SEÑOR DIRECTOR

No puedo parar de pensar en que las únicas verdaderas víctimas de lo ocurrido en el Puente de Pío Nono son el joven accidentado y mi hijo Sebastián. Son las únicas víctimas porque el destino hizo que se encontraran en ese triste accidente, pero son más víctimas por que muchos se han apresurado a asumir verdades mentirosas, sin ni siquiera esperar que se haga una investigación seria, como espero se haga en este caso.

Mi hijo es una excelente persona. Un joven lleno de amigos, de sueños y proyectos. Teniendo la posibilidad de elegir su futuro, decidió ingresar a Carabineros. Esa institución ha llenado su espíritu y le permite estar ahí, con la gente, ayudándola. Esa misma institución hoy lo deja fuera por razones administrativas sin que haya concluido un sumario previo.

Sebastián nunca podría haber pensado en causar un daño tan grave como el que se le imputa. Mi hijo no es un monstruo ni menos un asesino como lo han querido caricaturizar. Mi hijo es un joven chileno más, que entiende las demandas sociales y también quiere soluciones, pero tiene claro que no está bien cuando se ataca a Carabineros y se rompen los bienes públicos que nos sirven a todos.

Todo parece mal en el proceso en el que está envuelto Sebastián. Si para detenerlo se dice con certeza absoluta que mi hijo lo agarró al otro joven de los pies y lo tiró por la baranda, y la Defensoría de la Niñez anuncia querellas porque mi hijo lo empujó de manera intencional, da para preguntarse al menos si hay algo mal en el actuar de esa fiscalía y de esa defensoría. Es todo muy raro. Mi hijo es solo un carabinero, un joven orgulloso de serlo. Esto fue un accidente, a estas alturas y con las imágenes que se han ido revelando para muchos eso ya es una realidad. Un accidente que tristemente dejó a un niño muy herido y a otro marcado de por vida.

Michel Zamora Álvarez

Padre del carabinero Sebastián Zamora