El pulso de los residentes en Chile
Abogados, médicos, deportistas, músicos y comunicadores. Dimes y diretes de los ciudadanos cubanos. Para algunos, la esperanza del fin del bloqueo. Para otros, una incógnita.

De lunes a viernes, abogado y profesor de derecho internacional, en la U. Arcis. Los domingos por la mañana, instructor del equipo de beisbol "Almendares", que corre y pitchea en el diamante del Estadio Nacional. Oriundo de La Habana, desde donde llegó hace tres años, Luis Manuel González (47), tiene muy clara su posición respecto del acuerdo diplomático entre Cuba y Estados Unidos: "Es positivo, un paso importante y que se esperaba hacía rato. Nuestra gente lo necesita", dice, algo reacio a extenderse demasiado en su parecer político.
También le pone suspicacia al análisis: "No son sólo buenas intenciones; el empresariado norteamericano le quiere meter mano al mercado cubano, que se lo estaba perdiendo", subraya.
Respecto del futuro en la isla, solo agrega que "es imposible soportar una crisis económica por más de 20 años sin que se traspase al tema social".
La comunidad residente en el país permanece expectante. Para la comunicadora social Andrea Valencia (38), quien llegó desde Matanzas en 1985, y que tiene la doble nacionalidad chileno-cubana, lo ocurrido "es algo que me conmueve, que tenía que pasar algún día y me alegra haberlo visto. Espero que le permita a los cubanos ser más felices, porque vivir allí no es fácil. Amo a Cuba y celebro la revolución, pero es muy triste ver que no han logrado que todos tengan una vida plena, de acuerdo a las inquietudes y deseos de cada uno".
De pequeña, esta profesional vivió en un periodo muy particular de la isla, en medio de largos discursos de Fidel y bajo toda la iconografía propia de otra época. Su jardín infantil, por ejemplo, se llamaba "Amiguitos de la URSS".
"No es el fin del bloqueo como se ha dicho, solo se suaviza, pero imagino que este primer paso finalmente acabará con el embargo, porque en verdad es indefendible y vergonzoso tener a un país ahogado. Y, lamentablemente, también se convertirá en la mejor estrategia de Estados Unidos para lograr que Cuba se convierta en lo que ellos quieren", dice.
El médico Wenceslao Hera (47), en tanto, venido desde la localidad de Ciego de Avila, al centro de Cuba, reconoce que llegó, hace 16 años, buscando mejores horizontes. Actualmente es el director del centro médico Salud Total- MC (medicina cubana), ubicado en la comuna de Maipú.
"Yo nací en la revolución, fui dirigente, pero cuando viajé a Chile estuve años sin poder regresar. Ahora lo hago, desde 2012, y conozco la pobreza y necesidades de mi pueblo. Espero que este cambio los pueda ayudar a ellos, especialmente a ellos", destaca.
Hera se define "no como un socialista, sino como un demócrata que ama la libertad. En mi país la gente es profundamente humanista. Cuba, con todos sus problemas, ha ayudado durante décadas a mucha gente, a muchos países. Eso no se nos debe olvidar. Y ahora sé que será difícil aprender a vivir en un mundo más capitalista".
Como la mayoría de los cubanos residentes, sin embargo, advierte que aún no ha tenido contacto con su familia y amigos de la isla.
De profesores y pianistas
Con impecable terno y sombrero negro, Humberto Del Collado enfrenta todas las noches al público porteño. Lo hace con su compañero de banda, Jesús Yáñez. Ambos se hacen llamar "Los embajadores del son cubano". Y así, al ritmo de la salsa, animan pubs y restaurantes de Valparaíso.
La contingencia la recibe con tranquilidad y alegría. La música los unió profesionalmente hace 20 años, cuando Del Collado llegó al puerto de vacaciones, sin imaginar que sería el país donde se quedaría definitivamente a vivir. "No viajé arrancando, no era partidario de Fidel, pero tampoco enemigo. Y aquí me quedé por mi mujer, por amor", cuenta.
Un feliz matrimonio con dos hijos y residiendo en la comuna de Quilpué, tiene al cantante, de profesión pedagogo, enamorado de Chile. Y espera que éste acercamiento con EE.UU. signifique un avance económico, pero no un retroceso en materia social. "Ha habido mucho sacrificio en mi pueblo y se merecen esto, pero me da un poco de miedo que se pierdan importantes beneficios, casi únicos en el mundo, como la atención médica, que es excelente, y nuestra educación y cultura; el cubano es muy culto".
En Santiago, Manolo Arranz (52), músico de profesión, toca el piano en el grupo "La timba latina", del Club Orixas. Llegó hace 14 años. Y considera que lo ocurrido es "súper positivo, ya era hora de que Cuba se abriera un poco. Espero que por allá estén todos felices. Es urgente".
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