SEÑOR DIRECTOR:

La educación STEM (Ciencias, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas, por sus sigles en inglés), desde la primera infancia, resulta fundamental para colaborar a resolver los desafíos que enfrentamos como sociedad. No solo brinda a nuestros estudiantes las habilidades necesarias en un entorno altamente tecnológico, sino que también promueve el pensamiento crítico que es fundamental para el desarrollo, la investigación e innovación. En este ámbito, la incorporación de un mayor número de mujeres a STEM es un desafío clave para una formación y crecimiento integral.

Desde la academia nos interesa impulsar soluciones para problemas reales, ya sean globales, regionales o territoriales, tarea en la que la enseñanza STEM resulta clave en la formación de niños/as y jóvenes, para proyectar ciudadanos que en su desarrollo futuro sean críticos, autónomos y creativos. En Chile y Latinoamérica tenemos el desafío de disminuir las brechas de aprendizaje, para lo cual se hace imprescindible unir capacidades y trabajar de manera conjunta.

Desde hace años que venimos formado una red universitaria en el entorno latinoamericano -con el apoyo de la Fundación Siemens Stitfung-, instancia en la que participan diferentes actores de la sociedad y que ofrece una valiosa oportunidad de trabajo descentralizado. La co-construcción, el trabajo activo con los docentes y la colaboración a partir de un trabajo intersectorial es lo que nos ha permitido avanzar y obtener logros en la transformación educacional que necesitamos.

Requerimos una educación que se haga cargo del desarrollo de habilidades que permitan hacer frente a las problemáticas de presente y futuro. Esta transformación la podemos llevar adelante con un trabajo colaborativo y en red, en el que participen todos los sectores de la sociedad. Esta red es un espacio propicio para apoyar la innovación desde la academia y proyectar así en conjunto una vía de transformación social.

Ignacio Sánchez D.

Rector, Pontificia Universidad Católica de Chile