Histórico

Bitar: "Es absurdo que en vez de crédito ahora se aplique un impuesto"

El ex ministro de Educación señaló que no es partidario de un tributo a los graduados.

El ex ministro de Educación, Sergio Bitar, no comparte la iniciativa de que un tributo a los graduados pueda ayudar a financiar la gratuidad en educación superior y dijo a La Tercera que "es absurdo que en vez de un crédito ahora se aplique un impuesto".

Bitar afirmó que "respecto del impuesto yo no soy partidario, creo que sería un error que gente del gobierno o a algunos se les ocurra seguir disparando fuegos artificiales porque crean más confusión". Y enfatizó que "acá el paso que se ha prometido está claro: en el gobierno de la Presidenta (Michelle) Bachelet los hijos del 70% de las familias de ingresos más bajos estudian con gratuidad".

En un documento los investigadores Ricardo Espinoza y Sergio Urzúa plantearon que una política de impuesto al graduado generaría un déficit fiscal de cerca de US$ 20.000 millones en los primeros 13 años de operación del sistema y que la opción de un tributo sería financieramente conveniente sólo para un tercio de los alumnos respecto de la alternativa de un crédito.

Derecho social

Para la académica Claudia Sanhueza en esa mirada se ve al impuesto a los titulados como "una alternativa a los créditos contingentes al ingreso". Sin embargo, explicó "no se puede considerar que un crédito financie la gratuidad porque se basa en un modelo de mercado y no en un derecho social".

Sanhueza recordó que la política de gratuidad es parte de un cambio de modelo. Y este mismo punto planteó en noviembre de 2013 junto al abogado y académico Fernando Atria en un documento que contenía una propuesta de gratuidad para educación superior.

En el texto señalaban que financiar la educación mediante pago privado - es decir créditos- "mantiene el vínculo entre la educación recibida y lo que cada uno puede pagar, según su condición socioeconómica". Por el contrario, sostienen, un sistema de gratuidad "implica transformar radicalmente la manera en que pensamos sobre educación: ya no como un bien que se compra o se vende en el mercado sino como un derecho social".

Atria señaló que "es curioso que haya tanta gente que sea incapaz de distinguir créditos de impuestos". Y explicó que la diferencia es que "cuando se trata de un crédito, cada uno en principio debe devolver de acuerdo a lo recibido. En un impuesto, cada uno debe contribuir de acuerdo a su capacidad contributiva".

El abogado añadió que "cuando a un sistema de créditos uno le añade un subsidio para los más pobres -como el crédito que llamaron "contingente al ingreso"-, para los pobres las dos cosas se parecen". Pero advirtió que "la diferencia se nota inmediatamente cuando uno se pregunta ¿qué pasa en ese sistema con los más ricos?".

La respuesta, planteó, es que cuando quienes tienen más recursos han devuelto lo recibido, dejan de pagar porque es un crédito. "Es decir, los más pobres pagarían, por ejemplo, un porcentaje de su ingreso por 15 años y los más ricos pagarían por por ejemplo 5 o 10 años. Un sistema de impuesto especial implicaría que todos pagan un porcentaje progresivo por el mismo tiempo. Este sistema tiene la solidaridad que uno de créditos no tiene", argumentó.

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