El sueño de la razón produce monstruos

El Palacio de La Moneda
Foto: Cristóbal Escobar / Agencia Uno.


Por Óscar Guillermo Garretón, economista

Concuerdo con esa mayoría que cree que Chile va por mal camino. La elite gobernante está mostrando serias limitaciones para dar una conducción coherente al país. Los golpes de timón y las disculpas se han transformado en constante, adobados además por la pretensión confesa de creerse minoría política virtuosa, superior al resto. La consecuencia ha sido un crecimiento vertiginoso de la desaprobación tanto al gobierno como a la Convención Constitucional que hace demasiado poco tiempo concitaban esperanzas muy mayoritarias. Agreguemos que nuestra economía se ha debilitado alarmantemente, justo cuando el escenario económico internacional se torna más tormentoso y se comprometen “derechos sociales” inabordables en tiempos compatibles con las expectativas desatadas por el rosario de elecciones recientes.

Ahora se nos viene el plebiscito. Sabemos que no dará un orden institucional aceptable para una mayoría sustancial del país. La realidad indica que es más probable un triunfo del Rechazo, pero incluso si el Apruebo diera la sorpresa, esa misma noche tendremos no solo un país sin nueva Constitución, sino dividido. Ante ese escenario previsible por cualquiera, nuevamente, con inexplicable ceguera, el heterogéneo calidoscopio político de las fuerzas del Apruebo han cometido un grave error. Han apostado todo a un proceso constitucional que…durará menos que el gobierno. Sueñan con 40 años de Constitución, mientras hasta una mayoría que vota Apruebo, se propone “reformarla” de inmediato. La verdad es que el gobierno no solo durará más que el indefendible texto constitucional, sino que tiene por delante tres años de gobernabilidad difícil, donde el Presidente deberá encabezar además el proceso constituyente que se iniciará post plebiscito. Pero en la desesperación de evitar la derrota de algo que durará nada, sus propios partidarios están empujando al Presidente a dejar de serlo “de todos los chilenos”, para convertirlo en cabeza de la mitad de un Chile polarizado. Hipotecan así su fuerza política como gobernantes y sacrifican la figura presidencial, en aras de algo que la inmensa mayoría no quiere que dure. Es una sinrazón.

Para arribar después del plebiscito a un proceso constitucional digno de ese nombre y para forjar acuerdos que permitan construir una economía dinámica, distinta a la famélica que las inercias proyectan, para hacer viable un Estado Social de Derechos, necesitaremos apuntalar entre todos a Chile; y para ello, es muy importante saber que contamos con un Presidente de todos.

Una confesión final. Cuando reflexioné sobre lo que en estas líneas les comparto, concluí que esa elite de minoría pretenciosa de virtudes mesiánicas, necesita el Rechazo para salir de los sueños que la están demoliendo. Como dice Goya en uno de sus aguafuertes más famosos: “El sueño de la razón produce monstruos”.

Comenta

Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.