El Estado Islámico "va a cambiar la historia borrándola", aseguró Morten Storm, un ex militante de Al Qaeda que terminó siendo reclutado por la CIA.

En entrevista con EFE, Storm señaló que el conflicto en el Medio Oriente no es una simple guerra regional, sino "una guerra por nuestra supervivencia", al tiempo que aseguró que los líderes occidentales no tienen una estrategia clara para combatir a la agrupación yihadista en Siria e Irak.

El además protagonista del libro "Mi vida en Al Qaeda", aseguró que el EI es "un enemigo muy honesto. Por sus creencias y por sus acciones que se limitan a seguir su doctrina", la cual se basa en una interpretación extrema del rigorismo islámico.

Por este motivo, Storm dice que la lucha no ha dado éxito, ya que los yihadistas "creen en sus valores, en aquello que defiende y por lo que mata. Nosotros no creemos en los nuestros". 

Además, se muestra crítico de los políticos de occidente a quienes califica de "cobardes".

"Tenemos unos líderes cobardes, que no tienen ni idea de este problema ni saben cómo abordarlo. Carecen de una estrategia" sobre el modo de combatir al EI, mientras que -señala con un punto de sarcasmo- el presidente ruso, Vladimir Putin, "sí la tiene".

Occidente se limita "a seguir con la guerra sin encontrar soluciones. Ya se fracasó en la lucha contra Al Qaeda y ahora está pasando lo mismo con el EI", afirma Storm.

Por otra parte es categórico en señalar que no cierto cuando se dice que el Estado Islámico dispone de 50 mil combatientes, ya que controla a millones de potenciales. Igualmente, sostiene que cuentan con el apoyo de quienes viven en las zonas bajo su control, esto, suscitado por una mezcla de desconocimiento del exterior, pobreza y odio hacia aquellos que los atacan y bombardean indiscriminadamente.

"La gente apoya al EI en las zonas bajo su control. Si no fuera así, el EI no estaría allí. Para la gente de esas zonas, su presencia es como una liberación", dice.

En el libro, escrito por los periodistas Paul Cruickshank y Tim Lister, Storm (39) relata su experiencia personal y el espiral en el que se vio inmerso desde los 16 años cuando se autodenomina como un muchacho desarraigado ("un pollo sin cabeza", dice) que se integra en grupo de motociclistas en Dinamarca, hasta que se convierte al islam, se fanatiza y termina militando en Al Qaeda, de donde sería reclutado por la CIA.