Por Cristina VioLa violencia sigue limitando los derechos de las mujeres

Basta revisar las noticias de las últimas semanas -o de cualquier semana, en realidad- para darse cuenta de que las mujeres siguen sin estar seguras.
Y eso que, a pesar de su magnitud, los medios a nivel global no reflejan adecuadamente el problema. Según el último reporte del Proyecto Global de Monitoreo de Medios (2025), que desde 1995 sigue sistemáticamente indicadores clave de género en los medios de comunicación, las distintas formas de violencia de género están presentes en menos del 2% de los artículos de noticias en todo el mundo.
La violencia contra las mujeres no discrimina por edad, ocupación, clase social ni territorio. Un claro ejemplo ocurrió hace unos días, cuando la Presidenta de México, Claudia Sheinbaum, fue acosada en la calle, recordándonos que, sin importar quién seas, sigues siendo vulnerable.
En Chile, los femicidios continúan, a pesar de todos los esfuerzos y medidas de prevención. Este año se han registrado 37 femicidios consumados, 259 frustrados y 56 tentados. La única cifra aceptable es 0.
A nivel global, el panorama tampoco es alentador: 1 de cada 8 mujeres entre 15 y 49 años ha sufrido violencia física o sexual por parte de una pareja en los últimos 12 meses (ONU, 2025), y 73% de las periodistas reporta haber sufrido violencia en redes sociales (UN-WOMEN, 2025).
El primer Estudio de Violencia Política Digital de Género (2025), coordinado por el Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género y ejecutado por la Universidad de Santiago, evidenció que el 69% de las candidatas encuestadas sufrió algún tipo de violencia en redes, el 82% modera lo que publica por miedo, y solo el 10% recibió apoyo de su partido.
Como consecuencia, muchas mujeres terminan replegándose o directamente excluyéndose de diversos espacios. Y quienes persisten enfrentan situaciones que no deberían. No podemos estar obligadas a tolerar lo inaceptable para ocupar los espacios que nos corresponden.
La violencia afecta la salud física y mental, reduce los ingresos y la participación laboral femenina -quienes han sido víctimas de violencia ganan hasta 60% menos que aquellas que no lo han sido (UN-WOMEN, 2025)- y perpetúa ciclos de pobreza y dependencia. Es una limitación estructural y una violación sistemática de los derechos de las mujeres.
Podemos seguir hablando de cifras, pero mientras esos datos no nos interpelen de verdad -en lo personal y en lo colectivo- no tendrán la fuerza suficiente para erradicar la violencia contra las mujeres. Mientras esta violencia siga siendo un lenguaje socialmente aceptado, no habrá verdadero avance. Y cada vez que toleramos discursos que la minimizan, la justifican o la invisibilizan, abrimos la puerta a más violencia.
En este periodo electoral, quienes buscan gobernar deben demostrar -en su conducta, en su discurso y en sus decisiones- que están libres de toda forma de violencia contra las mujeres. Lo contrario es retroceder.
Por Cristina Vio, directora ejecutiva de ComunidadMujer
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