Opinión

Nuevo comienzo

Dragomir Yankovic/Aton Chile DRAGOMIR YANKOVIC/ATON CHILE

Las elecciones en Bolivia marcan el fin de una era. Casi dos décadas de dominio absoluto del Movimiento al Socialismo (MAS), primero con Evo Morales y luego con Luis Arce. Ambos hoy enemigos irreconciliables y parte de un proceso que demostró que llegar en nombre del pueblo no significaba dejar de lado las rencillas palaciegas, la corrupción rampante, y sobre todo, olvidarse de esos mismos electores que les dieron la espalda en la primera vuelta electoral. Los bolivianos están cansados de los discursos ultraideologizados, hartos de que sean vinculados con regímenes como los de Irán o Venezuela. Peor aún, cansados de la pobreza y la ausencia de bienes básicos.

El MAS deja el país en un alto grado de aislamiento de la comunidad internacional y bajo una sospecha permanente de que China se está apropiando de los recursos naturales, particularmente litio, a un precio bajo e hipotecando el futuro del país. Este es un asunto crucial. Las potencias extranjeras, particularmente Teherán y Beijing tienen un alto nivel de presencia; sobre todo estos últimos tienen altos niveles de veto por la cantidad de negocios estratégicos en los que están dentro del territorio boliviano. Cuestión aparte son los grandes problemas derivados del narcotráfico y la droga en general.

La economía del país registra una pequeña mejoría en el último año, con un crecimiento esperado para el 2025 un poco sobre el 1%, aún en mera recuperación del período de la pandemia, donde fue uno de los países más afectados en crecimiento, inversión extranjera y reservas de divisas. En este último ítem, el acceso a ellas se complejiza en un escenario donde el Banco Central básicamente las drenó.

En ese contexto, la esperanza la representan dos candidatos de signo contrario al actual gobierno. Por un lado, está el candidato centroderechista de la Democracia Cristiana, Rodrigo Paz, y el conservador expresidente Jorge “Tuto” Quiroga. El primero ofrece un “capitalismo para todos” y muy pragmático. No quiere indagar demasiado en el pasado del MAS. Por su parte, Quiroga ha moderado el discurso desde buscar responsabilidades a todo lo ocurrido en los últimos 20 años (incluyendo muy graves denuncias contra Evo Morales). Cualquiera de los dos que gane tiene el desafío de recuperar niveles más altos de crecimiento, como asimismo reconectar la economía de su país con el resto de la región y reestablecer lazos con Occidente. Chile no ha sido un gran protagonista de esta elección, a diferencia de otras, pero hay una oportunidad importante para poder comenzar de nuevo un acercamiento, probablemente con el nuevo gobierno de nuestro país.

El MAS cierra de manera muy triste sus años a cargo de Bolivia. Prometieron grandes cambios sociales que nunca llegaron. Quizás este epílogo sea una posibilidad para mostrar que los populismos identitarios o los movimientos que proponen solución a todos los problemas de manera mágica no resultan. Triste final para un sector político que en su afán de cambiarlo todo, sólo atrasó más al país. Además, nunca terminaron de resolver sus problemas con Chile y se alejaron de buena parte de la región. Hoy los bolivianos pueden tener un nuevo comienzo.

Por Soledad Alvear, abogada

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