Señor director:

El derecho que implica tener una licencia lleva consigo ciertos deberes. La persona que cause muerte o lesiones graves al conducir en estado de ebriedad debe verse enfrentada a quedar sin su derecho legítimo a seguir conduciendo. De no ser así, se amparan las irresponsabilidades de personas que optaron por conducir bajo los efectos del alcohol, y se produce una injusticia con las familias que saben que ese conductor, indiferente ante la vida ajena, puede volver a sentarse al volante.

Es necesario que quien tuvo la opción y no fue responsable con su privilegio no pueda manejar más. Las muertes de la pequeña Emilia, Macarena Casassús y Arturo Guastavino, entre muchos, son vidas que se perdieron por la imprudencia de conductores que hoy pueden volver a las calles. Exigir responsabilidad es lo mínimo que se puede pedir, teniendo en consideración que no se trata de números o estadísticas, sino de vidas.

Christel Lindhorst F.