Cristián del Campo: "Necesitamos pedir perdón a todos esos ex alumnos que fueron vulnerados"

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El sacerdote jesuita se refiere a la polémica que hoy enfrenta la congregación y reconoce que hubo lentitud y negligencia al momento de reaccionar ante "situaciones inapropiadas" por parte del cura Jaime Guzmán Astaburuaga.




"Aunque hayan pasado hace muchos años, nos avergüenza mirar esos hechos y darnos cuenta de que ni nosotros ni la comunidad escolar reaccionamos a tiempo", dice el sacerdote Cristián del Campo, provincial de la congregación jesuita en Chile.

El lunes 22, a través de un comunicado y luego de que el animador José Miguel Viñuela lo diera a conocer en televisión, la Compañía de Jesús reconoció que el padre Jaime Guzmán Astaburuaga -quien fue capellán y profesor en el Colegio San Ignacio El Bosque entre 1984 y 1994- cumple una condena desde 2012 por abusos impropios a menores.

¿Por qué no se hizo público en 2012 que uno de los ex curas y profesores del Colegio San Ignacio había sido condenado?

No se hizo público en atención a que una de las personas que participó del proceso, la primera que presentó una denuncia en agosto de 2010 y con la que se abrió esta investigación, solicitó la reserva del caso.

Pero fue solo uno de los denunciantes el que pidió que no se hiciera pública la denuncia. Se podría haber informado quién era el victimario sin necesidad de dar el nombre de las víctimas.

Esa fue la decisión que se tomó. Creo que a la luz de todo esto y lo ocurrido, obviamente que uno diría que si en el futuro tenemos una denuncia con ese tipo de requerimiento, lo pensaríamos más. En el sentido de que una vez que se hace público puede aparecer otro denunciante. Pero esa fue la decisión que se tomó en ese minuto y esa fue la decisión que yo como provincial apostólico, posteriormente, tuve que confirmar.

¿Cuándo y cómo llegan los primeros antecedentes del caso Guzmán a la congregación?

Fue a fines de agosto de 2010. Producto del revuelo que causó el caso Karadima llegó un primer denunciante que había tomado nueva conciencia del abuso que sufrió siendo menor de edad, y se acercó a la Compañía de Jesús para relatar los hechos. Este testimonio fue el que dio inicio a la investigación eclesiástica.

Unos meses después, a comienzos de 2011, se supo de la existencia de un grupo de Facebook integrado por ex alumnos del Colegio San Ignacio El Bosque, que llamaba a denunciar al padre Guzmán. La Compañía de Jesús buscó modos de contactar a algunas personas que estaban en ese grupo, con el objeto de que se acercaran a dar sus testimonios y sumarse a la investigación que ya estaba en curso.

¿Cuántas denuncias y cuántos testimonios se recibieron en esta investigación?

Fueron cuatro denuncias y alrededor de 10 testimonios.

Entre 1984 y 1994, años en los que Guzmán estuvo en el Colegio San Ignacio, ¿nunca llegaron reclamos en su contra por conductas impropias?

No hay registro formal. Lo que no quita que hay personas que fueron alumnos del colegio que señalan que sí hicieron los reclamos. En cualquier caso, como Compañía de Jesús reconocemos que no estuvimos a la altura requerida entonces. Hoy, sin duda, actuaríamos distinto.

Luego del llamado que se hizo después de las declaraciones del ex alumno del Colegio San Ignacio José Miguel Viñuela, ¿se han recibido más denuncias en contra de Jaime Guzmán?

Sí, e inmediatamente activamos el protocolo existente para estos casos. El delegado de la Compañía de Jesús en Chile que está designado para recibir denuncias contra jesuitas se reunió con el ex alumno que hizo público su testimonio en televisión y ha estado en contacto con otras personas que le han hecho llegar información del caso. Con todos estos elementos y los testimonios que recibamos, llevaremos adelante una nueva investigación eclesiástica.

¿Cuántas son en total las víctimas? ¿En qué cursos iban?

Eso lo sabremos una vez que concluya la investigación que vamos a iniciar. La información que tenemos sobre los colegios es que son todos menores de edad y entiendo que el padre Guzmán siempre trabajó en enseñanza media.

Considerando que el caso de Guzmán se supo luego de que un ex alumno lo diera a conocer y no fuera la congregación misma en el momento de la sentencia, ¿en qué posición quedan los jesuitas con esto?

No es ciertamente una posición fácil. Hemos querido respetar lo solicitado por una de las víctimas. Fue en atención a la petición y mejor interés de ese denunciante que el caso se mantuvo en reserva.

La práctica de publicar las fotografías de los alumnos desnudos en el diario mural, ¿por qué no fue cuestionada? ¿Ningún apoderado reclamó ante la situación?

Somos parte de una Iglesia y de una sociedad que no fue capaz de proteger a los más débiles. No reparamos en actitudes que favorecieron actos abusivos que sucedían al lado nuestro, sin percatarnos del daño que producían. Fue la queja de un apoderado del colegio el que llevó a que esas fotos fueran retiradas y que se le prohibiera al padre Guzmán proseguir con el tema de las fotos. Necesitamos pedir perdón a todos esos ex alumnos que fueron vulnerados.

Esto hoy no podría ocurrir. Todos estamos más alertas y somos más responsables en el cuidado de ambientes sanos, especialmente para los menores de edad. Hoy tenemos procedimientos muy estrictos que cada institución que trabaja con menores tiene el deber de cumplir y comunicar. Si hoy estamos mucho mejor preparados, es gracias a todos los que han tenido la valentía de dar sus testimonios y hacernos avanzar hacia la protección verdadera de los más vulnerables.

¿Cuál fue el error de los jesuitas como congregación al no darse cuenta de que estaban ocurriendo estos abusos al interior del Colegio San Ignacio El Bosque?

Yo creo que el error fundamental fue no tomar el peso a algo que quizás en esa época no se habló lo suficiente por la comunidad escolar en general. Yo creo que fuimos lentos, fuimos tardos, fuimos negligentes a la hora de comprender que había situaciones que superaban el límite absolutamente. Pero te quiero reiterar que esas fotos, lo más paradójico de todo esto es que esas fotos absolutamente inapropiadas estaban en el diario mural, a vista y paciencia de todo el colegio. Entonces no era algo que estaba guardado o resguardado. Eso de alguna manera remarca más la ceguera colectiva y la poca valoración colectiva que les dimos a situaciones que eran absolutamente inapropiadas.

Pero como congregación, ¿cuál es la autocrítica que hacen al no haberse dado cuenta?

Por supuesto. No fue solo el rector, había varios jesuitas que trabajaban en el colegio, y por supuesto que no nos dimos cuenta. Somos parte de una cultura que no fue capaz de poner límites a lo que era absolutamente inapropiado

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