Cómo se gestó el gran negocio de los Said

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Gonzalo Said Handal y su hermano Jaime, ambos directores de BBVA Chile, fueron parte importante en la negociación.

Tres ramas de la familia Said están detrás del 32% de la propiedad de BBVA Chile (o el 25% del banco que nacerá de la unión con Scotiabank). Se trata de los Said Somavía, los Said Handal y los Sumar Said. Aunque la negociación la lideró Salvador junto a sus asesores, sus primos Gonzalo y Jaime Said Handal, además de Philip Sumar, participaron de las decisiones a través de un comité que se formó especialmente para analizar este caso.




Antes de que se conociera la decisión del grupo Said de no hacer uso de su opción preferente en la compra de BBVA Chile y mantenerse como accionistas del nuevo Scotiabank Chile, José Said Saffie ya tenía el consentimiento de Brian Porter, CEO de Scotiabank a nivel mundial, para ser presidente del banco que nacerá de la fusión.

Con ese antecedente y las presiones del Scotiabank para que tomaran una pronta definición y que el tema quedara zanjado antes de que terminara el año, esta semana el grupo decidió poner fin al misterio y anunciar que se quedarían como socios, con un 25% de la participación del accionario del banco fusionado y cuatro de los 11 directores, para lo cual deberán aportar con el 32% que tienen hoy en la propiedad de BBVA Chile, más un capital adicional de US$ 500 millones. De esta manera, BBVA España tenía la cancha libre para aceptar la oferta de US$ 2.200 millones que Scotiabank pagaría por el 68% que la española tiene en la filial chilena.

Así se cerraba un capítulo necesario para ponerse a trabajar en los detalles de lo que será el pacto de accionistas entre Scotiabank y el grupo Said. Pero también quedaba en evidencia que el clan tiene claro que la suma de sus fuerzas los hace más potentes.

Las negociaciones

Tras el 32% que los Said tienen en BBVA Chile -y que después de la fusión, más el aporte de US$ 500 millones, equivaldrá al 25% del nuevo banco que nacerá de la unión ente BBVA y Scotiabank-, no sólo están José Said y sus hijos, los Said Somavía (Salvador, Loreto, Isabel y Constanza). Son varias las familias que forman parte del clan y que, como tales, toman decisiones y tienen peso en ellas.

Los Said Somavía tienen un 16,3% de BBVA Chile a través de las sociedades Caburga e Idelpa. Sus primos, los Said Handal (Marisol, Jaime, Bárbara, Javier, Cristina y Gonzalo) tienen un 12,39% a través de dos sociedades, SH Seis (7,6%) y Santa Virginia (4,7%). Sin embargo, quienes conocen la malla familiar, aseguran que al porcentaje de los Said Handal hay que sumar otro 2,93% de la propiedad del banco, que a través de dos sociedades -Inversiones Valparaíso (2,4%) e Inversiones Corinto (0,6%)- está en manos de la familia de Philip Sumar Saxonis, quien está casado con Bárbara Said Handal.

Por esta razón, cuando Ignacio "Nacho" Deschamps, Group Head, International Banking and Digital Transformation, decidió abrir el canal de conversación con el BBVA para comprar el banco, los Said formaron un comité integrado por Salvador Said Somavía, Gonzalo Said Handal, Jaime Said Handal y Philip Sumar, que se reunía una vez al mes para analizar el avance de las negociaciones.

Este comité sabía que ante el escenario propuesto por Scotiabank existían tres alternativas: quedarse como accionistas; buscar un socio con el cual igualar la oferta de Scotiabank y comprar todo el banco, tal como se los permitía el pacto de accionistas que a fines de los 90 firmaron los Said y los españoles de BBVA; o vender el 32% a Scotiabank, aunque esta siempre fue la opción menos probable.

Para ello, el comité delegó en Salvador Said las labores de negociación, aun cuando éste informaba periódicamente sobre los estados de avance al resto del comité familiar. En cada viaje y evaluación de la estrategia de negociación, Said era acompañado por un grupo de asesores clave: Manuel Irarrázaval y Marcos Kantt por el Bank of America Merrill Lynch (Bofa), José María Eyzaguirre, de Claro y Cía., además del gerente general y el gerente de inversiones de Caburga (el family office de los Said Somavía), Rodrigo Muñoz y Alfonso Lecaros Eyzaguirre.

Junto con sentarse a negociar con el Scotia, Said y sus asesores iniciaron una serie de rondas en la búsqueda de inversionistas que les permitieran hacer uso de su opción preferente. En esta parte de la historia han sonado una serie de especulaciones: que buscaron apoyo en el grupo Security o de inversionistas extranjeros. Como fuera, esos contactos no dieron resultado, ante lo cual los Said decidieron sentarse a negociar y conseguir el mejor trato posible con el Scotiabank. Y hasta ahora mal no les ha ido. De muestra un dato: en agosto pasado, cuando se conocieron públicamente las conversaciones entre ambos bancos, Scotiabank valorizó BBVA Chile en unos US$ 2.700 millones; tres meses después, al cierre de la operación, la misma entidad financiera quedó valorizada en US$ 3.200 millones.

Cercanos al grupo aseguran que la opción de vender el banco siempre fue la más lejana. "El pater familia, José Said, ha sido banquero toda su vida. En la década del 50 su familia fundó el Banco Panamericano (intervenido en los 70), luego el Banco del Trabajo, después junto a Ignacio Cousiño Aragón ingresaron al Banco BHIF, el Banco Nacional, hasta que llegó la fusión con el BBVA, donde se firmó un pacto de control y se les garantizó la presidencia a los Said, mientras la gestión quedó en manos de los españoles. Por tanto, a sus 87 años no concebía alejarse de la banca, y tanto su hijo Salvador como sus sobrinos respetaron su voluntad", dijo una persona que conoce de cerca a la familia.

