El ignorado chileno campeón del mundo

José Martínez es el monarca vigente del circuito mundial de Sandboard, tras ganarlo en 2015. Actualmente no sabe si podrá continuar en la élite de esta disciplina poco tradicional.




José Martínez  se desliza a toda velocidad por las dunas iquiqueñas. Bañado por  el ardiente sol nortino levanta ráfagas de arena montado en su tabla de sandboard. Cambia de dirección, se gira en el aire, salta de una duna a otra. Sus movimientos son plásticos, ligeros, armónicos.

Conoció este deporte cuando era un adolescente ávido de adrenalina. Un amigo le mostró un video y quedó encantado. Su vida pasó a ser lo que ocurría a bordo de una tabla surfeando olas de arena.

Se fue a Europa para aprender más. La gente le decía que ya estaba bien, que pensara en que tenía que subsistir de alguna manera. Su  pasión no lo iba a alimentar. Las dudas le nublaron la mente hasta que su mamá las despejó con una sentencia clara: “Uno tiene que hacer lo que ama”, le dijo.

José le hizo caso y hoy, a sus 38 años, está en el cénit de su carrera. Es el emblema de una generación, en la que también destaca Christian Calcagno y Eduardo Seguel ,  que ha llevado a Chile, uno de los países con la geografía más favorable para el desarrollo del sandboard,  a ser una de las fuerzas dominantes a nivel planetario.“Yo creo que 2015 fue el mejor año del sandboard nacional. En lo personal, terminé primero del circuito mundial, que es algo que ningún chileno había logrado antes”, afirma Martínez.

Disfruta su momento con pequeñeces, nada de grandes lujos; que Josh Tengue, pionero mundial de este deporte y su ídolo de la infancia, lo sigua a través de las redes sociales es su gran orgullo.

José asegura que tiene cuerda para seguir en lo más alto por mucho tiempo. Se entrena seis horas diarias y no padece de lesiones graves. Las dudas vienen por otro lado.

Fuera del ambiente del sandboard apenas se le conoce. “Somos campeones mundiales, estamos haciendo historia, pero nadie lo sabe”, dice José, quejándose de la poca cobertura mediática que han tenido sus logros.

El deportista se sostiene  dando clases de sandboard a personas que vienen de puntos geográficos tan alejados como Estonia o Canadá para patinar en la primera región del país bajo su alero. También confecciona tablas en su taller y recibe una ayuda de 280 mil pesos de la Municipalidad de Iquique. Pero con eso no le alcanza para seguir compitiendo en el máximo nivel. Presentarse en todas las etapas del circuito mundial, que este año pasará  por México, Egipto, Estados Unidos, Perú y Chile, implica un gasto de unos 10 millones de pesos.

No tiene ningún sponsor. Confiesa que recientemente envió mails a 75 empresas solicitando auspicio. Sólo una le respondió para decirle que no estaba interesada.

“Creo que soy el campeón mundial chileno menos reconocido de todos. Y con reconocimiento me refiero simplemente a esa fuerza que se necesita para seguir”, relata José, admitiendo que  el retiro es una posibilidad real.

“Es triste decirlo, pero me lo estoy planteando seriamente, porque para mantener el nivel necesario que me permita poder defender mi título, necesito dedicarme exclusivamente al sandboard”, explica.

Sobre la hora consiguió el dinero para participar de la  primera fecha del circuito en México, este fin de semana. No sabe que pasará después. Para él vivir de plegarias se hizo costumbre.

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