Columna de Ricardo Abuauad: Problemas comunes, soluciones comunes

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FOTO: LEONARDO RUBILAR CHANDIA/AGENCIAUNO


Agobiados por la crisis de nuestras ciudades, se nos olvida que no estamos solos. Hay problemas comunes, soluciones que funcionan, no hay por qué inventar la rueda cada vez.

Se acaba de publicar el Informe Mundial de las Ciudades 2022 de ONU Hábitat. ¿Qué aprender de sus casi 400 páginas? Que, si la migración a gran escala desde ciudades a pueblos pequeños en la primera fase de la pandemia fue importante, mucha de esa población está volviendo, y eso -que abre oportunidades- ha provocado también nuevas crisis. Se espera que la población urbana, 56% del total hoy, llegue al 68% el 2050: pensar la ciudad seguirá siendo el gran desafío.

El informe parte por reconocer que “el estatus previo a 2020 fue, en muchos sentidos, un modelo insostenible de desarrollo urbano”, y que retornar a este “Bad Old Deal” nos devolverá a la dependencia de la energía fósil, a la exclusión de los pobres, la escasa planificación, y otros viejos hábitos. Y que hoy, a esos problemas ya conocidos, se le suman los nuevos peligros: aumento repentino de la inflación, interrupción de la cadena de suministros, efectos devastadores del cambio climático y de violencia, aumento de la motorización, y una gravísima pandemia de salud mental. Un reciente informe de Forbes muestra el alza estratosférica de valores de renta en varias ciudades del mundo, de hasta 10% en 6 meses. ¿Le parecen conocidos estos asuntos?

Un “New Urban Deal”, según el reporte, debería tener en cuenta, además de la vivienda, cobertura sanitaria y servicios básicos, algunos de los recientes paradigmas como el de la “Ciudad de los 15 minutos”. Algunas recomendaciones: manejar la densidad urbana y volver a mirar las ciudades compactas, más resilientes que otras; considerar una proporción creciente de adultos mayores; reflexionar sobre el rol de las ciudades intermedias; promover una indispensable extensión de la infraestructura.

El texto identifica tres escenarios posibles para el futuro de las ciudades: el de daño mayor, el pesimista, y el optimista. Y que, de todos los peligros que podrían conducirnos al primero, el del cambio climático es probablemente el más grave. Se lee una indudable urgencia, y se asevera que “el mundo está perdiendo la oportunidad de usar el contexto post pandémico como un momento catalítico para facilitar inversiones”.

¿Y Chile? No hay que olvidar el Sustainable Development Report, que mide año a año nuestros avances comparados en los Objetivos de Desarrollo Sustentable. Para 2022, Chile muestra pasos importantes, pero metas aún por mejorar en la proporción de ingreso pagado en costos del hogar, emisión de combustibles fósiles, y muchos otros indicadores. Conviene monitorear el avance de estos datos, que nos dan una perspectiva más ponderada de los pendientes.

No estamos solos en estas las batallas. Estos documentos permiten comprender iniciativas que están funcionando: el texto abunda en ellas. Ni somos los únicos, ni tenemos por qué resolver todo desde cero.

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