Otro cercano agrega: "La opción de vender no existió, porque para un grupo económico tener un banco es algo muy importante, porque le da un conocimiento muy relevante de lo que pasa en la economía", explica.

Si bien en este deal fue Salvador Said quien tomó el protagonismo, tenía claro que sin el apoyo de sus primos Said Handal y Sumar Said era imposible conseguir lo que buscaban.

Algunos analistas sostienen que la familia Said Somavía no habría podido cerrar el deal, dado que los Said Handal los complementan con liquidez, conocimiento del sector financiero y coincidencia en la visión de negocios. Se necesitan uno con el otro en estos big deals.

En la rama de los Said Handal, Jaime y Gonzalo fueron la contraparte de Salvador, dado que son directores del BBVA y ellos, a través de Newport (su family office) informaban del estado de avance de las negociaciones a sus hermanas Marisol, Bárbara, Cristina y su hermano Javier.

"Los Said Handal decidieron embarcarse en este nuevo proyecto porque comprendieron que The Bank of Nova Scotia cumplía con el perfil de socios que ambas ramas, a través de sus respectivos family office, tienen definido para invertir en negocios de largo plazo", explican cercanos al grupo. Agregan que la decisión de seguir en el banco, aportar sus respectivas participaciones accionarias y estar dispuestos a desembolsar una suma cercana a los US$ 500 millones para quedarse con el 25% del Scotiabank "demuestra la convicción de las dos ramas Said que muchas veces está ausente en el empresariado chileno. Esto, porque rechazaron la posibilidad de hacer caja y quedar con liquidez para invertir en otras industrias, que era un camino plausible dado que no tenían referencias de Scotia como potencial socio".

Quienes estuvieron cerca de la operación comentan que Salvador, Jaime, Gonzalo y José Said analizaron que de quedarse en la propiedad tenían la oportunidad de dar un salto cuántico y posicionarse como players relevantes del mercado financiero chileno, ya que el nuevo banco fusionado se posicionará como el tercer banco privado más importante del país, con un 14% de participación de mercado en colocaciones.

La consolidación del delfín

Las dos ramas de los Said no solo son socias por tradición familiar (el padre de los Said Handal, Jaime Said Demaría, era primo de José Said Saffie), sino que también comparten una vocación societaria. Quienes trabajan con ellos señalan que esta visión se fundamenta en una mirada de largo plazo en las industrias de interés, sintonía generacional, convicción por el crecimiento orgánico, sentido de oportunidad en los negocios, estilo de management para las compañías en las cuales tienen presencia en el directorio y valores familiares.

De hecho, comentan que los gerentes generales de sus respectivos family offices, Rodrigo Muñoz, por Caburga, y Arturo Ricke, por Newport, tienen alta sintonía.

"Ambas ramas comparten la vocación societaria como atributo central de creación de valor empresarial en cada negocio donde participan (Embotelladora Andina, BBVA, Energía Llaima, entre otros). Esto las convierte en un solo bloque que comparte una visión de negocios en todas las empresas en las cuales participan", explican cercanos al clan.

Si bien Salvador fue quien lideró las negociaciones con los canadienses del Scotia, dentro del grupo explican que toman decisiones en forma colectiva, porque cada miembro de sus respectivas familias tiene voz y voto.

De hecho, en otras operaciones similares actuaron con los mismos códigos, pero a la inversa. Cuando Embotelladora Andina se fusionó con Embotelladora Coca-Cola Polar (familia Chadwick) en 2012, fue la rama Said Handal la que lideró las negociaciones, con un mandato de representación de la familia Said Somavía. En el caso de la asociación con Scotia, fueron los Said Handal quienes entregaron el mandato a Salvador Said para negociar en representación de ambos clanes.

Sin embargo, para quienes han estado cerca del grupo señalan que esta operación potenció a Salvador. "José Said consolidó el liderazgo familiar de su hijo, convirtiéndolo en el hombre a cargo de la operación y le traspasó simbólicamente el poder del pater familia", explica un conocedor del grupo.

Lo que se viene

Los Said están acostumbrados a tener socios en sus negocios. En Andina, la familia Garcés es uno relevante. Con ellos existe total afinidad intergeneracional, ya que José Said tiene relación histórica con José Antonio Garcés padre, y Salvador, Gonzalo y José Antonio Garcés hijo forman un triunvirato societario a nivel generacional. Son cercanos y grandes amigos entre ellos. Juntos también son socios de Juan Claro y de la familia Chadwick.

Ahora el desafío será construir esos lazos con Scotia. Según cercanos a la operación, hubo momentos complejos en las negociaciones, confidencian que la búsqueda de otros socios por parte de Salvador Said y las constantes exigencias para cerrar un acuerdo generaron hace unas semanas un punto de tensión importante.

"Hasta ahora se había logrado una dinámica de trabajo muy fluida en el directorio del Scotiabank Chile, con códigos claros, por lo tanto, para los canadienses no será fácil tener a un socio con el que no ha sido fácil negociar y que ha señalado abiertamente que buscó otros socios", explica una fuente del banco.

Lo concreto es que en los próximos días el pacto entre los Said y Scotia se habrá sellado y comenzará la cuenta regresiva para la fusión. José Said mantendrá el sueño de permanecer en la banca y coronará su trayectoria a la cabeza del tercer banco de plaza.

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