Columna de Juan Carvajal: Sentido común



¿Hacia dónde vamos?, ¿qué se busca?, ¿qué contexto es más propicio para el despegue económico?, ¿cómo se logra mayor estabilidad política y económica?, son, entre otras, preguntas que deberían incitar a la meditación profunda de la elite política y empresarial del país, ya que nada de lo que está ocurriendo se va a resolver por obra y gracia de alguno de los “compartimentos estancos” de la política chilena, ni tampoco por el triunfo impositivo de un sector sobre otro.

Que el 4 de septiembre del 2022 hubo un rotundo triunfo de la actual oposición, con el Rechazo a la propuesta de nueva Constitución, es tan claro y contundente como que el Apruebo ganó abrumadoramente en octubre del 2020 con el 78% por ciento de los votos. La historia demostró que la soberbia de los ganadores de entonces condujo a una conducta sectaria, a la búsqueda de propuestas absolutistas y a la negación de la diversidad como punto de partida para la integración social y política. Resultado: quien quiso arrasar aplastando a la minoría fue demoledoramente repudiado en las urnas.

Hay quienes -desde Chile Vamos- han querido ver la resolución del TC en correspondencia a una Acusación Constitucional en contra del Presidente de la República “sin necesidad de comisión investigadora”, algunos que llamaban a la actual presidenta del TC a abstenerse de votar por su relación con el oficialismo (como si no se supiera que todos los miembros del TC tienen posturas políticas) y otros que explotaban nuevamente contradicciones de voceros oficialistas sobre el tema. ¿Los actuales vencedores se estarán cuidando de no cometer el mismo error de los vencedores del 2020?

Lo que está claro es que el Presidente hizo uso de una potestad que le confiere su investidura y que, a todas luces, el indulto fue un error por el momento político en que se hizo y el historial de algunos de los favorecidos. Igualmente es comprensible que la oposición ejerza su rol y trate de sacar el máximo provecho en términos políticos y electorales. Pero eso la derecha ya lo logró, ganándose un punto en la batalla política con importantes consecuencias negativas para el bloque gobernante.

La gran pregunta es si la soberbia -ahora de los nuevos vencedores- conduce las cosas nuevamente al estado de lo que vivimos con el estallido social o si el silencioso juicio electoral termina dando una nueva sorpresa en cualquier momento. A lo menos, eso muestra el contraste entre el reciente rechazo de la Cámara a la idea de legislar la Reforma Tributaria v/s el consistente apoyo ciudadano de un 82% que está de acuerdo con que Chile necesita una nueva reforma tributaria, como muestra la encuesta Cadem.

No se necesita mucha inteligencia para concluir que lo que hoy se necesita es más unidad, más convergencia y más acuerdos para resolver integralmente muchos de los problemas que afectan a la ciudadanía. Es el momento de que el mal llamado más común de los sentidos, el sentido común, se imponga a la pasión y al desenfreno que producen los triunfos coyunturales.

Por Juan Carvajal, periodista y ex director de la Secom

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