Columna de Cristián Valenzuela: Cuba libre

Seis hockistas y un atleta cubanos decidieron "fugarse" de la delegación de su país tras los Panamericanos. (Fotos: Agencia UNO)


¿Cuántos chilenos se han fugado a Cuba en el último tiempo? ¿Cuántos inmigrantes latinoamericanos llegan a las costas de Cuba buscando oportunidades económicas y sociales? ¿Cuántos refugiados o asilados políticos acoge Cuba, ofreciendo asilo contra la opresión en sus países? No conozco ninguno. Tampoco recuerdo que las fronteras venezolanas estén colapsadas por gente tratando de entrar a ese país para buscar nuevas oportunidades ni disfrutar de los beneficios de ese paraíso socialista.

Según la Ministra del Interior, Carolina Tohá, los cubanos que se fugaron de la Villa Panamericana podrían perfectamente estar haciendo turismo. Lautaro Carmona afirmó que en realidad no querían volver a su país por las difíciles condiciones de vida que impone el bloqueo de Estados Unidos. No sé si reír o llorar.

Fue hace solo una semana que el Presidente Gabriel Boric viajó a Estados Unidos y decidió utilizar su reunión con el Presidente Biden para abogar por el término del bloqueo. ¿Y por los derechos humanos de los cubanos asesinados por la dictadura? ¿Y los derechos civiles y políticos de los prisioneros políticos? Nada.

Cuba no es libre y, por eso, los cubanos arrancan cuando pueden. Es un régimen dictatorial que tiene sumida a su población en una crisis de hambre, pobreza y miseria. Una isla donde florece la corrupción y escasea la libertad de expresión; un régimen autoritario donde no hay oposición y donde las elecciones son funcionales a la dinastía y la corte que la acompaña y protege.

Como bien lo sabe el Presidente Boric, del amor al odio hay un solo paso; y de la democracia liberal al socialismo hay otro. Han pasado 14 meses desde que los chilenos evitamos saltar al vacío, rechazando la propuesta constitucional refundacional que nos proponía la izquierda radical. Hoy nos enredamos en un debate sobre los detalles de una propuesta que no solo sigue la tradición constitucional chilena, sino que busca resolver los nudos críticos de una democracia que hace poco estuvo a punto de estallar. Una mejor propuesta que busca resolver urgencias y cerrar por fin el agotado debate constitucional.

Mientras tanto, en Chile aumenta la corrupción del Estado y los funcionarios de turno; se normalizan los ataques a la prensa libre y a la libertad de expresión; se justifican los indultos a delincuentes y terroristas; y el crimen organizado y el narcotráfico avanzan sin control. El triunfo del Rechazo en septiembre pasado va quedando en el olvido y las fuerzas revolucionarias se articulan en silencio para volver, en el momento menos pensado, a reponer su fallida revolución.

Los comunistas no están derrotados en Chile, sino que esperan pacientemente una nueva oportunidad. Nunca han renunciado a instalar el modelo socialista que gobierna Cuba y Venezuela y lo seguirán intentando, porque para ellos no es un modelo fracasado, sino un verdadero paraíso terrenal.

¿Y tú que harás? ¿Seguirás creyendo que en diciembre no se juega nada y que la izquierda no lo va a volver a intentar? Piénsalo.

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