Nuevo gabinete: muestra de acertado pragmatismo

La amplia base que conforma el nuevo gabinete, y la valiosa señal que se envió al nominar a Mario Marcel en Hacienda, son reflejo de que Boric comprende la necesidad de asegurar la gobernabilidad y un camino gradual de reformas.



La nominación del gabinete que acompañará al presidente electo Gabriel Boric en su futuro mandato ha traído consigo una serie de simbolismos, reflejo del ciclo político que se inicia ahora que una nueva generación toma las riendas del poder. Desde luego, por primera vez en la historia las mujeres ocuparán más cargos ministeriales que los hombres, y es también un hito que se haya nominado a una ministra del Interior, cargo que recayó en Izkia Siches. La juventud del gabinete -con un promedio de edad de 49 años-, así como la variedad de profesiones y diversos orígenes regionales que caracterizan a este equipo, parecen sintonizar bien con el Chile de hoy, lo que se condice con la buena recepción que en general tuvo el equipo ministerial.

Pero desde luego la expectación que existía con el nuevo gabinete respondía sobre todo a que constituiría la primera señal que daría Boric respecto de la orientación que pretende dar a su gobierno, tanto en el plano económico -donde era evidente que las expectativas del mercado se habían deteriorado ante la incertidumbre generada por el advenimiento de una izquierda más dura-, como en la extensión y profundidad de las reformas estructurales que la coalición triunfante comprometió ante el país. Dicho de otro modo, sería la oportunidad para comprobar si en este diseño prevalecería el Boric de la “primera vuelta”, con un discurso más afín a la izquierda radical, o el de “segunda vuelta”, más dialogante y moderado, consciente de las limitaciones de Apruebo Dignidad. En líneas generales, Boric ha sorprendido favorablemente al revelar un diseño que parece poner el acento en la gradualidad y la responsabilidad en la forma de llevar a cabo los cambios, contribuyendo así a despejar -al menos en esta primera etapa- el clima de incertidumbre.

Si bien varios de los nombres escogidos ya se venían anticipando -no fue sorpresa que Giorgio Jackson (RD), Camila Vallejo (PC) y la propia Siches terminaran conformando el núcleo más estrecho de Boric, al asumir Segpres, Segegob e Interior, respectivamente-, en cambio fue inesperado que Mario Marcel, actual presidente del Banco Central, terminara siendo elegido como la carta para liderar el Ministerio de Hacienda, puesto que resultó difícil de llenar. El alto perfil técnico de Marcel, su riguroso apego a la institucionalidad y la confianza que logra transmitir a los mercados constituyen a todas luces un acierto, abrigando la esperanza de que mostrará responsabilidad en el manejo de las finanzas públicas -en especial cuando las pulsiones por mayor gasto cunden sin parar- así como las necesarias dosis de realismo para materializar el complejo programa de reformas.

Marcel fue un duro detractor de los retiros desde las AFP, y ha evitado aparecer como crítico del sistema de capitalización individual, así como de las propias AFP. En tanto timonel del instituto emisor, también ha sido consciente de los perniciosos efectos -en términos de tasas de interés e inflación- que provoca un gasto fiscal descontrolado, donde cabe suponer que en su gestión buscará mantener estos predicamentos. Para que su gestión tenga éxito, será fundamental que el nuevo Presidente le brinde el respaldo político necesario, porque de lo contrario el desgaste será inminente y la confianza de los mercados rápidamente se disipará. La tibia recepción que la dirigencia del PC dio al nombre de Marcel anticipa que su quehacer estará sujeto a presiones y cuestionamientos del propio Apruebo Dignidad, lo que tempranamente pondrá a prueba la fortaleza y convicciones del nuevo Mandatario.

También ha llamado positivamente la atención la muestra de realismo político que exhibió Boric, al convocar a ministros de diversos partidos de la centroizquierda, en particular al PS, con Defensa, Vivienda -allí estará un socialista histórico como Carlos Montes- y Hacienda, considerando la cercanía de Marcel con el PS, sin una preeminencia del PC, que ocupará tres ministerios. Es una jugada política hábil, porque Boric comprendió que Apruebo Dignidad, pese al triunfo presidencial, es minoría en el Congreso, lo que hacía necesario buscar una base mucho más amplia para asegurar la gobernabilidad, si bien llama la atención que el único partido importante de la centroizquierda que quedó fuera es la Democracia Cristiana, lo que abre la interrogante de si este partido seguirá en su postura de abierta colaboración con el nuevo gobierno, y de cómo se reconfigurará la ex Concertación en el futuro.

Esta muestra de pragmatismo que ha exhibido Boric es lo que finalmente se tradujo en la composición de este gabinete, marcando un fuerte contraste con lo que fue la experiencia del Presidente Sebastián Piñera, quien a pesar de que tampoco tenía mayoría en el Congreso optó en cambio por privilegiar a sus más cercanos, sin buscar ampliarse a otros sectores que le podrían haber ayudado a mantener la sustentabilidad de su gobierno.

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