Señor director:

Es bastante peculiar el valor que la sociedad actualmente les está asignando a las encuestas. Esta tendencia cobra vigencia cada vez  que se publican los resultados del último sondeo de opinión; en este caso, el realizado por el Centro de Estudios Públicos (CEP), que le da al Presidente Piñera un 23% de aprobación.

Una vuelta  por las redes sociales y los foros de medios de comunicación basta para comprobar cómo algunas personas critican la legitimidad del gobierno basándose en la encuesta, como si éstas fueran una verdadera biblia de la democracia. De ese modo, no se tiene en cuenta que la mayoría  eligió este gobierno en el más representativo de los sondeos de opinión: las elecciones en urna.

Podemos criticar, estar disconformes y declararnos opositores a la administración, pero sobrevalorar las encuestas es poco serio.

En ese caso, también tendríamos que determinar que las mediciones de rating son el instrumento  para definir el tipo de televisión que queremos ver, lo que sería asociado con la mercantilización de nuestras decisiones y, de seguro, generaría el rechazo de los mismos que hoy erigen los sondeos como una verdad revelada e incuestionable.

Jorge Araos