Opinión

Columna de Tomás Flores: Codelco, el gigante herido

IVAN ALVARADO

Entre 1970 y 1990 la producción de Codelco creció en 121%, llegando a un total de 1,2 millones de toneladas. Dos décadas después, en 2010, la producción se elevó en 41%, para alcanzar 1,7 millones de toneladas, lo que se mantuvo durante parte de la última década, para iniciar el descenso a partir de 2017, registrándose una caída entre dicho año y la proyección para 2023 de 24%.

Para enfrentar esta tendencia de extinción se han invertido sustanciales recursos en proyectos estructurales que exhiben actualmente atrasos relevantes y así las cifras siguen empeorando. El costo directo (C1) llegó a US$ 2,35 por libra en la primera mitad del año, siendo esa cifra 41% mayor que en igual periodo del año pasado y, de hecho, el costo equivalente de las 10 empresas más grandes del mundo bordea los US$ 1,6 por libra. Esta caída de producción y aumento de costos ha generado un endeudamiento creciente y si se observa el pasivo total de la empresa se llega una cifra de US$34 mil millones, lo que es tres veces el patrimonio contable, lo que supera de manera significativa lo observado a nivel mundial en esta industria. Por ejemplo, en el caso de BHP Group, dicha razón, al 30 de junio 2023, es de 1,09, mientras que para Rio Tinto es de 0,8 y en Anglo American llega a 1,01.

En este sombrío contexto, Codelco anunció la compra, por US$244 millones, de Lithium Power International (LPI) que es una empresa australiana con una inversión en Chile, Minera Salar Blanco, en el Salar de Maricunga y dos proyectos en Australia. Algunos analistas ven en esta decisión un intento para debilitar la capacidad negociadora de Soquimich, cuyo contrato vence en 2030, y lo asocian a la caída del valor de la acción de SQM, aunque ello probablemente responde a las nuevas proyecciones de precio del litio, realizadas por BofA, en torno a US$ 14.500 la tonelada.

En el comunicado de Codelco se señala que “La cuprífera aprovechará su experiencia en minería y su solidez financiera para maximizar el valor del proyecto”. Pues bien, sin duda Codelco tiene conocimiento de cobre, pero, aunque tiene un Contrato Especial de Operación de Litio (CEOL) en el Salar de Maricunga desde marzo de 2018, no ha mostrado avances significativos en dicha inversión, lo cual indicaría que explotar litio es algo muy diferente al cobre, por lo cual no existiría ninguna economía de ámbito para Codelco. La afirmación sobre la solidez financiera de Codelco no requiere mayor análisis y es particularmente complejo ya que hasta el momento, LPI había invertido US$ 70 millones y necesita agregar US$ 626 millones para iniciar operaciones y ahora, en virtud de la compra, será Codelco quien deberá financiar esa inversión.

Por último, China realizó hace pocas semanas el descubrimiento, en Mongolia, de un gran yacimiento de tierras raras, donde es muy abundante el niobio, que, en combinación con el grafeno, permiten construir una batería para un auto eléctrico que dura 10 veces más que una de litio, y que sólo necesita menos de 10 minutos en cargarse. Esto es una muestra más de la carrera tecnológica que se esta desarrollando para desplazar al litio, por lo cual Chile y, Codelco en particular, están llegando tarde a este mercado. Así, la adquisición de LPI no genera un aumento de valor de Codelco y de hecho, creo que el que sí hizo un buen negocio fue la compañía australiana al salirse de un mercado que ya va en declive.

Por Tomás Flores, economista LyD y académico UBO

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