Columna de Sylvia Eyzaguirre: Inmigración y educación



El rápido crecimiento de la inmigración puede generar conflictos sociales. Los resultados de la última encuesta CEP (2023) son un llamado de alerta, pues revelan un deterioro importante en las percepciones de los chilenos respecto de los inmigrantes. Actualmente, el 69% de los chilenos considera que los inmigrantes elevan los índices de criminalidad, mientras que en 2003 solo el 35% lo consideraba. Cuando se pregunta por algunas de las características de los inmigrantes que han llegado en los últimos cinco años al país, solo el 15% de los encuestados considera que la mayoría de los inmigrantes cumple la ley, frente al 51% que considera que menos de la mitad o casi ninguno la cumple; y el 20% considera que la mayoría son honestos, frente al 38% que considera que menos de la mitad o casi ninguno lo es. Este deterioro de las percepciones es más agudo en el norte del país, donde se concentra la población inmigrante.

La matrícula inmigrante creció 10 veces entre 2006 y 2022. Las tres regiones con mayor porcentaje de matrícula escolar inmigrante son Tarapacá (17%), Antofagasta (16%) y Arica y Parinacota (12%). ¿Qué ha pasado en el norte de Chile con este aumento exponencial de niños y jóvenes inmigrantes? Los escolares inmigrantes se distribuyen en el sistema escolar de forma distinta a los niños y jóvenes chilenos. En primer lugar, los escolares extranjeros están altamente concentrados, el 50% se concentra en 64 establecimientos, que corresponden al 12,6% de los colegios del norte de Chile. Mientras la mayoría de los escolares chilenos (55%) en el norte estudia en colegios particulares subvencionados, el 69% de los inmigrantes estudia en escuelas y liceos públicos. Asimismo, los escolares inmigrantes, en promedio, estudian en colegios con mayor concentración de alumnos vulnerables y con resultados significativamente más bajos en las pruebas Simce que el promedio de los colegios donde estudian los chilenos. Si analizamos su rendimiento académico, observamos que los escolares chilenos tienen, en promedio, una tasa de asistencia considerablemente mayor que la de los escolares inmigrantes, promedios de notas más altos y mejores resultados en las pruebas Simce. Ahora bien, resulta injusto comparar a los escolares inmigrantes con el promedio de los escolares chilenos, toda vez que son poblaciones con características diferentes. Si comparamos a los estudiantes extranjeros con sus compañeros de curso chilenos, advertimos que las brechas en asistencia, notas y resultados Simce se reducen de forma importante. Con todo, persiste una pequeña diferencia en beneficio de sus compañeros chilenos, la que ha ido en aumento en los últimos años. Esta brecha en beneficio de los pares chilenos, ¿se da en todos los colegios? No, por el contrario, observamos que en el 57% de los establecimientos escolares con matrícula inmigrante les va mejor a los escolares extranjeros que a sus pares chilenos. ¿Cómo es esto posible? Resulta que estos colegios tienen baja matrícula inmigrante; en los colegios con mayor concentración de matrícula inmigrante los alumnos extranjeros obtienen peores resultados que sus compañeros chilenos. Este fenómeno exige mayor estudio, pues si hubiese un efecto causal se debería intervenir con políticas que apunten a disminuir la concentración.

Con Isaí Guzmán realizamos un estudio (www.cepchile.cl) que explora si una mayor concentración de inmigrantes afecta el rendimiento académico de los compañeros de curso chilenos. Nuestro estudio no encontró un efecto estadísticamente significativo, lo que sin duda es una buena noticia. Esta noticia contrasta con los conflictos que hemos presenciado en el norte producto de la escasez de vacantes. De ahí la importancia de monitorear acuciosamente este fenómeno en el tiempo, ello permitirá derribar los prejuicios que surjan, así como abordar oportunamente los desafíos que nos plantea la inmigración.

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