Apruebo sin condiciones



Por Alejandro Weber, decano de Economía y Negocios, Universidad San Sebastián

A comienzos de semana vimos con estupor cómo el gobierno presentó un insuficiente plan de impulso económico para el país, sin entregar señal alguna respecto a la evidente conveniencia de aprobar con urgencia el TPP11. Pese al valorable intento del “Laguismo” por incluir el tema en el debate, fue el Partido Comunista el que reaccionó con particular celeridad para hacer algunos “recordatorios” a sus socios de coalición. Primero, fue Daniel Jadue quien señaló que “el TPP11 es un problema bastante importante para Chile”, y que es incomprensible que el gobierno avance en un asunto que “la coalición principal con la que ganó el Presidente Boric lo rechazó en la Cámara de Diputados”. Posteriormente, su secretario general, Lautaro Carmona, en un arranque de honestidad confesó que “el TPP11 no tiene ningún rédito para Chile, salvo atraer inversión”. A confesión de partes, relevo de pruebas.

A lo anterior se suma lo esgrimido por la vocera de gobierno, quien se refirió a lo que sería una nueva excusa para no avanzar con la prontitud necesaria: los mecanismos de resolución de controversias. El argumento, artificial, por cierto, sería que el tratado restaría “soberanía” a nuestro país ante el poder de las multinacionales. La realidad es otra, pues los mecanismos de solución de controversias del TPP11 no difieren de los ya consagrados en la Uncitral, Ciadi o arbitrajes internacionales, y que Chile ha suscrito como parte de su exitosa política comercial por más de 30 años. Por definición, un acuerdo comercial es la forma en la cual los Estados firmantes asumen compromisos que involucran el otorgamiento de concesiones especiales respecto a sus propias normativas jurídicas. No hay novedad en la materia.

Vamos al fondo del asunto: ¿es beneficioso para el país suscribir el TTP11? La respuesta es un rotundo sí. Aprobarlo tendrá una serie de consecuencias que beneficiarán directamente al bolsillo de los chilenos. Con el TPP11, nuestro país tendrá acceso al mercado de Asia Pacífico, que agrupa a más de 500 millones de personas y que representa cerca del 15% de PIB mundial. También implica el ingreso de 3.100 de nuestros productos a mercados como el de Japón, Malasia, Canadá́ o México, con importantes beneficios arancelarios para sectores clave en nuestra economía productiva, como el agrícola, forestal y pesquero. Además, se eliminarán prácticamente todos los impuestos de importación entre los países miembros. El tratado también garantizará reglas del juego claras y modernas para todos quienes lo suscriben, entregando normas que asegurarán la aplicación de regulaciones objetivas y transparentes, dándoles a nuestros exportadores e inversionistas la certeza necesaria para sus negocios.

Estamos en recesión. Nuestra economía seguirá contrayéndose el próximo año, con una caída de la inversión cercana al 4% y la consecuente destrucción de empleos. En este contexto, el acuerdo será un verdadero motor para el desarrollo del país, generando ingresos anuales por cerca de dos puntos de PIB, lo mismo que como Estado invertimos hoy en pagar la Pensión Garantizada Universal para dos millones de adultos mayores. quererlo, el señor Carmona dijo una gran verdad: el TPP11 atraerá inversión. No le busquemos la quinta pata al gato; esta vez aprobemos sin condiciones y sinceremos las posiciones para que la ciudadanía, tal como lo hizo el pasado 4 de septiembre, saque sus propias conclusiones.

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