchos casos; en el de Beausejour muchos dicen que no lo será.

Quienes lo conocen, los cercanos y los no tanto, destacan en él un rol social intrínseco, lo que se condice por el interés por las lecturas. "Es un portavoz público. Su abuelo formó a un líder. Su figura trascenderá mucho más allá del fútbol. Guardando las proporciones, así como la sociedad norteamericana tuvo a Muhammad Alí, nosotros tendremos a Jean Beausejour", sostiene Pedro Cayuqueo.

La familia Coliqueo, perteneciente a la comunidad Las Carmelitas, destaca por pertenecer a un linaje particular, muchos siendo loncos. En el caso de Jean, su estirpe pesa. "Su tío fue dirigente estudiantil. No son desconocidos. Así como Gary Medel dijo que si no hubiese sido futbolista, habría sido traficante; si Jean no hubiese sido futbolista habría sido dirigente estudiantil. Seguro", remata el periodista.

Enclaustrado en una cancha de fútbol, Jean Beausejour mira un aula en su futuro. Sabe que el fútbol fue el camino para dejar las carencias y los sacrificios, la vía para cumplir el primero de sus sueños. El de miles de niños, que muy pocos pueden realizar.

Pero así como ama este deporte, que lo eleva como bicampeón de América y único chileno que ha convertido en dos mundiales adultos, también es consciente de que esta es una de sus tantas facetas. Una etapa de muchas que vendrán, como su actual rol en el Consejo Ciudadano de Observadores, donde se discuten los cimientos de una nueva Constitución para el país.

Beausejour es mucho más que un futbolista. Así fue desde que tuvo uso de razón. Y quién mejor que su abuelo Andrés para explicar la visión de vida del número 15 de la Roja: "Todos tenemos que tener opinión, si no ¿qué seríamos?", se pregunta don Andrés. Y se responde: "La persona vale por esto", posando el dedo sobre su cabeza. "Si no tiene de esto, no vale nada". Jean aprendió bien.

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