Histórico

FBI descubre carta de Ariel Castro donde revela cómo plagió a víctimas y cómo vivía el secuestro

En una nota encontrada en su casa, Ariel Castro dijo que pensó suicidarse y "dejar todo mi dinero" a sus víctimas. Michelle Knight, una de las secuestradas, contó que tuvo cinco embarazos y que Castro la golpeó para que abortara.

Un pastel. Para cada "aniversario de secuestro", eso era lo que les regalaba Ariel Castro a sus víctimas, en un ritual enfermizo que reemplazaba a los cumpleaños, según el diario Daily Mail. Y entonces, Amanda Berry, Michelle Knight y Gina DeJesus debían asentir y mostrarse conformes con el obsequio. Pese a que dio rienda suelta a su crueldad, la culpa carcomía al secuestrador de Cleveland, como reveló en una nota de 2004 encontrada por la policía.

"Soy un depredador sexual. Necesito ayuda", escribió. También mencionó que planeaba suicidarse y "dejar todo mi dinero" a las jóvenes. Un dato que han considerado las autoridades penitenciarias para vigilarlo las 24 horas del día, por temor a que se quite la vida en la cárcel del condado de Cuyahoga, donde se le ve "abatido", según la prensa local.

En la misiva de 2004, Castro contó, además, que fue abusado sexualmente por un tío cuando era niño.

El acusado, de 52 años, llevaba una doble vida y sus abusos parecían no tener límites. Según un informe de la policía de Cleveland filtrado a la prensa, Knight contó que quedó embarazada al menos cinco veces durante sus 11 años de cautiverio. En una ocasión, Castro no le dio comida durante dos semanas y la golpeó una y otra vez en su vientre, hasta que la hizo perder a la guagua.

En otra ocasión, Castro obligó a Knight a que ayudara a Amanda Berry a tener su guagua, en una de las mayores pesadillas que vivieron las jóvenes al interior de la casa. Para el parto, Castro compró una pequeña piscina inflable y entró en pánico cuando la bebé de Berry dejó de respirar. Fue ahí cuando amenazó de muerte a Knight: si la pequeña moría, ella pagaría con su vida.

Michelle, de 32 años y que se encuentra hospitalizada, tuvo incluso que hacerle una reanimación cardíaca a la guagua, que se salvó. Hoy, la pequeña tiene seis años y se llama Jocelyn. Aún no se ha informado si Castro es el padre, pero sí se sabe que sacaba a la niña de paseo.

Las tres jóvenes habrían salido de la casa sólo dos veces. Pero no muy lejos, apenas al garaje, disfrazadas con pelucas. Castro, quien deberá pagar una fianza de US$ 8 millones y podría ser condenado a la pena de muerte, mantuvo a sus víctimas en un sótano en los primeros años, amarradas con cuerdas y cadenas. Luego, las habría dejado ocupar los otros tres pisos de la vivienda, pero siempre con candado.

"Ya tengo dos"

Durante años, las jóvenes no habrían tenido mayor contacto entre sí. "Ellas están aquí contra su voluntad, porque cometieron el error de subirse al automóvil de un completo extraño", escribió Castro en su nota, hace nueve años. "No sé por qué busco otra, si ya tengo dos", agregó, en referencia al secuestro de Gina DeJesus, a quien capturó cuando la joven volvía de su colegio.

DeJesus -que ahora duerme en su living y ha pedido que no la dejen sola- no habría cometido "un error", ya que es probable que hubiese conocido a su secuestrador. Ello, porque su hija Arlene era amiga y compañera de escuela de Gina. Castro también era amigo de un tío de DeJesus, pues ambos tocaban en la misma banda.

Según informó la prensa de Cleveland, el lunes, Amanda Berry creyó que Castro había olvidado cerrar el candado de su habitación, como una suerte de prueba. En muchas ocasiones, el secuestrador de origen puertorriqueño golpeó a las jóvenes cuando éstas intentaron escaparse tras algún descuido. De todos modos, la joven decidió correr el riesgo y de paso salvó a su hija y a Michelle y Gina, secuestradas en años distintos, pero en la misma zona del barrio, mayoritariamente hispano.

¿Cómo pudo pasar tanto tiempo sin que nadie se diera cuenta de nada? Esa es la mayor interrogante del caso. Ayer también se supo que el actual esposo de Grimilda, la ex esposa de Castro, fue condenado hace nueve años por abusar de las hijas de su pareja. En ese momento, el esposo de Grimilda, Fernando Colón, dijo que al que debían acusar era a Ariel Castro. Pero no le hicieron caso.

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