Nueva oportunidad para el paciente, ya impaciente

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Sucursal de Fonasa en el centro de Santiago.


Llevamos años centrando el problema de salud en el sistema de Isapres, al cual 3,5 millones de personas han elegido libremente. Debemos preocuparnos de ellas, pero parece que nos olvidamos de las 14,5 millones que pertenecen a la salud pública y que sufren con la falta de gestión de los hospitales, a pesar de los permanentes aumentos en los presupuestos .

No podemos seguir engañándonos con los buenos profesionales e indicadores que tenemos respecto de países comparables, sino que debemos aspirar a una salud de mayor calidad.

Transcurrido ya un tiempo más que prudencial desde la creación de las Isapres y Fonasa, no se han podido implementar mejoras adecuadas a los tiempos, pues los parlamentarios no han podido ponerse de acuerdo. Estos proyectos nos presentan una gran oportunidad, ya que no solo corrigen los problemas en las Isapres, sino también potencian a Fonasa, complementado así los sistemas público y privado.

Los parlamentarios, a su vez, tendrán una nueva oportunidad de aprobar y mejorar ambos proyectos, pero no seguir postergándolos.

Las Isapres han cumplido con la ley y tienen una Superintendencia que las fiscaliza. Sin embargo, se encuentran frente a una judicialización exagerada, alzas de precios, no suficientemente explicadas y con gran variedad de planes que hacen difícil su comprensión y comparación, lo que hace peligrar su viabilidad. Hoy, que además se incorporaron nuevos accionistas con experiencia internacional en salud, se les presenta la gran oportunidad de ser mucho más proactivos para sus beneficiarios y mejorar su vinculación con la comunidad. La salud privada ha contribuido en forma muy importante al país y su desaparición solo traerá una salud pública de aun peor calidad.

La propuesta contribuye a una mayor transparencia, solidaridad y competencia, destacando la existencia de un plan universal, libre movilidad entre Isapres, con un fondo de compensación para afiliados, con enfermedades preexistentes y mayor solidaridad por sexo y edad. Además, propone la posibilidad de traslado de personas de Fonasa con enfermedades preexistentes, a través del ingenioso Plan Nuevo Asegurado. Se estima que podrían moverse paulatinamente alrededor de 400.000 personas, lo que implicaría unos $70.000 millones de diferencia entre cotizaciones y gasto en salud. Será importante para el sistema la creación de un Consejo Técnico en Salud, independiente y profesional.

No se saca nada corrigiendo los temas de Isapres sin reforzar a Fonasa y, a través de pocas pero importantes modificaciones en las modalidades de atención institucional o de libre elección, permitirá ofrecer más opciones a la clase media y la faculta a priorizar atenciones cuando no exista capacidad en la red pública. Echo de menos facultades para subcontratar coberturas catastróficas por cuenta de sus afiliados, pero seguramente se incluirá algo a través del programa de clase media protegida. Fonasa, a su vez, tiene una gran oportunidad y desafío, ya que, a través de la libre elección, ofrece hoy una buena cobertura en consultas y exámenes, pero pobre en hospitalizaciones, las que mejoradas se van a constituir en una buena opción para las personas, pudiendo retener y captar beneficiarios, lo que no ha sido considerado en las estimaciones de cálculos anteriores.

Después de años de postergaciones se termina con la vergonzosa diferencia de género entre cónyuges, en relación con la posibilidad de ser carga uno del otro. Las clínicas podrán ofrecer paquetes cerrados de planes más fáciles de comparar, como lo es el propuesto plan universal tanto a entidades privadas como públicas.

Esperamos que se trabaje con altura de miras, pues al enfermo no le importa de dónde venga la salud, sino que llegue y no seguir esperando.

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