Columna de Sara Larraín: Pongamos todas las cartas sobre la mesa

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El proceso de diálogo para acelerar el Plan de Descarbonización, anunciado por el Ministerio de Energía, es una buena noticia para Chile. Esta instancia permitirá sincerar que el lento cronograma de descarbonización, acordado entre las generadoras fósiles y el pasado gobierno para el retiro de ocho centrales a carbón al 2025 y las otras 20 al año 2040, ha sido ampliamente superado por la realidad. Ocho centrales ya fueron cerradas a diciembre de 2022 y otras 12 tienen compromiso de cierre o reconversión a diciembre de 2025. A esa fecha solo quedarán sin compromiso de retiro ocho carboneras de las empresas Colbún (1), AES (2) y Capital Advisors (5), que podrían operar hasta 2040.

El ministro de Energía Diego Pardow ha planteado que el objetivo de este diálogo es adelantar al 2030 el retiro de todas las centrales a carbón. Esto hace sentido porque en junio del próximo año se cumplen cinco años del acuerdo de descarbonización y el cronograma debe ser revisado. Además, es perfectamente posible, pues solo quedará un saldo minoritario de ocho centrales a carbón y estarán en tramitación o implementación la ley de transición energética, la ley de promoción de energías renovables y la ley de almacenamiento, además de la licitación de capacidad de almacenamiento.

En Chile Sustentable hemos monitoreado los desafíos y avances del plan de descarbonización y constatamos que, a la fecha, solo una de las cinco empresas propietarias de carboneras, ENEL, ha abandonado completamente el uso del carbón, incluida la central Bocamina 2 que tenía menos de 10 años de funcionamiento. Esta decisión demuestra que es posible terminar con el carbón. Engie hará lo propio en 2025 y AES debe formalizar legalmente su comunicación a la Comisión Nacional de Energía (CNE) para sincerar el retiro en 2025 de Campiche, Nueva Ventanas y Angamos 1 y 2 (hasta hoy solo informó a la Comisión de Mercado Financiero).

El proceso de diálogo debería formalizar una fecha de retiro o reconversión de las ocho carboneras sin compromiso de cierre: cinco unidades de Guacolda, propiedad de Capital Advisors en Huasco; Cochrane 1 y 2, de AES en Mejillones, y Santa María de Colbún en Coronel. Si queremos actualizar el Plan de Descarbonización, es fundamental que estas empresas pongan todas sus cartas sobre la mesa e informen si están trabajando para viabilizar el retiro de estas unidades al 2030, en concordancia con las aspiraciones de la ciudadanía, del gobierno y de los compromisos climáticos; o de lo contrario transparenten los obstáculos, motivaciones o intereses comerciales para mantener el statu quo.

Para adelantar el cierre de las centrales a carbón al año 2030, se requiere un compromiso serio de parte de AES, Colbún y Capital Advisors. Por su parte, la autoridad debe velar por la efectiva habilitación de la infraestructura y regulación eléctrica que permita concretar el retiro del carbón de nuestra matriz eléctrica y con ello cumplir con los compromisos climáticos y el fin de las zonas de sacrificio.

Por Sara Larraín, directora de Chile Sustentable

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