Importante señal política desde el Senado

La aprobación en la Cámara Alta de la reforma que reduce los actuales quórums de reforma constitucional a 4/7 allana el camino para seguir con el proceso constituyente en el caso de que triunfe el Rechazo.



Amplio respaldo -con apenas dos votos en contra- encontró en la sala del Senado el proyecto de reforma constitucional -presentado por los senadores DC Ximena Rincón, Matías Walker e Iván Flores, además del independiente-PPD Pedro Araya- para disminuir y unificar los quórums de reforma de la actual Constitución a 4/7. De esta forma, se busca terminar con los quórums “supramayoritarios” de la actual Carta -2/3 y 3/5-, a los cuales sectores sobre todo de izquierda han responsabilizado como verdaderos “cerrojos” que han impedido llevar adelante una serie de reformas constitucionales.

El paso que se ha dado en el Senado -ahora resta que la Cámara refrende el proyecto- reviste importantes implicancias políticas, especialmente de cara al proceso constituyente que vive el país, pues las fuerzas del oficialismo parecen haberse allanado a la posibilidad de que el Rechazo pueda terminar imponiéndose, alternativa que a estas alturas no podría descartarse. De esta forma, la actual Constitución -que quedaría vigente si la propuesta de la Convención es rechazada- presentaría menos barreras para que el proceso constituyente pueda continuar, ya sea por la vía de introducir reformas estructurales, o facilitar los acuerdos en caso de que se decida convocar a un nuevo proceso para elaborar una nueva Carta.

La aprobación de esta reforma no se vio sencilla, en particular porque encontraba fuertes resistencias en el oficialismo, considerando que varios sectores veían en ella un camino que solo favorecería a la opción Rechazo, además de provenir de la DC, parte de cuyos impulsores están por el Rechazo. El propio gobierno había tomado distancia de este proyecto, e incluso el Presidente de la República tuvo fuertes reparos cuando esta se presentó.

Pero con el paso de las semanas el Mandatario fue cambiando de parecer, asumiendo que no era posible seguir soslayando que el Rechazo ha tomado hasta ahora la delantera. Fue en ese marco que la semana pasada el Jefe de Estado decidió entrar de lleno en la arena, señalando que en caso de que el Apruebo no triunfara el proceso constituyente seguiría de todas maneras, para lo cual el gobierno impulsaría una nueva Convención. Estas declaraciones, si bien fueron objeto de críticas toda vez que los resortes para decidir los mecanismos de reforma dependen del Congreso, dejaron sin piso la tesis de que el Rechazo es sinónimo de seguir anclado a la actual Constitución, sobre todo si la voluntad general -también del gobierno- es que el proceso constituyente continúe aun si gana el Rechazo. Ello motivó que varios senadores oficialistas -incluido el PC y el FA- se allanaran a votar favorablemente.

Para la derecha política -todos sus senadores votaron a favor, salvo el Partido Republicano que se abstuvo- se abre también un escenario desafiante, pues así como es valorable que sus parlamentarios hayan dado una señal clara de su voluntad de hacer reformas constitucionales -los partidos de centroderecha también favorecían la rebaja a los 4/7-, deberán demostrar con propuestas concretas su voluntad de avanzar en cambios.

Más allá de si esta reforma favorece o no al Rechazo, el Senado ha dado un paso ciertamente importante, pues si esta reforma logra ser despachada por el Congreso se descomprime en parte el escenario constitucional y da viabilidad para seguir con el proceso constituyente, sin que el país se vea atrapado en la lógica del “todo o nada”.

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