Fue la residencia de la familia Maroto a principios de los 20 y luego, a fines de los 60, la de Elena Velasco de Castillo, una de las fundadoras de la Cruz Roja en Chile. Es por eso que la institución tuvo su sede en el inmueble por más de tres décadas. Resistió con dificultad el terremoto de 1985, pero en 2006 y debido a su avanzado estado de deterioro -causado por las termitas y el correr de los años-, la vendió a los dueños de Mall Plaza.

Ubicada en Av. Ossa con Hannover, en la comuna de La Reina, la casa que lleva el apellido de la familia que la mandó a construir, volverá a abrir sus puertas en octubre próximo (aún no hay claridad sobre el día exacto), pero con otro uso: será el lugar que albergará al legendario Club de Jazz y tendrá entre sus paredes, también, un restaurante.

Después del 27/F este espacio para la música tuvo que salir de la casa donde estuvo por 32 años en Av. Macul e itinerar durante estos tres años por distintos lugares de la capital, como el bar Thelonius de Bellavista, el Centro Cultural de Las Condes y el Instituto Chileno Norteamericano.

En eso estaban los socios de este club -nacido a principios de los 40, por el gusto de un grupo de amantes del jazz que se juntaba a escuchar discos- cuando fueron contactados por los gerentes de Mall Plaza para desarrollar este proyecto, en el cual los jazzistas serían sus arrendatarios e implementarán salas de ensayos, talleres de música y luthiers, que arreglen instrumentos para preservar el oficio.

La casa de tres pisos y 600 m2 construidos fue reparada por el Mall Plaza Egaña, se instalará, además, un restaurante de comida italiana llamado La Fabricca, propiedad de Jérôme Reynes, el responsable de la cadena de panadería, pastelería y gastronomía francesa Le Fournil.

El primer nivel
En 2010, cuando el grupo Mall Plaza estaba en pleno desarrollo del proyecto de su mall (que será inaugurado en octubre) tuvo que decidir qué hacía con la casona patrimonial de ladrillo. Soledad Carvallo, gerente comercial de Entretención y Nuevos Desarrollos de Mall Plaza, cuenta que decidieron invertir en ella y restaurarla por su valor patrimonial y tener una oferta diferente entre sus paredes. "La integramos con propuestas culturales y gastronómicas de valor para complementar la propuesta del centro comercial", indica.

La remodelación costó 20.000 UF y como estaba bastante dañada, hubo que reforzar los muros con hormigón, además de restaurar la fachada y reemplazar puertas, ventanas y baldosas.

Ahora, en su primer nivel, contará con una oferta culinaria italiana, en un espacio con capacidad para 150 personas. Este tendrá una terraza de 200 m2, donde podrá instalarse un centenar de clientes más.

En este mismo nivel, también, se instalará un escenario móvil para presentaciones de las bandas del Club de Jazz e invitados. "La idea es que la música esté presente en el lugar gran parte del día", dice el presidente de la organización, Edgardo Cruz, sobre el acuerdo que hicieron con el operador del restaurante. "Va a haber música en vivo a la hora de almuerzo y en la tarde será un poco más ligera. En las noches, tendremos presentaciones de grupos consolidados de lunes a domingo", agrega Cruz.

Para completar la oferta del primer piso, ahí habrá también una pequeña sala, destinada a presentaciones de cámara más íntimas y donde caben sólo 50 personas.

Pianos y baterías
El segundo piso se abrirá netamente al jazz. En las antiguas habitaciones se ubicarán las salas de ensayo para los integrantes del club y las que estarán disponibles para arriendo.

En el segundo piso habrá una tienda que buscará rescatar la mayor cantidad de discos de jazz de músicos nacionales, como Angel Parra Trío.

"Vamos a cumplir 70 años y queremos llenar los espacios de música tal como lo hicieron los fundadores del Club, en un espacio acogedor y que reciba a todos los que amen la música", concluye.