Opinión

¿Dónde está el Ministerio del Interior?

¿Dónde está el Ministerio del Interior? DEDVI MISSENE Dedvi Missene

Chile ha tenido, desde Diego Portales, una tradición presidencialista que radica en el primer mandatario la conducción del gobierno. No obstante, a partir de la administración de Manuel Montt y su ministro Antonio Varas pasó a cobrar importancia la figura del ministro del Interior, especialmente en la relación del gobierno con autoridades provinciales. Con diferencias en distintos gobiernos, mientras el Presidente de la República ejercía las labores de jefe de Estado, el ministro del Interior podía actuar como una suerte de jefe de gobierno.

El ministro de Hacienda también ha tenido un rol relevante en los asuntos de gobierno. Manuel Rengifo dirigió esa cartera con cuatro presidentes y fue el modelo que varios de sus sucesores siguieron.

En tiempos más recientes, en los gobiernos de la Concertación se hizo habitual que el ministro del Interior y el ministro de Hacienda fueran los dos soportes principales del Presidente. Una relación fluida entre ellos garantizaba coherencia en la conducción de la administración pública.

El gobierno de Gabriel Boric ha sido más errático. Si bien el Presidente podía aparecer ausente durante algunos períodos, la impresión que dejaba es que no soltaba el bastón de mando, especialmente en los nombramientos en el gobierno, cuestión en las que el círculo de mayores vínculos personales con él ejercía alta influencia. Lo otro que ocurrió es que la crisis de la seguridad pública hizo que la ministra del Interior y Seguridad Pública crecientemente dedicara su tiempo a ello. La ministra Tohá no escondía su ansiedad para que la creación del Ministerio de Seguridad Pública la liberara de esa tarea y dándole un rol más político.

Pero finalmente cuando ello ocurrió y Carolina Tohá partió a su fallida incursión en la carrera presidencial, el ministro Álvaro Elizalde -su sucesor en Interior- parece haber desaparecido de escena. El ministerio de Seguridad Pública se ha llevado la mayor atención de los medios de prensa, sin que hasta ahora quede claro cuál es su real intervención en la política contra la criminalidad. Muchas de sus autoridades son dirigentes políticos con altos sueldos y baja experiencia.

Elizalde se ha limitado a intervenir en la tramitación de proyectos de ley, varios con propósito electoral e incluso intentando alterar el padrón en vísperas de la elección. De paso ha quedado en evidencia la inutilidad de tener un Ministerio del Interior y además Segpres y Segegob. Los tres podrían ser uno solo, donde Interior recupere su prestancia. Conspira contra ello la obsecuencia que Elizalde ha mostrado frente al círculo de amigos del Presidente provenientes del Frente Amplio y frente a comunistas que ocupan bien sus espacios de poder. Más que nunca, el alma socialdemócrata del gobierno es un alma en pena.

Por Luis Larraín, presidente del Consejo Asesor Libertad y Desarrollo

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