Columna de Francisca Jünemann: “Las Irène Némirovsky”

Irène Némirovsky, autora de La suite francesa. Fotografía del archivo de su hija, Denise Epstein
Irène Némirovsky, autora de La suite francesa. Fotografía del archivo de su hija, Denise Epstein

"La falta de información en la toma de decisiones siempre me ha generado inquietud, pero al conocer estos casos, me pregunto si no es mejor omitir la que nos lleva a decisiones equivocadas.¿Qué hubiese sido de la carrera literaria de Irène Némirovsky si se hubiese presentado antes el editor francés, tal cuál, como mujer? ¿Cuánta literatura excepcional se hubiese dejado escribir o publicar?"



En el prólogo de Suite Francesa, Myriam Anissimov nos cuenta que “En 1929, Bernard Grasset recibió por correo un manuscrito titulado David Golder. Entusiasmado tras su lectura, de inmediato decidió publicarlo, pero el autor, tal vez temiendo un fracaso, no había incluido ni su nombre ni su dirección, tan sólo un apartado de correos. Así pues, Grasset publicó un breve anuncio en los periódicos invitando al misterioso escritor a que se diera a conocer.

Cuando pocos días después Irène Némirovsky se presentó ante él, al editor le costó creer que aquella joven de aspecto alegre y llano que residía en Francia desde hacía solo diez años, fuera la autora de aquel libro brillante, cruel, audaz, y que, sobre todo, traslucía un perfecto dominio narrativo. Era la clase de obra que un escritor logra en su madurez. Admirándola ya, pero aún dudoso, la interrogó largo rato para asegurarse de que no se tratara del testaferro de un escritor que deseaba permanecer en la sombra”.

Pienso que, tal vez, esta mujer, una de las grandes de la literatura universal, fue pionera en el currículum ciego, consciente de los sesgos inconscientes a los que se exponía.

Esta semana realizamos el primer Diálogo RedActiva en la Tercera TV transmitido por pulso.cl de este año, espacio en que las y los líderes de las empresas de esta comunidad comprometidas en trabajar la igualdad de género, la diversidad y la inclusión, conversan sobre casos que han desarrollado, siendo el de esta primera conversación los procesos de selección sin sesgos.

En él, Jacqueline Balbontín nos contó como Scotiabank implementó -para aumentar la participación de mujeres en cargos de alta responsabilidad- los paneles mixtos de entrevistas para puestos ejecutivos, compuestos por hombres y mujeres y con una pauta de entrevistas idéntica para que todas las personas reciban el mismo trato por parte del panel, tanto en tiempo, forma y foco de las preguntas. Esta política que intenta disminuir los riesgos de sesgos, ha logrado aumentar significativamente la presencia de mujeres en altos cargos.

Georgeanne Barceló, nos explicó el Programa Relevos de Minera Antucoya de Antofagasta Minerals, que permite a mujeres y hombres de María Elena trabajar en horario parcial, rompiendo con la inercia de los turnos de minería de semana corrida que tanto aleja a las personas de sus hogares e inhibe el ingreso de mujeres. Esta iniciativa se fortalece al tener, las y los aprendices, un completo calendario teórico y práctico en simulador y en los equipos mineros, abriéndose una posibilidad de ingresar a Minera Antucoya al final del proceso formativo.

Y Caroline Vender junto a su equipo, implementó en Sigdo Koppers una modalidad osada de currículum ciego para un programa de entrenamiento, donde se debe omitir el género y otros antecedentes, como la universidad, lo que llevó a aumentar desde cero a 60% las mujeres seleccionadas en un rubro tan masculinizado como la construcción.

La falta de información en la toma de decisiones siempre me ha generado inquietud, pero al conocer estos casos, me pregunto si no es mejor omitir la que nos lleva a decisiones equivocadas.

¿Qué hubiese sido de la carrera literaria de Irène Némirovsky si se hubiese presentado antes el editor francés, tal cuál, como mujer? ¿Cuánta literatura excepcional se hubiese dejado escribir o publicar? ¿Cuánta literatura posterior hubiese sido más pobre al no tener su influencia?

¿Cuántas Irène Némirovsky han quedado y seguirán quedando invisibles en el camino?

* La autora es presidenta ejecutiva ChileMujeres.

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